Damiano |Måneskin|

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Tres bodas y dos niñas preciosas. También una perrita.

Dos gatos y un apartamento para mí solo.

Todos con pareja y yo suspirando en los rincones de mi casa.

Cigarro en mano mientras veo a mis dos gatos jugar o quererse mientras se acicalan entre ellos.

Mirada perdida.

Mi rutina es levantarme del sillón y dirigirme al balcón de mi apartamento.

Se supone que tengo miedo a las alturas, pero ya me da igual.

Me he acostumbrado a mi nuevo hogar. Además, necesito tomar el aire.

Para intentar quitar los pensamientos de mi mente, paso una mano por mi rostro antes de llevarme el cigarro a mis labios.

Desde que hemos ganado Eurovisión, somos mundialmente conocidos.

Que raro, ¿no?

Éramos un grupo de amigos al principio que ganó el Festival de San Remo y varios países de Europa nos conocían, especialmente nuestro país.

Me fui de Italia a vivir a Latinoamérica y ya casi nadie nos conocía. No teníamos fama.

Volvimos a estar juntos y nos esforzamos para volver a ser importantes como éramos antes, pero nunca nos habríamos imaginado que, meses después, nos dirían que nos habían elegido para representar a Italia en Eurovisión.

Estábamos todos muy nerviosos, pero mi amigo Ethan estaba muerto de miedo y estaba muy nervioso.

Su ansiedad aumentó. Nunca dejamos que se viniera abajo, especialmente el día más importante.

Conseguimos actuar delante de aquel público y delante de muchas personas de Europa y de más continentes que nos miraban desde sus casas.

Ethan se echó a llorar cuando acabamos de actuar. Victoria gritó mucho estando muy feliz. Thomas bailó como pudo muy nervioso. Yo solo sonreí viendo a mis mejores amigos, pero también los abracé mientras gritaba realmente feliz y orgulloso.

Las votaciones llegaron y nunca nos imaginamos lo que pasó.

Fuimos los ganadores de Eurovisión mientras llorábamos todos juntos.

Ethan se quedó atrás porque se quedó en shock viendo la gran pantalla en la que indicaba que acabábamos de ganar el concurso.

Me dieron ganas de agitar su cuerpo para que reaccionara, pero no lo hice porque las cámaras nos grababan y no quería que las redes se llenaran de ese vídeo.

Lo que pasó es que las redes compartían el vídeo de mi amigo llorando estando en shock, Victoria saltando en mi espalda y ambos en el suelo, Thomas llorando e intentando tranquilizarse.

Y ahora me encuentro en esta habitación blanca con sábanas blancas.

Me siento en la cama y me veo en el gran espejo que tengo delante.

La ventana me deja ver las vistas de la gran ciudad.

Me dejo caer en la cama y cierro los ojos.

Sonrío mientras siento que voy a llorar.

Y, en realidad, no sé porqué quiero llorar.

El cuerpo me lo pide.

Abro los ojos viendo el techo de esta habitación y lloro en silencio.

Podéis ver que siempre estoy sonriendo y riendo, pero uno tiene sus cosas privadas y llora.

Lloro cuando estoy solo, pero también lloro cuando estoy con los chicos que me hacen muy feliz.