Damiano David fanfic.
Damiano ha visto a sus tres mejores amigos encontrar el amor de su vida. Son felices y él es el más feliz al verlos tan alegres. Sabe que nunca encontrará a alguien con quien estar porque su corazón no le permite enamorarse de...
Un escalofrío pasa por mi espalda. Me refugio en el abrigo azul marino que estoy usando.
Estoy sentado cerca de una playa preciosa, en un pequeño muro que separa la arena del paseo marítimo.
El día está a punto de empezar, pero el sol se niega a salir con fuerza.
El tiempo puede reflejar la realidad, ¿o no?
Estamos acostumbrados a ver películas en las que comienza a llover cuando los personajes están tristes o ya están llorando.
En mi caso, me siento molesto y decepcionado con esta vida que estamos viviendo... Y últimamente hay muchas nubes que ocultan el sol.
El sol que no puede salir. No puede esquivar las nubes oscuras.
Es por eso que casi todo está oscuro. Me parece precioso, pero me deprime un poco más de lo que ya estoy.
Necesito luz en mi vida, ahora más que nunca porque me siento perdido y molesto. Molesto con esta vida.
Mi cabeza no para de pensar. Nunca para de pensar y me cuesta dormir.
No sé cuantos cigarros he consumido en estos últimos meses. Pero sé que mi amigo ha fumado mucho más.
Ahora, casi siempre que lo veo, tiene un cigarro entre sus dedos. Se lo lleva a los labios calmando de alguna manera sus sentimientos y sus pensamientos.
Estoy bloqueado. Solo puedo escribir canciones tristes o canciones en las que expreso el odio hacia esta vida, preguntándome porqué todo esto tuvo que ocurrir.
¿Por qué a él? ¿Por qué a él? Maldita sea.
Además, me he dado cuenta de que no soy el único que está apagado, pero ambos tenemos que fingir sonrisas enfrente de las cámaras.
Una sonrisa falsa que no muestra nuestra angustia.
Nuestra angustia que vive con nosotros cada día desde hace ya cinco meses.
El humo sale de su boca antes de que me pase el cigarro.
Fumo en silencio. Después lo veo y acaricio su mano, la cual descansa en una de sus piernas.
Entrelazo nuestros dedos colocando su mano sobre mi pierna. Mi pulgar la acaricia despacio.
—Las cosas mejorarán —le aseguro con una pequeña sonrisa. Una sonrisa que a mis labios les cuesta mucho crear.
—No vayas por ahí, Damiano. No quiero hacerme falsas ilusiones.
Asiento antes de soltar el humo.
—Ahora somos nosotros los amargados y los tristones —le recuerdo. Le saco una sonrisa muy hermosa.
—No me hace gracia que se meta con nosotros. Ahora se siente... No sé. Es diferente.
—Pero le amas. Le amas con locura.
Sonríe un poco antes de apoyar su cabeza en mi hombro y ver como amanece.
Ahora tenemos la costumbre de venir varias mañanas a esta playa para ver el amanecer.
No nos importa si llueve. Solo queremos estar tranquilos y algo alejados de la realidad.
Su pelo largo está escondido siempre en la capucha de su chaqueta. Tiene frío, pero le encanta la idea de estar conmigo. A veces en silencio y otras veces hablando un poco.
Nos centramos bastante en el paisaje que tenemos delante.
Las olas, la arena, alguna concha moviéndose siendo arrastrada por el agua, alguna gaviota cerca de la playa.
No hay nadie a estas horas.
Son las seis de la mañana. Podréis pensar que no dormimos nada, pero lo que pasa es que nuestro horario ha cambiado bastante.
Ahora dormimos más temprano.
Para Ethan era complicado dormir al principio porque se le hacía imposible. Tenía demasiados pensamientos en la cabeza.
La medicación llegaba a calmarlo hasta tal punto de quedarse dormido en menos de una hora sin dar vueltas en la cama.
—Dame la mano —susurro cuando veo que oculta su rostro con ambas manos. Me la da y empiezo a tocarla con cariño mientras su cabeza sigue en mi hombro.
Os preguntaréis: ¿qué ha pasado aquí?
También: ¿Qué ha ocurrido en estos cinco meses?
No os he contado nada, pero no os preocupéis. Os contaré todo.
Aunque es doloroso, os contaré lo que he vivido en estos meses.
•••
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Holaa.
Ha pasado unos cuantos meses y no sabemos que pasó con Dante.
