Let yourself go (Editando)

Capítulo doce.

Vale, no tengo un plan. Mike ni siquiera sabía que saldríamos, porque claro, todo fue una jodida mentira. Y ahora no sé que hacer. Billie lleva media hora encerrado en la habitación y sólo me había dejado entrar cuando pidió que le diera de comer a Mía.

Camino de un lugar para otro en el pasillo, pensando en algo que hacer para que la bruja de Helena no se acerque a nuestra hija. ¿Cómo Billie puede ser tan inmaduro? 

-Está bien, no saldré con Mike -Susurro, para luego acercarme a la puerta y gritar- ¿Feliz? ¿Eso querías? ¡Pues ganaste! No saldré con tu mejor amigo un rato a pasear ¡Para que tu maldita conciencia esté tranquila!

Escucho la puerta abrirse, junto con unos murmullos.

-Aquí está mami, Mía -Dice Billie, mientras deja que la pequeña estire los brazos, esperando que yo la tome. Fulmino con la mirada al imbécil frente a mi, tratando de contenerme y no gritarle unas cuantas cosas.

-¿Sabes que eres un imbécil, no? -Escupo, mirando con ternura como Mía juega con mi cabello.

-No quiero que salgas con Mike, entiéndelo. Tú eres... mía -Sus palabras me hacen mirarlo y mi enojo aumenta con cada una de las cosas que dice.

-¿Te estás escuchando? -Digo completamente sorprendida.

-Sí, estoy bastante conciente de cada una de las palabras que te estoy diciendo -Entra a la habitación y yo lo sigo.

-¿Cómo puedes siquiera venir a prohibirme algo, cuando ya... "no somos nada"? -La última frase vuelve a herirme como cuando él la dijo el día de ayer, pero ignoro la sensación amarga en mi garganta.

-¿ES QUE NO LO ENTIENDES? -Grita, acercandose a mi. El llanto de Mía, al asustarse, lo hace retroceder. Se sienta en la cama, tapandose la cara con ambas manos, completamente frustrado.

-¿Sabes? -Digo, aún completamente conmocionada por su repentina reacción- No debiste traerme aquí después de lo de David. Estás actuando igual que él. Ambos piensan que soy un maldito objeto.

Sin esperar respuesta salgo de la habitación.

-Espera, por favor... -Le escucho, haciendome parar de golpe.

Volteo, mirandole sin expresión alguna.

-Dejaré a Mía con tu mamá -Le digo, desviando la mirada cuando sus ojos se encuentran con los míos- Debemos hablar seriamente, Billie. Y si las cosas se ponen feas, no quiero que ella esté presente.

Bajo las escaleras, guiándome por el sonido del televisor encendido.

Ollie come palomitas mientras ve una de sus telenovelas. Gruño un poco cuando noto que es la misma que mi madre veía cuando yo era pequeña.

-¿Ocurre algo, querida? -Pregunta, sacandome de mi ensoñación.

-¿Qué? -La miro, confundida. Ato cabos sueltos cuando veo que espera que diga algo- Oh, bueno... -Aclaro mi garganta, nerviosa- ¿Podría cuidar a Mía unos minutos? Necesito, hm, necesito aclarar unas cosas con Billie y yo... prefiero que esté aquí.

-Sí, puedo hacerlo -Le pongo a la pequeña en las piernas y enseguida comienza a balbucear, feliz de ver a su abuela. Ollie me mira, dándome apoyo- Todo estará bien, cariño. Yo llevaré a pasear a esta preciosura. Tardaremos.

Asiento y vuelvo hacia la habitación, donde Billie espera mirando melancólico por la ventana.

-Espero esto sea rápido -Digo, acercandome a él para luego soltar un suspiro al llegar a su lado- Es momento de hablar, Billie.

Voltea, con los ojos rojos y brillosos; ha estado llorando. Me siento en la esquina de la cama, mirandolo fijamente.

-No sé qué se supone que debo decir, nena -Dice, mientras se apoya en la pared.