G major.

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Repitió por tercera vez el hechizo, haciendo ademanes breves con una mano mientras que con la otra sostenía el libro. Apenas se creaba una brecha en medio del aire lo suficientemente grande para pasar, se volvía inestable e inmediatamente después se cerraba con un rastro de símbolos negruzcos antes de desaparecer por completo. Se suponía que aprender ese tipo de hechizos iba a ser más fácil tras todo el estudio que había hecho anteriormente pero terminó siendo todo lo contrario. Si bien no drenaba mucho su energía era difícil mantenerlo constante ya que no tenía una idea clara de dónde quería ir, después de todo desconocía los exteriores más allá de lo que él le mostró. Y si en algún momento deseaba realizar el viaje tendría que aprender a controlarlos correctamente.

Cuarta, quinta y sexta vez terminaron igual que las primas tres. Se permitió un momento para tomar aire y pensar más profundamente en sus intenciones al momento de recitar una parte del hechizo como era indicado sólo para dar con la idea de ir dentro del castillo. En cualquier caso si llegaba a perderse era más probable que el dueño la encontrara con facilidad... o al menos eso esperaba si sucedía.
Cerró los ojos, inhaló profundamente y una vez más comenzó a recitar la parte correspondiente manteniendo en cuenta su ubicación deseada, logrando que de entre la brecha se reflejara un estante de libros que reconocía fácilmente. No quería pasarse hasta estar segura de que podía hacerlo, por lo que tomó una piedra y la tiró dentro de la imagen dándole la vuelta al portal para notar que no estaba en el piso la roca. Visualizó una vez más el interior de la habitación mientras se asomaba sorprendida de que el portal no se había cerrado todavía. Miró a ambos lados e un tanto insegura metió el brazo, luego el otro, siguió con la cabeza y el torso hasta finalmente caer de rodillas en medio de la alfombra roja del estudio. La pintura de la señorita Lisa la recibió apenas alzó la mirada. Soltó una risita como un infante que acababa de hacer una travesura y se dio la vuelta para ver que desapareció sin dejar rastros otra vez. Salió al pasillo sin lograr visualizar al muchacho (que supuso estaría en alguna otra parte ya que no podía siquiera escucharlo cerca), y nuevamente salió corriendo a tropezones en dirección al exterior, sin ver rastros del portal más visualizando el libro en el piso. Alzó los brazos en victoria y soltó una risa alegre por su descubrimiento, apenas dándose tiempo para levantar el libro y volverlo a intentar.

Ésta vez, pensó en la recámara. Una vez más se concentró en lo que quería conseguir, sólo para escuchar el viento ulular entre las ventanas del cuarto al verse la imagen del otro extremo del portal. Volvió a adentrarse con libro en mano, cayendo en la cama acolchonada. No era de sorprenderse cuando soltó otra risita tontarrona, llena de orgullo por haber dominado medianamente bien la aplicación de los portales. Antes de volver sobre sus pasos, se detuvo al ver que el espacio en la habitación era suficiente, dejó el libro en la cama y ya habiéndose aprendido el hechizo (tras haberlo estudiado por un día entero antes de ponerlo en práctica) se centró en la imagen de las escaleras en la entrada. Por un momento logró olvidarse de su objetivo original al aprender aquello; nuevamente se vio recibida por el cantar de las aves en el exterior y una mirada extremadamente confusa por parte del muchacho que la había visto con medio cuerpo dentro del portal y la otra mitad en el cuarto. No tuvo tiempo de explicaciones cuando salió al exterior por completo y técnicamente lo arrastró con ella.

— ¡Aprendí algo nuevo, lo logré! ¡Puedo moverme de un lado a otro, mira mira!

Olvidándose de su agotamiento, impaciente por mostrarle sin siquiera dejarlo reaccionar correctamente abrió otro portal, ésta vez hacia la cocina. Visualizar lugares que ya conocía le era mucho más fácil pero con el tiempo podría aplicarlo a grandes distancias; o con una descripción lo suficientemente exacta del sitio a donde iría. Dio un saltito mientras lo tomaba de la manga.

— Ven, ven, es seguro. ¡Podemos ir por cosas nuevas!

— ¿Pero a dónde quieres ir? 

— Por ahora solo quiero mostrarte que es confiable.

Lo haló con ella dentro del portal y en cuestión de un parpadeo ambos estuvieron parados en medio de la sala. El medio vampiro paseó por la habitación asegurándose que era la que conocía, observando los peluches que el algún momento de demencia hizo. La mujer le sonrió ampliamente al sentir reafirmado su conocimiento por un testigo de que el hechizo funcionaba con normalidad a la par de que divagaba entre los pensamientos acerca del uso del portal, después de todo no dejaba marcas o indicios notorios por lo que a menos que fueras un mago muy hábil no notarías que estuvo ahí. 

— Estoy realmente... Impresionado. 

— ¿Verdad que es útil? Sé que no te gustaría dejar este sitio, pero para alguna emergencia o algo por el estilo podría funcionar. Además, si logro perfeccionarlo podremos viajar a algún otro lugar, no me malinterpretes, me gusta el castillo, pero he leído en algunos libros acerca de comida que se hace con cosas que no encuentras aquí por lo que podemos ir a comprar algo. ¡Podemos viajar!

No paraba de parlotear de todos los sitios emocionantes de los que había leído y acerca de como la gente se reunía en otros puntos. La variedad de cosas, edificaciones, personas, entre otros, que había tras las paredes del castillo. También insistía en explicarle que el castillo no iba a quedar solo ya que el portal podía traerlos de vuelta inmediatamente si quería. Incluía detalles acerca del mercado, monedas y productos de diversas ciudades que incluso él tenía dificultades de recordar.

— Tranquila, tranquila, pequeña conejita. —Refiriéndose al como saltaba por toda la habitación mientras hablaba con emoción— No quiero desilusionarte, pero no sé si realmente estoy listo para interactuar con otras personas...

— Tampoco dije que tuviera que ser pronto, tontito. Será cuando lo desees, técnicamente tengo toda la eternidad para esperar.

Finalmente tras un largo rato se quedó quieta a su lado, envolviendo su extremidad negruzca anormal alrededor de su brazo con media sonrisa. A veces era como si no tuviera la cola por que pasaba desapercibida y no la usaba como tal, pero recientemente había descubierto que podía usarla para mantenerlo cerca sin muchos esfuerzos. Al menos sería útil para algo.

Nocturne.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora