Elly
Wonderland
Seis imposibilidades contaba Alicia antes de empezar el día. Porque curiosamente hace que tu día tenga menos límites. O eso dijo mi padre la primera vez que me leyó el libro.
¿O yo lo leía para él?
La verdad ya no lo recuerdo bien, pero lo que sí recuerdo es que solía decir: «"Los límites de un hombre están aquí"» —Tocaba su frente poniendo su mejor cara de pensador. No puedo evitar sonreír al recordarlo, y justo después se apresuraba a completar antes de que yo especificara qué cojones no tenía y perdiéramos el hilo de la discusión así que su siguiente acción se basaba en poner su mano en mi pecho y agregar «"Los de una mujer aquí"»
«"¿En mi corazón?"» Pregunte las primeras diez veces, era una afirmación que escuchaba al menos dos veces al año, después lo me lo empecé a tomar en broma y le decía cosas como que mis pulmones deciden por mi o que mi hígado estaba un poco más abajo pero debía preguntarle cuando estuviera sobrio. A lo que empecé a recibir golpes sobre el hombre —Sonrió a mis adentros. Sin poder apartar la mirada de sus ojos —Azul tormenta.
Indescriptible, azul en distintos tonos arremolinados hacia su iris, que me obligaba a evocar las mejores tormentas en las que he surfeado, coronados por esas pestañas que te hacen pensar en las palmeras que surcan el paseo marítimo de las playas ibicencas.
Ese azul tan imposible, tan poco probable.
Esa mirada imposible, de ese hombre imposible, viéndonos en este imposible momento. —Esta vez no puedo evitar bufar. Su mirada cambia de dirección. Demasiados imposibles ¿No creéis? —Y aun así siendo arbitrariamente poco probable ahí está él, mirándome a mi.
«"Cuenta Alicia, cuenta"» Me anima la voz de mi padre imitando al sombrero.
Seis imposibilidades:
Ese azul.
Esa sería la primera. Imposible es que el gris de mi ojos encuentre la tormenta del suyo sin ahogarse en ellos. Y aquí me tiene aun respirando.
O haciendo el mal intento de hacerlo.
Dan un paso. Mi mente sigue en Wonderland para cuando da el segundo.
Dos, Que tras asegurarme de mantenerme en aislamiento el único día que al parecer uno de mis amigos logra sacarme a la fuerza —Decido apartar el enojo con Kreing para otro momento — El me alcance.
Entiendo que mira mi boca y me lo preguntaran justo ahora creo que olvide como se respira.
Tres. Que tras poco más de un año de dejarnos, las muertes que he visto, las indescriptibles guerras o los desolados parajes afganos que se han abierto paso sobre mi su mirada me ponga más nerviosa que quitar una vida.
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Cronos © (Dioses caídos)
AksiSegundo libro trilogía: Dioses Terrenales. "Y en la noche en la que cayeron los dioses un gran estruendo se escucho en los cielos, como si el Olimpo se revolcara en furia o mar Egeo sus aguas secara de desesperación, porque el día en que los dioses...