Let yourself go (Editando)

Capítulo 20

Desperté y me dí cuenta que estaba en el baño de mi habitación.

Me paré y un fuerte dolor me inundó. Mire mi muñeca y pude darme cuenta de que lo había hecho otra vez.

Recuerdos de otras veces en las que ocupé la navaja me vinieron de golpe.

Limpié la sangre en el piso, me coloqué unas vendas en la muñeca y me quité el yeso. Tenía sangre ¿Qué explicación daría?, era mejor quitarmelo.

Martes, hoy era martes.

Debía ir a la escuela y ver como Billie y Audrey se comían a besos.

Haría lo que dijo Audrey.

Los dejaría en paz y no me metería más con ellos.

Caminé al lava manos y me lave la cara. Comencé a sacarme la ropa lentamente sin rozar mi muñeca, y luego me metí a la ducha.

Un fuerte ardor me llego al contacto de mi muñeca y el agua caliente. Lágrimas caían y caían, recordando lo ocurrido.

Estuve unos 20 minutos bajo el agua, luego salí me coloqué unos vaqueros negros, una polera de Pink Floyd, mis bocegos y una chaqueta de cuero negra, puesto que hoy haría frío.

Y decidí, por primera vez, ocupar la motocicleta que fue de mi hermano.

Aún dolía mi mano donde tuve el yeso horas antes, pero traté de omitir el dolor porque no valía la pena sufrir por una pequeñez como una fractura.

Ni hablar del ardor en mi muñeca, por los cortes, cuando me subí a la motocicleta. Ese valía por dos...

Me demoré unos 10 minutos en llegar a la escuela.

Al bajarme y quitarme el casco, todos voltearon a verme.

Trate de ignorar las miradas y comentarios de chicos que jamás había visto en los tres días que llevaba de clases.

Mientras iba a mi casillero, pasé por el de Billie, ignorando el hecho de que el y Audrey estuvieran ahí, discutiendo quizás.

Vi como Billie volteaba a verme, al pasar por su lado.

-Tn__! -Lo escuche gritar- Oye! -Tomo mi muñeca donde me había cortado, haciendome soltar más de una lágrima. El dolor físico y psicológico me dañaba. Billie me dañaba, de todas las maneras existentes.

-¡Sueltame! ¡Me duele! -Grité quejandome.

-¿Qué... qué mierda hiciste Tn__?- Me reprendió al levantar mi manga y ver la venda ensangrentada.

Pensé que nadie lo notaría, que viviría mi dolor a solas, como siempre que ocurría.

El dinero cega a las personas. Al vivir en un mundo de lujos, lo pude ver. Mi madre siempre fue así. Nadie nunca se preocupo realmente de mi.

Y que alguien ahora me reprenda, me pone peor.

-Eso a ti no te importa -Dije en un susurro. Si hablaba más con él, no evitaría llorar- Mejor vete con tu noviecita.

-¿De qué hablas? - Me soltó lentamente- Yo solo quiero que me perdones. Hable sin pensar... Una chica escucho lo que Candy te dijo ayer. Me lo contó todo...Ya sé que es mentira ¡Perdóname, por favor! ¡Soy un estúpido!

-Sólo déjame en paz y no vuelvas a hablarme -Dije mientras daba media vuelta e iba a mi siguiente clase. Sequé las lágrimas que se habían salido. No lloraría más por él «Fueron 5 estúpidos días ¡y tú te enamoras! Estúpida, por eso nadie te habla. ¡No haces nada bien!» Maldita conciencia ¡CÁLLATE!