Miró dos veces en el pasillo para asegurarse que, en efecto, el rubio no se encontraba cerca ni de ella ni de aquella habitación con la que había dado de casualidad. Bueno, casualidad a medias siendo que de una u otra forma alguna clase de energía la había guiado ahí mientras estaba explorando un poco más el enorme castillo. Su sorpresa fue poco grata al ver el estado de aquella lo que la llevó a la conclusión de restaurarla como originalmente estaba, y mentiría si la pintura de la familia Tepes no la había motivado.
Comenzó por juntar el anillo que estaba sobre las tablas quemadas en el piso, entre los huecos de aquella alfombra deshecha dónde incluso logró encontrar manchas de sangre seca en su mayoría viejas. Al parecer aquella habitación era poco visitada pues todo estaba lleno de polvo, incluso las revueltas sábanas de la cama tenían una suciedad notoria. Los cristales de las rústicas ventanas estaban rotos y esparcidos por el suelo, mientras que la cabecera de la cama estaba destrozada ya que le faltaba un extremo al parecer arrancado por la forma en que las astillas estaban direccionadas.
Se había traído el libro en caso de olvidarse del hechizo. El anillo lo dejó sobre un mueble cercano a la par esperaba no quedarse dormida por el consumo de energía masivo, aunque había llegado a la deducción de según el daño que deba ser restaurado es equivalente la porción de energía que se consume. Si bien no estaba completamente destruida la habitación suponía que al menos somnolienta iba a quedar tras recitar las palabras correspondientes.
Se sentó en el piso en posición de indio mientras dejaba el libro frente a ella, respirando profundamente para canalizar la energía necesaria mientras que con sus manos hacía lo necesario. Entreabrió los labios frunciendo un poco su entrecejo y cerrando sus ojos queriendo evitar que en medida de lo posible no apareciera por la puerta el muchacho o terminaría por desconcentrarla en medio del proceso.— Ati ṣaaju aaye, aye ko si, integer tempus erat ac tempus non... Kaj ĉar tempo estis nenio, miaj vortoj redonas ĝin, la pasinteco devas esti farita por alporti ĝin al la nuntempo.
Una vez más la energía era transformada para retroceder el tiempo y devolver las cosas a su estado original, la alfombra que tenía debajo ahora estaba completa de nuevo. Las manchas de sangre se desvanecieron mientras que la cama lentamente regresaba a su estado original, reconstruyéndose la base de en medio del aire. Los cristales volvieron a unirse y los muebles restantes regresaron a sus posiciones. El cuarto era realmente bonito, como todo el lugar.
Se sintió drenada en cuanto las líneas e hilos vacilando a su alrededor se desvanecieron por completo para indicar que la restauración había sido completada. Podía sentirlo.— De todos los lugares posibles me hubiese gustado no verte aquí.
Abrió los ojos de golpe intentando levantarse, cayendo de rodillas casi al instante en que lo intentó. No sabía que decir después de que técnicamente se había metido sin permiso en la habitación. Intentó balbucear algo por varios momentos y al no conseguirlo se frustró.
— Oh... Uhm, Alucard... Esto...
— No intentes justificarte, sólo quiero saber porqué. "Y antes del espacio, el mundo no existía, por lo que el tiempo era todo, y el tiempo era nada. Y como el tiempo no era nada, mis palabras lo devuelven, el pasado debe hacerse para traerlo al presente." Y entonces devolviste a su estado original mi habitación de la infancia.
— Pensé que quizá te gustaría verlo. Quiero decir, supongo que habrá quedado como estaba por la pelea que tuvieron. Y si es por esa razón, entonces al momento de verlo pensarás en eso. Si piensas en esas escenas obviamente vas a sentirte ¿mal o triste? al respecto.
— . . .
— Dices que es tu habitación de niño, entonces si está restaurada quizás... Quizás podrías pensar en esos momentos donde fuiste feliz con tus padres. Podrías pensar en como hubiese querido que fueran las cosas tu madre, porque eso te hace sentir humano, ¿no es así?. Ya eres un humano, Alucard. Puedes vivir como un humano totalmente, pero tienes que empezar a dejar ir el pasado.
— No lo comprendes, no es fácil.
La mujer se levantó entre tropezones mientras soltaba un suspiro. Le tenía aprecio y por esa misma razón quería ayudarlo a salir de la bruma en la que estaba, incluso si era poco a poco o tenía que abandonar sus propios deseos.
— Yo no dije que fuera fácil, Alucard. Tampoco dije que sería algo lleno de alegrías. Tienes razón, quizá no lo comprendo. Pero me considero tu... amiga lo suficiente para ayudarte en medio de esa cuesta. Tienes que empezar a dejar atrás lo que te pesa y no es necesario. Deja de vivir como "Alucard" la oposición de todo lo que tu padre hace. Empieza a vivir como Adrian Tepes. Como los dos hubieran querido tu felicidad bajo el nombre que te dieron.
Se quedó en silencio por varios segundos mientras lentamente se acercaba, para colocar su mano en el antebrazo del rubio y frotarlo levemente en señal de reconfortarlo. Si bien no podía permitirse endulzar sus palabras para afrontar el hecho de su constante ciclo de hundirse en lo que ya pasó, al menos le brindaría un hombro para llorar o un espacio donde descansar después de esforzarse arduamente. Pero eso solo sería si él también cooperaba. Él le miró con duda y dio un paso atrás, inseguro.
— Entiendo lo que quieres decir... pero no estoy listo. Lo siento.
Y tras decir aquello salió de la habitación en dirección a algún otro sitio. No podía seguirlo aunque lo quisiera pues estaba demasiado cansada como para poder siquiera intentar llegar al final del pasillo. Se frotó el rostro frustrada mientras se las arreglaba para recoger el libro del piso e dirigirse hacia su propia habitación no sin antes darle un último vistazo al cuarto comparándolo mentalmente con su anterior estado tan desastroso. Con un ligero sentimiento de culpa, se dio media vuelta en su propia dirección.
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Nocturne.
FanfictionEl bonito castillo en ruinas era increíblemente melancólico. En medio de lo que alguna vez fue las tierras de los Belmont. Ahora "pertenecía" al joven mitad vampiro. Todos los años de conocimiento que había intentado compartir. Aquellos dos cuerpos...