Sol mayor.

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Tiró la parte inferior hacia algún rincón del lugar, alzando el torso para mostrar las marcas de los sellos de otros demonios. Se podía generar ese tipo de pacto entre demonios, pero era muy mal visto. Y antes de un juicio como aquél, estaba prohibido. Los murmuros se hicieron presentes entre los demonios, e incluso entre algunos miembros de la Corte.

— ¡Y NO SÓLO ESO, ÉL HIZO TRAMPA PARA MANDARME CON LOS VIVOS! ¡¡HA ROTO LAS LEYES DEL INFRAMUNDO!!

Lanzó el cuerpo inconsciente de su enemigo al piso junto al otro trozo mientras volvía a su forma humana por completo, expectante de la deliberación de los altos mandos. Hubieron bastantes demonios que se alzaron a intentar acercarse al cuerpo, que ahora intentaba arrastrarse junto a sus piernas para regenerarse a pesar del agotamiento. Tras varios minutos de silencio en los que ella se acercó al pedazo de carne amorfa con el cuerpo real del demonio visible las voces de la Corte finalmente hablaron.

— Bien. Ante las declaraciones presentes y el claro estado miserable de su rival, la Corte entrará en sesión para un juicio apropiado hacia el demonio menor de los engaños, Abaddon.

Tras un largo rato, finalmente una media sonrisa pintó su rostro. Mientras ellos deliberaban antes de comenzar el verdadero juicio final, se acercó lo suficiente a su destrozado ser, arrastrándose y sin órganos.

— Mírate, tan patético. Has intentado desafiar las órdenes y ahora eres un gusano que se arrastra por las sobras.

Él aún no estaba en condiciones de responder. Se jactó habiendo disfrutado de desahogar su ira que él mismo provocó. La culpa era de él y de nadie más. Podría seguir recalcando su falta de habilidad, pero nuevamente el demonio en el centro de la corte se alzó para anunciar finalmente la decisión final considerando las traiciones a la ley por parte del mismo que comenzó el pacto.

— Abaddon, destructor, demonio de engaños, mentiras. Se te acusa de haber usado marañas para hacerte del poder temporal y deshacerte de la presente gobernadora, ¿es cierto?

La fémina detestaba que le llamaran con títulos referentes a su posición pero se aguantó el chasquear la lengua ante un hombre de la Corte pues sabía que aquello sería una falta grave. Dos demonios bajaron con el permiso necesario, haciendo una reverencia a la mitad hacia la mujer mientras tomaban los brazos debilitados del acusado, con los ojos en el piso completamente derrotado.

— ...Es... verdad, su majestad.

— También se te acusa de haber pactado con varios demonios antes de un duelo, a pesar de conocer que aquello es prohibido, ¿admites haber hecho aquello?

— Yo... Yo no... — Se quedó en silencio, al momento de hacerse un juicio éstas preguntas eran realizadas como una prueba, de negarse y convencer al jurado se levantaría el castigo sin importar la culpabilidad o no — Yo no puedo negarlo.

— Bien, queda entonces decretado la pérdida total de Abaddon. A nombre de los presentes en la corte, Lucifer rey de demonios, Leviatán de catástrofes, Beelzebub de la gula, y Adramelech del orgullo excesivo se denomina el castigo. En un promedio de diez mil años no podrás levantar ningún duelo y por lo que resta de la eternidad serás condenado a obedecer todos los mandatos de tu adversario. ¿Deseas objetar?

—... No estoy en posición de hacerlo, señor.

Un golpe ensordecedor se dio como señal de la corte cerrando sesión, el duelo habiendo sido concluido por completo. Nuevamente fue dejado en el piso, él comenzando a regenerarse muy lentamente por los daños mayores producto de la pelea. La mujer sonrió de lado, haciendo una reverencia.

— Vuelvan todos a sus puestos. La Corte no hablará más. 

Todos los presentes se fueron dispersando a sus respectivas posiciones a lo largo del averno. Habiéndose establecido los hechos nadie más refutaría las órdenes mucho menos viniendo de los miembros de la Corte, había que ser realmente estúpido para hacerlo.
Sus pasos nuevamente la guiaron hacia el deplorable estado en el que aquél hombre estaba, aún con esa sonrisa en el rostro. Se acomodó los cabellos detrás de la oreja mientras se agachaba a la altura suficiente con la sola intención de, más allá de burlarse, dejarle en claro algunas cosas referentes a sus futuras acciones ya que se había condenado a obedecer cualquiera que fuera su orden; ahora que tenía la oportunidad de recordarle todo aquello a lo que estaría pagando lo haría, después de todo, bajo toda palabra y sin necesidad de contrato sería su esclavo para toda la eternidad. Cumpliría todo lo que le pidiera.

— Al final de cuentas, nunca fuiste capaz de superarme. Siquiera hacerme daño. Estuviste destinado a servirme todo este tiempo. Todos tus planes fueron en vano.

— ...No creo que todos, señora...

Su voz salía como un hilo, pero tras moverse pudo notar como es que a pesar de sus facciones oscurecidas había una ligera sonrisa burlona que indicaba mera satisfacción de sus cometidos a pesar del fracaso.

— Explícate, bastardo. No tengo por qué escuchar tus jueguitos, es una orden.

— ¿De verdad me crees tan simple?

Lo que comenzó como una sonrisa, se volvió una risa susurrada que lentamente con el paso del tiempo se iba volviendo más y más escandalosa. La estaba poniendo de los nervios a pesar de que  el poder que él poseía era bastante limitado más conociendo que estaba atado a sus servicios.

— Es más simple de lo que parece, querida. ¿Porqué no vas y se lo preguntas a tu amiguito el príncipe? 

— ¿De qué estás...? Hijo de- ¿¡Qué has hecho, gusano!?

— ¿Yo? Nada, su alteza. — Volvió a reírse — Es sólo que... Creo que unos amigos estaban ansiosos por conocerlo. Y yo, como soy tan buen amigo, sólo les pedí que le dieran mis saludos.

Los ojos de la mujer se abrieron con sorpresa, dándole una patada al cuerpo se dio media vuelta para crear un portal, si eso era cierto el muchacho híbrido estaría en apuros, conocía su fuerza pero Abaddon era capaz de cualquier cosa, pues era muy astuto.

— ¡MALDITA ESCORIA!

Exclamó mientras se metía en el portal. Podría arreglarse con él después, ahora lo importante era llegar con Alucard. Y pronto.

Nocturne.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora