CAPITULO 9

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Tarareaba una canción que por alguna razón no salía de mi mente, la misma que mis oídos no dejaban de escuchar casi siempre. Me vestí adecuadamente esta mañana, pues todos los domingos me visitaba mi tía, una mujer de la alta sociedad, muy perfeccionista, siempre con sus joyas finas y bolsos caros, sus cabellos grises siempre relucían y como no olvidar sus collares, eran tan extravagantes y brillantes; sus guantes siempre a la medida y sus labios ya un poco arrugados siempre bien pintados de un rojo color carmín .

Contaba cada mosaico del suelo uno blanco y el otro negro, los contaba para distraerme en lo que llegaba. Espere todo el día en aquella pequeña sala, eso me resultó sumamente extraño ella jamás me dejaba plantada, era tan puntual que la mujer se anticipaba unos minutos .

—¡Amelia no vendrá !  tal vez se olvido o algo le ocurrió — dijo Nana parada frente a mí

 — No , Nana ¡ella nunca falla ! —Nana me miro desconsideradamente y dijo con cariño

 —Amelia ven te preparare un chocolate—me dio su mano y me llevo hasta la cocina

—Nana —Le dije en un tono de tristeza

— No ha venido en tres Domingos y dices que cuando estuve en cama tampoco... ¿cierto?

—Si Amelia

—¿Qué le habrá sucedido ? 

—No lo se Amelia— Nana comenzó a batir el chocolate cuando me dijo —¿Y si le llamas ? 

—¿Llamarle ?

—Si ¿por que no ?—la mire un poco pensativa mientras aceptaba la taza de chocolate.

—Esta bien—subí a mi habitación por aquella tarjeta blanca con un numero escrito por un bolígrafo caro, mas bien su bolígrafo.

El teléfono se encontraba en la peor parte de la casa, la no reconstruida , mi tío solo reconstruyo la mitad de ella,  el dormía en la mitad no reconstruida yo la llamaba "La mitad oscura " pero ellos la llamaban el ala oeste. Esta era la parte de la casa que mas me asustaba, un lugar el cual no frecuentaba por sus oscuros y silenciosos pasillos.

 Camine  por la vieja madera de aquel oscuro pasillo, con pinturas de los que vivieron aquí hace tiempo, ahí se encontraba al final del pasillo el viejo teléfono, que casi nunca era usado, la verdad es que nadie lo hacia tal vez solo mi tío para hablar de asuntos de trabajo o utilizaba el de su oficina. Corrí hasta el, este era de color negro y era algo grande, levante la bocina y comencé a marcar el numero "tmn...tmn..tmn "

Las ventanas se encontraban abiertas y el aire empujaba las cortinas formando figuras en el aire, yo mordía mi labio por la desesperación de no tener respuesta alguna cuando entre todo ese silencio se escucho el ruido del celular este provenían de afuera ... del bosque. Con gran intriga volví a marcar el teléfono y preste mucha atención al sonido, mire por la venta el oscuro bosque y volví a escuchar el timbre de un celular.  Deje el teléfono en la mesa pero no colgué y comencé a corre hacia afuera. 

Al salir por la puerta entre el silbido del viento y los grillos nocturnos se escuchaba el timbre de su celular cada vez mas cerca —¿Tía ? —dije con cientos de dudas en mi cabeza.

 Seguí caminando por el denso bosque pero me detuve por unos segundos, el ruido estaba debajo de mi, me hinqué y puse mi oído en la tierra, comencé a escarbar con mis manos y vi una luz que parecía provenir de un aparato electrónico. Era un celular lo tome con miedo y conteste a mi llamada. Quede sin pulso al escuchar la respiración de alguien mas al teléfono, esta duro unos cuantos segundos y colgaron, mire a la ventana intentando ver quien se encontraba ahí y note una silueta, no podía ver muy bien gracias a la oscura noche que había llegado hace unas horas, pero pude sentir que me observaban.

Con los nervios de punta regrese mi mirada al pequeño hoyo que había hecho, seguí escarbando; la tierra volaba por los aires y ensuciaba mi vestido color crema, mis manos golpeaban la tierra con furia pero sentí algo que me heló el corazón. ¿Qué podía ser eso que había sentido? mire de nuevo al hoyo que había crecido, era una mano. Di un fuerte suspiro y pude sentir como mi garganta se comenzaba a cerrar por tal imagen, seguí escarbando y pude ver todo, era el cuerpo de mi tía Elizabeth. 

Con las manos y el vestido llenos de tierra corrí a la casa, abrí la puerta con un nerviosismo en las manos que no me permitían maniobrar de forma normal. Al entrar a la mansión mi respiración aumento, tenia miedo, miraba en todas direcciones y mi cabeza daba vueltas, ¿Qué era lo que contesto mi llamada ? ¿Dónde estaban todos ?

 Los segundos pasaban y no aguante mas comencé a gritar con tanto temor, todo me lastimaba, me sentía terriblemente mal, me encontraba en un episodio de shock

—¡Esta muerta! ¡ayúdenme ! —grite con desespero, me hinque en el suelo del recibidor, mientras me sujetaba la cabeza con tal fuerza que parecía que me quería sacar el cerebro, las lagrimas me brotaban y no podía respirar bien —¿¡Nana !?  por favor alguien — dije llorando descontroladamente. 

Me tire al suelo y me puse las manos en el rostro—Esta muerta — susurre con gran melancolía en aquella solitaria casa .

EL LADO OSCURO DE LA INOCENCIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora