12. [Somos Karma]

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Hawaii

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Hawaii

Kahiki klux hotel

Ellys.

—No me agrada. No tenía mi permiso para esto —La voz de Hunter al otro lado del teléfono es sumamente estridente. Hago una seña en la dirección en la que quiero que mis primary se posicionen y me detengo en seco cuando morena de ojos verdes se me cruza en el camino

«Todo está donde lo acordamos» Modula en mudo para no interrumpir la llamada. mi asentimiento la deja seguir con su camino.

—» Tienes 12 horas para sacarla de allí o lo haré yo mismo. —Continúa Hunter Sinclair, como si fuera el dueño del universo entero y no solo un mandatario cualquiera.

Mi risa se atraganta cuando intentó ocultarlo. Aclaró la garganta para disimularlo un poco. Se que lo ha notado cuando bufa enfurruñado.

—Vamos, Hunt. Eres el maldito presidente de la nación —Le contrario— Si no me equivoco estás de filipinas y dudo que en doce horas puestas estar aquí.

Bufa aún más alto, como si sirviera de algo distinto a causar mi risa. Y continúa hablando antes de que yo pueda hacerlo.

—Es tu hija si —Dicta. Ruedo los ojos cuando retoma la misma sátira de siempre. ¿No se cansa de restregarme en la cara que he sido una mala madre? —Pero, estás en su vida hace un año. Tara es mi soldado incluso antes de que fuera presidente y si tengo que teletransportarse para sacarla de allí lo haré.

Suspiro cuando su enojo empieza a notarse en las picas de sus palabras. Que humor tiene hoy.

—¡Saca a la cabrona de tu hija de allí o enviare a los Spectra por ella! —Vocifera, me alejo el teléfono del oído de inmediato.

Como si amenazarme con una extracción forzada fuera la solución

«Eso quiero verlo» La voz de Blue suena a burla en el comunicador y la de Red llega justo después. «Destrozaremos a esos pringados»

—¿Enserio quieres que mis Primary se enfrenten a tus Spectra? Vamos Sinclair ¿Sigues pidiendo a la agencia que hagan el trabajo sucio? —Sonrió cuando se calla. —Pensé que nos habíamos quedado con esa licitación.

Rie evitando contestarme

Juntarlos sería como poner gasolina y diésel en un pequeño frasco de cristal y darles como premio la salida de mi hija de la cárcel, siendo ella cerrilla ardiente. Harían un cóctel molotov perfecto: como para destruir a una ciudad entera.

Aunque si lo pienso mi hija y la agente Dragon compartieron un par de misiones.

Camino por el pasillo con la cabeza baja. El cabello me cae sobre los hombros y se me va a la cara cuando cuento mis pasos. Pensar que hoy tendré una pizca, una pequeña pizca de mi venganza me calma, no tanto como mirar a mi hija a los ojos pero si lo suficiente.

Cronos © (Dioses caídos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora