Poder.
mi cuerpo entero reacciona a ellas, con un curioso cosquilleo que recorre cada poro de mi existencia, su tacto deja detrás una sensación curiosa de plenitud, el agujero en mi pecho de duda e inconformismo ha desaparecido, (de momento) intenta susurrar una voz.
La ignoro, consciente y decidida, la ignoro.
—Estoy completa — Murmuro para mí misma en medio de una pequeña sonrisa que se escapa de lo más profundo de mi interior para tirar de las comisuras de mis labios.
Una de un metal algo insípido y termo moldeable, simple, grisáceo e incluso aún más baratas de manufacturar que una bala, pero con un valor incalculable para mí, miro nuevamente mi nombre en ella — mis dedos pasan por encima de de mi segundo apellido de forma automática— El segundo apellido de mi padre, ese Collins que no uso hace un tiempo ya me causa algo de nostalgia, es más de esa vieja Tara Elly Amarok Collins que mío, yo ya no soy esa persona hace un tiempo.
Pero...
Hoy no me molesta pensar que somos personas distintas, empiezo a creer que no tiene porque ser malo, la idea de que en realidad puede ser algo bueno aparece, al final de cuentas todo se define siempre en una espiral de constante cambio, yo he cambiado, todos lo hemos hecho, y supongo que es hora de dejar de darme golpes de pecho por
Por otra parte: la otra, es una aleación un poco más oscura, negra brillante y ciertamente más costosa, igualmente con un valor incluso superior a su real, nuevamente, al menos para mi. Llevan su nombre, y su código de identificación naval —Sonrió al recordar que portarlas siempre ha sido un poco ilegal, y nunca me ha importado menos — Esta vez son mis labios los que no pueden evitar posarse sobre ese "Von dir".
"Te pertenezco."
Querría poder explicarlo, al menos a mi misma, en qué momento o a raíz de que, ese sinónimo de pertenencia se ató tanto a mi mente, a mi pecho, a mi interior, cuando pienso en las palabras como tal, no tiene algún sentido pero cuando los imaginó sobre sus labios:
"—Von dir" —Su voz en mi cabeza, se vuelve un trueno para mi nervios, y escalofrío recorre cada parte de mi existencia espabilando mis sentidos, como si me recordara que cada parte de mi, por mas pequeña, diminuta o malherida que pueda estar le pertenece a èl. Le pertenezco a él.
—Ey — La voz de Shin intenta llamar mi atención, más permanezco demasiado perdida en la calidez que brota de mis manos al empuñarlas, mantengo las manos cerca de mi boca perdida en lo reconfortante que se siente. Las tengo de nuevo, las tengo de nuevo, nunca las he perdido, murmura esa voz en mi interior como si fuera una cría de cuatro años.
—Te mataras un día de estos —Repica shin. Mi frente se choca con su mano, y detiene por completo mi caminar automatizado, su palma abierta evita por completo que choque mi rostro con la enorme viga de hormigón a la entrada del paseo marítimo, y sin más que hacer o explicación alguna que darle, le sonrió.
El día despunta su esplendor tras haber pasado con gracia el alba, hace más de 40 grados, pero la brisa permanece fresca, supongo que ya me he acostumbrado a la sal que trae con ellos sus vientos, porque aun cuando relamo mis labios y se escuecen, no me incomoda, es la sensación de un recuerdo antiguo, es agradable, hoy me siento, curiosamente en el lugar correcto.
Y, puede, solo puede, que no sea la única en notarlo.
— ¿Qué pasa contigo hoy? —Observa mi cara con pericia como si intentara averiguar lo que mi voz no logra decirle, pero mi sonrisa se le contagia, me enseña su perfecta dentadura antes de envolverme en sus brazos y concluir —¿Sabes que?, no me importa, si estas bien, yo también lo estoy. y algo me dice que estamos bien. Esa sonrisa es la mas sincera que te he visto desde que llegaste
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Cronos © (Dioses caídos)
ActionSegundo libro trilogía: Dioses Terrenales. "Y en la noche en la que cayeron los dioses un gran estruendo se escucho en los cielos, como si el Olimpo se revolcara en furia o mar Egeo sus aguas secara de desesperación, porque el día en que los dioses...