Segundo libro trilogía: Dioses Terrenales.
"Y en la noche en la que cayeron los dioses un gran estruendo se escucho en los cielos, como si el Olimpo se revolcara en furia o mar Egeo sus aguas secara de desesperación, porque el día en que los dioses...
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eufonia...
Elly.
¿Puede detenerse el tiempo?
¿O al menos alterar su curso?
Ya bien había entendido que de forma sistemática no se detiene, no de forma general, pero existen momentos —Por llamarle de alguna forma— en que quizás por un segundo, o la micra del mismo. Todo parece detenerse.
Incluyendo tu respiración. Y este es uno de esos momentos.
El cándido desenfreno de nuestros cuerpos hace que el ambiente se vuelva incluso caliente, sus jadeos y gruñidos solo se mezclan a mi gemidos al punto de la eufonía.
Respira contra mi cuello o mis labios de forma pesada desprendiendo corrientes eléctricas por todo mi cuerpo, incluso en lugares que no recordaba que tenía, el dolor corporal se hace una bruma casi inteligible cuando todos mis instintos se nublan y se concentran en el más primario de sus deseos: el placer.
Desencadenado como una bestia hambrienta en mi interior y quemado abrazas por sus enormes manos tocando mi cuerpo con si fuera inmensurablemente frágil, sus labios húmedos borrando los regazos de dolor en besos cortos y precisos. Es un delirio cándido y caliente, uno que me borra la mente. Mi cuerpo se entrega a él como si no hubiese pasado un día desde la ultima vez que nos tuvimos de este modo.
Como si las guerras, el dolor y el llanto no se hubiesen hecho camino entre nosotros, como si nada hubiese pasado.
El orgasmo rompe mi nervios para cuándo le siento verterse en mi interior, cálido y potente mesclado a azul de sus orbes tornándose negros.
—Te amo —jadea contra mis labios. —Ich liebe dich.
Joder...
Mi respiración se estanca. Mierda.. mierda.. mierda...
—Ah..Uhp..Am.. — Balbuceo sin sentido cuando mi cerebro se bloquea. Me siento entre nerviosa y culpable cuando me desarma por completo, logra lo que nadie son un solo sentimiento, en lugar de un arma, con tres simples palabras en su idioma y dos en el mío, en otras palabras :Ha Gana.
Sonríe plácidamente y levanta un poco mi mentón cuando solo puedo mirarle a los labios buscando encontrar mi voz, o algo en mi cerebro para decir...
—Lo sé —Toma un beso de mis labios demasiado corto para mi gusto—, no tienes que decir nada ahora. Yo lo se. —Esta vez soy yo quien lo besa e intento que sea tan prolongado como sea posible.
Su risa ronca me calienta el pecho cuando siento su sonrisa contra mis labios.
—¿Te ríes de mí? —Pregunto cuando se aparta con suavidad. Niega con la cabeza, me pide que me quede en la cama cuando me incorporo a medias.
Termino mirando el techo cuando dejo caer mi espalda de nuevo contra la cama, le veo caminar. Tiene un trasero perfecto —Sonríe al mirarme sobre el hombro— Ay dios... Va al baño y vuelve con una toalla en las manos y los boxer puestos.
