Segundo libro trilogía: Dioses Terrenales.
"Y en la noche en la que cayeron los dioses un gran estruendo se escucho en los cielos, como si el Olimpo se revolcara en furia o mar Egeo sus aguas secara de desesperación, porque el día en que los dioses...
"Todos confundimos el camino al menos una vez en la vida, no es cuestión de cometer un error se trata de lo que aprendes de él, no es menos hermosa la rosa por espigas traer, ni más fuerte por a su tacto lastimar.."
"Porque después de todo, a veces una rosa, es solo una rosa. Otras...
Una señal divina"
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Tara.
Todos tenemos un secreto, quizás más de uno.
Aun siendo quien he sido toda mi vida una parte de mi se llena de inseguridad tras cada respiro, miedo e incluso algo de pánico aparece en su compañía. Cuando estaba en la escuela militar aprendí que solo es débil quien lo parece, razón por la cual nunca bajo el mentón.
Razón por la cual ni ante dios me arrodillo.
Aun cuando mi interior se carcoma en incertidumbre, el orgullo de ser quien fui me ha mantenido en pie.
Suplante los vacíos con conocimientos, después de todo, aun cuando pudieran quitármelo todo, ropas, propiedad e incluso los títulos militares, mis conocimientos son únicamente míos y lo son para la eternidad.
Razón por la cual me importa una mierda que mis bienes y cuentas bancarias estén congelados hasta que se cierre todo el caso, aun cuando fui declarada inocente de los cargos, la burocracia es otro tema.
No diré que no me enfurece, no soy pan de dios para dejar que todo esto pase sobre mí sin inmutarme, pero bien me enseñaron de pequeña que aun despojada de todo existen cosas que no pueden robarme.
«"Estudia para aprender a cerrar bocas"» Rezongaba mi padre cuando yo me quejaba por tener que leer los manuales de adiestramiento. «"Supérate, y enséñales como se hace si su proceder es erróneo, todo lo que tienes aqui, es eterno, eternamente tuyo"» Solía dar golpecitos con su nudillos en mi cien mientras me obligaba a mantener mi atención en los libros para después arrancar en alme en el entrenamiento físico.
Podría no ser la más fuerte o la más inteligente, después de todo no importa cuanto hagas para ser mejor cada dia, siempre hay alguien al otro lado del mundo con menos recursos y más habilidades que con la mitad de lo que tu tienes hace el doble, no obstante al graduarme con honores siendo la primera y la más joven de mi clase entendí que reconocimiento no era lo que buscaba.
Mi padre era claro me soltaba con frecuencia su glorioso
« "Adiestro a mis soldados para ser implacables, y a mi hija para ser Gloriosa, indestructible e incluso trascendente. Eres una guerra" » No lo entendía, tarde demasiado si soy sincera y supongo son sus consejos lo que me consuela cada tanto.
También me arrastra muchas otras, después de todo suelo despertarme con la sensación de que soy una decepción completa para mi apellido.
Diecisiete años de servicio, más de diez años de entrenamiento, un fusil de doble carga, la actitud que precede mi apellido y muchas ganas de batirme en guerra, quizás demasiadas.
