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Unos dicen que la felicidad se encuentra en momentos en los que tú eres el protagonista.

Otros dicen que la felicidad te la dan las personas que realmente quieres, que te hacen sentir vivo.

Y yo estoy aquí. Pensando en ambas cosas mientras tengo un lápiz entre mis dedos.

Paso las páginas del libro que estoy leyendo y, al final de este, he pegado con cinta adhesiva un pequeño bloc de notas totalmente en blanco.

A veces necesito escribir algo que me gusta mientras estoy leyendo.

Puede ser sobre alguna reflexión que haga o sobre lo que ocurre a mi alrededor cuando estoy entre las páginas.

Escribo:

«Mi deseo es ser un viejito y ver a mis dos mejores amigos juntos»

Dante tira de la chaqueta de Ethan mientras bromea entre risas. Quiere tenerlo más cerca de él, tal vez quiere besarlo o sentirlo más cerca.

El del pelo largo está un poco molesto porque tira de su ropa, pero no para de sonreír.

Ambos juegan con sus ropas intentando ponerse algo decente para salir de casa.

Una cenita romántica en su lugar favorito: Settebagni. Pero antes de eso darán un paseo como una pareja realmente enamorada.

Me quedaré en la casa de Victoria cuando estos dos se vayan.

Visitaré a las chicas y a las dos niñas preciosas.

Luego iré a la casa de mis padres para darles una gran sorpresa. Sé que no se negarán cuando se la muestre.

—¡Para, para! —exclama Ethan riendo. La espalda de Dante se choca con el armario y ríe.

Vuelvo a escribir:

«Quiero que siga riendo. Quiero verlo feliz»

La pareja sonríe y se besan delante de mí. Estoy sentado en su cama con el libro entre las manos, sonriendo.

Me levanto poniéndome las deportivas cuando ambos visten una chaqueta y Ethan una bufanda.

Están listos para irse.

Les robo un beso a ambos, despidiéndome de ellos.

Abrazo a Dante cuando su marido está saliendo de casa.

Este siente un escalofrío cuando cojo su brazo. Me hace sonreír un poco.

Hace frío.

—No pares de sonreír, ¿me oyes? —le digo.

Coloco una mano en su nuca y lo acerco a mí hasta que nuestras frentes se juntan.

—Te quiero. Intentaré sonreír —susurra.

No os lo he contado. Ethan no sabe nada sobre la gran tristeza que siente Dante. El chico se niega a contarle a su marido las repetidas veces que llora estando en casa cuando Ethan no está con él.

Se hunde en sus lágrimas.

A veces solo y otras veces conmigo.

Se está acostumbrando a fingir sus sentimientos. Siempre miente cuando tiene a Ethan delante.

Por dentro está muy triste, pero por fuera está sonriendo y riendo.

No se le nota que casi todos los días está llorando.

Además, he visto que ha comprado un par de correctores y se está maquillando para ocultar sus ojeras. Aunque sé que no solo se maquilla el rostro.

Damiano |Måneskin|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora