Tocaba una melodía en el piano, estaba tan concentrada que a cada movimiento sentía la música correr dentro de mi, los movimientos de mis dedos eran tan veloces y el relajante sonido que producían al tocar una tecla era el paraíso para mis oídos .
— ¡Amelia ya ha llegado la enfermera!
Cuando Nana dijo eso deje de mover mis dedos in su facto, para después ponerme tensa entonces Nana apareció por detrás de mi y me toco el hombre diciendo —¿Has escuchado?
No conteste nada, ni siquiera la voltee a ver, entonces al ver que no reaccionaba ella me sujeto del brazo y me comenzó a jalar, me llevaba a la fuerza .
—No—grite con un miedo y un coraje en mi voz, entonces note la cara de Nana y dije de nuevo— No Nana ¡por favor!
— ¡Amelia anda ! —dijo intentando no ser grosera.
Me llevaron hasta ese pequeño cuarto azul que se localizaba en el primero piso de esta enorme casona. Procuraba evitarlo a toda costa puesto que me daba ansiedad al solo mirarlo, pero cada viernes a las seis con veinte llegaba la enfermera del diablo, la mujer que hacia retorcerme de dolor ante sus medicinas y su ampolletas. Entre Nana y la enfermera em sentaron una silla de cuero café al interior de aquel cuarto; comencé a gritar y forcejear cuando vi que la mujer de uniforme blanco sacaba una jeringa, al instante la introdujo en mi, el liquido entro, este era frio y produjo un terrible dolor, para después poner una ultima en el cuello.
Aquellas dosis hacían que me sintiera mal y que viera como mi alrededor se desvanecía y después regresaba, era algo tan extraño, y no solo eso si no que por el resto del día incluso la semana me sentía adormecida y cansada.
— ¡¡No !! — grite con todas mis pocas fuerzas pues sentía como si fuera a caer ahí mismo, me intentaba escapar pero me sujetaban de las muñecas y el pecho, la enfermera de ojos diabólicos y corazón de piedra me abrió la boca a la fuerza, me metió unas cuantas pastillas de colores y un poco de agua, las escupí así ensuciando el impecable uniforme de la enfermera y al instante me lanzo una mirada de asesina, pero Nana las volvió a introducir en mi boca .
— Listo —dijo la enfermera con la mandíbula tensa, por todo lo que siempre le hacia pasar, me quitaron la presión de las muñecas y el pecho. Velozmente aventé a las dos mujeres que se interponían en mi camino y salí corriendo de ahí, subí a mi habitación y le puse llave, me tire en el suelo y comencé a llorar, el efecto de las inyecciones comenzaba a disiparse, ahora solo me quedaba el simple dolor .
— Amelia — se escuchaba detrás de la puerta pero no contesté nada, tan solo miraba a la nada con la vista borrosa por las lagrimas —Soy yo tu tío ...Calvin, abre la puerta.
Pase saliva y grite — ¡Lárgate ! — entonces se escucho que la perilla se movía, de pronto la puerta estaba abierta
— ¿ Amelia ? ¿Qué ha sucedido ? — dijo acercándose a mi —
—Déjame en paz, vete—dije mientras me sentaba en el suelo de madera.
—Amelia
—lárgate ¡tu me odias!— le dije con gran rabia en mis palabras.
—No , claro que no ¿Cómo te podría odiar?— dijo acercándose hasta mi.
—¿Entonces por qué me haces esto? — le dije mientras lo miraba a los ojos.
— Por que es por tu bien
—¿Mi bien? no te entiendo... jamás estas conmigo, nunca me dejas salir, no puedo ser como los demás, por tu culpa— dije mientras las lagrimas comenzaban a rodar por mi mejilla nuevamente— Si en verdad me quisieras no permitirías que me hicieran esto
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EL LADO OSCURO DE LA INOCENCIA
HorrorESTA TOTALMENTE PROHIBIDA LA COPIA Y/O ADAPTACIÓN DE ESTA OBRA .