Comisaría Central Honolulu.
El enorme letrero se estaciona frente a nosotros y me digo a mi misma que esto de entrar esposada a recintos penitenciarios se está volviendo un hábito.
Miro mis pies descalzos al cruzar toda la estación. Al menos en esta ocasión nadie dijo "Tosa"
Terminamos en los calabazos sin que si quieres nos tomen declaración y de cierto modo ni siquiera me parece extraño solo mas de lo mismo. Pasan unos 30 min y a la misma celda terminan arrastrando al simio uno y dos ahora inconscientes.
—El mío tardará más en despertar —Le digo a Toru, viendo a los gorilas que perecen dormir plácidamente.
Rie de forma estruendosa.
—Tus nudillos contra mi patada ¿Eso dices? —Vuelve a reír. — Ya quisieras...
—Nunca ha sido cuestión de fuerza. Es técnica —Soplo sobre mis nudillos como si fueran un arma humeante.
Reímos los dos de forma estruendosa.
—¡Callaros maldición! —Grita uno de los azules y volvemos a reír. Levantó la mirada y habló para Toru.
—Creo le has roto la nariz.. —El policía que intentó someter a Toru es atendido por dos oficiales más. Aún le sangra la nariz —¡Te dolerá más mañana, princesa!
Levantó la voz para que me escuche en la distancia. Y me toma un poco desprevenida la cercanía del otro azul.
—¡Que te calles! —El azul que me arrestó cuelas las manos entre los barrotes apareciendo de la nada y me golpea un poco contra ellos tirando de mi camisa hacia el. Reconozco su asquerosa voz y me grabo el color de su mirada, será muy divertido cuando le borren esa expresión del rostro.—Agresión, porte ilegal de armas, disturbios en la vía pública, o cariño esa sonrisa no te sacará de aquí esta noche.
No dejo de sonreír al mirarle, pobre idiota.
—Suéltala —Toru vuelve a gruñir.
—Pues que se comporte —Azota mi cuerpo un segunda vez contra los barrotes y todo cuanto mi paciencia puede hacer por él. —Yo puedo enseñarte modales si es lo que quieres. —Acerca su asqueroso rostro al mío. Mira mis labios— Yo sí que podría sacarte de aquí ¿Quieres? —Su cara de "Ven te lo hago" es incluso infantil, tanto como su porte militar.
Que ser más desagradable.
Toma mi corto silencio como un a no propuesta.
Mis brazos copian su acto cuando al soltarme intenta darme la espalda. Su cuello se estrangula entre mis brazos y los barrotes. La risa burlona brota de mí como un bufido cuando aún intentado quejarse ni siquiera el aire es capaz de salir de él.
Esta será una pequeña lección de vida que empieza con un "No le des la espalda a cualquiera"
Sus amigos están demasiado ocupados atendiendo el llorón de su compañero como para enterarse de ha hace señas como puede para que le ayuden.
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Cronos © (Dioses caídos)
ActionSegundo libro trilogía: Dioses Terrenales. "Y en la noche en la que cayeron los dioses un gran estruendo se escucho en los cielos, como si el Olimpo se revolcara en furia o mar Egeo sus aguas secara de desesperación, porque el día en que los dioses...