CAPITULO 17

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El agua caía sobre mí, mojaba cada parte de mi cuerpo, me encontraba sentada en los más alto de un árbol y observaba fijamente la habitación de Edgar, llevo días que lo hago desde que note que el podia ver mi habitación desde la suya. La observaba como un león cuando observa a su presa, detenidamente y con sumo sigilo. Cada día que pasa, me hago más y más preguntas, que por más que intento buscar una respuesta estas nunca aparecen. Tanto que ha sucedido a su llegada. 

Mis reflejos me dicen que voltee hacia el suelo y veo una pequeña llave dorada, entre las gotas de lluvia que golpeaban el suelo vi aquel dorado. La llave se encontraba cubierta por el lodo y unas cuantas rocas, sonó la campana y deje de mirar el destello, para después bajar del árbol. Tome la llave y salí corriendo del bosque hacia la casa .

—¿Que hay de cenar ?— pregunte desde el recibidor, donde dejaba mis zapatos cafe en el suelo. 

 Nana salio de la cocina — Amelia date un baño, asi no te enfermaras. Ah y cenaran pescado y ensalada —le sonreí y subí corriendo a mi habitación, me despoje de esa ropa sucia y me metí a la ducha .

Salí de la regadera y el vapor me asfixiaba,  entre a mi habitación y corrí al armario, me puse una pijama azul con rayas blancas, me seque un poco el cabello y baje a cenar .

Entre al comedor y Edgar se encontraba fumando un puro, mi Nana ponía la mesa. Los mire por unos momentos, entonces  tome asiento .

—¿No vendrá a cenar ?—dije refiriéndome a mi tío

—Nana dejo de moverse y dijo—No cariño— Edgar se sentó, Nana trajo los platos y comenzamos a comer. 

— Fue un dia pesado de trabajo— dijo Edgar mientras inhalaba su puro. 

—Eso parece— le sonreí y bebí un poco de agua.

—¿Y tu Amelia? ¿cómo estuvo tú día?

—Lo normal — sonreí y le vi a los ojos brevemente, para después regresar mi mirada a mi platillo — Solo que sucedió algo raro, la señorita Rumsfeld no vino hoy—el me miro a la cara con esos bellos ojos negros y no dijo nada .

Amelia creo que ya es un poco tarde para charlar—Se levanto de la mesa y se fue sin decir más .

Solté el tenedor que tenia en la mano, arrastre la silla hacia atrás me levante de un golpe y subí a mi habitación con mi vaso con agua en mano. 

Me metí entre las sabanas y una gran tormenta cayo a la media noche. La lluvia cada vez se hacia más fuerte, los relámpagos  iluminaban la habitación y los truenos me asustaban. Todo estaba oscuro, me levante de la cama con los pies descalzos y camine hasta la ventana, mire hacia el bosque y note que una de las habitaciones de la casa estaba con la luz encendida, era la habitación de Edgar. El se encontraba sentado de espaldas, leía tranquilamente como si ninguna tormenta pasara .

De pronto el dejo de leer, giro su cabeza por sobre su hombro, se podía ver su perfecto y definido perfil, miro hacia donde yo me encontraba y emitió una sonrisa de picardía, regreso su cara al libro, sus manos lo cerraron, se levanto del asiento y cerro la cortina mirándome fijamente .

Yo me quede paralizada —¿Cómo me ha visto?— susurre

EL LADO OSCURO DE LA INOCENCIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora