Tras quedarse dormida por más de la mitad del día pudo despertarse debido a su estómago gruñendo con intensidad. Lo mejor sería salir fuera e intentar buscar algo, si no para comer, mínimo para intentar preparar por su cuenta. Tampoco había sabido nada de su compañero tras su siesta pero suponía que estaría metido en su habitación actual tras el intercambio de palabras que tuvieron horas atrás.
Se acomodó el cabello, estirándose mientras bostezaba. A juzgar por como se había comportado era probable que la fuera a evitar por un tiempo, en especial sabiendo que al final de cuentas tenía la razón respecto al tema de dejar pasar las cosas junto con el tiempo. Suspiró.Haciendo un esfuerzo por levantarse aprovechó para mirar por la ventana el bosque que comenzaba a enrojecer por la llegada de esa estación del año. Sus ojos se posaron en las ruinas del edificio, quizá en un futuro no muy lejano sería capaz de restaurar el sitio aunque eso probablemente requeriría de dos días como mínimo. La biblioteca aún no estaba terminada también, pues para acceder aún había que usar el elevador y no las destrozadas (e inexistentes) escaleras que correspondían. Bajó la mirada en respuesta a los rayos de sol junto al hecho de que no le agradaba la idea de que el dhampir se enojara con ella. No podía culparlo, después de todo su naturaleza era meter la nariz en todo lo que pudiera. Aunque se diferenciaba de cualquiera por mostrar una empatía que creía haber desarrollado tras convivir con "lo vivo".
Salió del cuarto casi arrastrando los pies con mero desgano. Se las arregló para llegar a la mitad del pasillo sin tropezar, quedándose con la mirada fija en la silueta no tan lejana de su compañero por algunos segundos. Lo mejor sería salir sin que se diera cuenta de que estaba ahí por lo que empezó a dirigirse hacia las escaleras de nueva cuenta aún dispuesta a salir incluso si el sol no tardaba en esconderse entre el horizonte lo que significaba el peligro de verse involucrarse con creaturas poco deseadas.— ¿Piensas salir tan tarde?
Se había olvidado de lo agudo de sus sentidos y lo increíblemente rápido que era él. Se tragó una maldición y tan sólo asintió.
— . . . Te acompañaré. Sé que haz aprendido lo suficiente para defenderte pero aún no estoy seguro de que puedas encontrarte allá fuera a estas horas.
— Si eso quieres está bien, adelante. Sólo pensaba ir por algo para la cena.
Siguió bajando las escaleras sin esperarse pues sabía que sería cuestión de segundos para que el consiguiera alcanzarla. Aún estaba algo adormecida por despertar así que sus respuestas eran más automáticas que consientes. Tan sólo esperaba que no sacara el tema de la habitación o de lo que dijo horas atrás, no le apetecía mucho intentar razonar al respecto.
— La verdad sólo estoy buscando una excusa para hablar contigo. Tú... ¿quieres volver al infierno? quiero decir... Me agrada que estés aquí, no lo entiendas mal, pero soy consiente que deseas descubrir quién eres realmente. Ni siquiera sabemos tu nombre.
— Yo... No lo sé. No estaría mal intentarlo pero, no quisiera dejarte solo. Si tengo que elegir prefiero permanecer aquí.
El silencio se hizo por otros tantos segundos, el rubio mirándola por varios momentos. Le tomó la mano mientras el sol comenzaba a ocultarse entre los árboles al estar ambos en la entrada, logrando así detener su andar para mirarla con duda. Las posibilidades de que regresara eran del 50%, pero si es algo que traía beneficios...
— Es sólo que yo... Estuve estudiando, como dije, iba a ayudarte como pudiera. Encontré un libro bastante peculiar, pero verás... Leí bastante y he encontrado la forma, o bueno, los símbolos que debes de tener presentes para abrir un portal al infierno. Ciertamente es aleatorio dónde saldrás, pero si quieres te lo mostraré. E incluso podría acompañarte si lo prefieres
— Alucard...
Estaba pensando en qué responderle, pues era realmente útil su descubrimiento pero seguiría insistiendo. Apreciaba mucho el gesto pero tenía miedo. No quería que alguien tan noble como él se viera involucrado en ese tipo de conflictos y mucho menos hablando de temas referentes a creaturas infernales que estaban destinadas a engañar a cualquier persona que les diera la oportunidad. Cualquier cosa que significara daño hacia él era un no absoluto.
Pero la forma en que sus orbes dorados se mantenían fijos en los suyos con determinación no le ayudaba mucho. Era un hombre dual; a pesar de la firmeza de su postura acariciaba su mano con una delicadeza sorprendente para alguien de su fuerza.
Más no tenía muchas opciones. Quería tomar una decisión pero se sentía atada a sus propias emociones. Sin embargo no tenía en cuenta que su destino ya estaba decidido.
Rompiendo la imagen del paisaje a varios metros de los dos se abría paso una brecha blanquecina. Lo que comenzó como una ruptura se fue haciendo paso con raíces hasta formar un portal apropiado hecho de algún tipo de magia que no pertenecía a ninguno de los dos. Cuando se giraron a verlo un par de manos lo extendieron con más facilidad sólo para que el dueño de dichos miembros se hiciera paso con un suspiro de liberación.
— Ah~ pero que cómoda es la superficie, ¿no es así, compañeros?. Y pensar que me iba a tomar tanto tiempo el conseguir llegar hasta acá, en lo remoto de las tierras lejanas. Realmente me diste muchos problemas, querida mía.
— . . .
El híbrido se colocó frente a la muchacha de forma protectora mientras ella comenzaba a temblar. No era miedo, pero era incapaz de escuchar correctamente ante el pitido persistente que dañaba su sentido de audición. Ante el apodo le siseó meramente por el impulso vampírico de hacerlo, no le conocía pero le producía un desagrado que le tratara con tanta confianza. Le llamaba con tal cariño que ni él había hecho.
— Tú... Tú eres...
— ¿Lo conoces?
— ¡Oh, pero por supuesto que me conoce! Si es mi más cercana confidente, ¿no ves como es que tiembla de alegría por verme? Después de todo, no podrías olvidar a tu más cercano amigo...
La sonrisa que llevaba el hombre peliblanco era de satisfacción y sorna. Realmente disfrutaba de ver como en sus ojos se formaba un vacío en cuando lo escuchaba hablar. La mujer intentó dar un paso atrás con dificultad, intentando cubrirse los oídos en vano por como se volvía más y más fuerte aquél sonido. Perdió el equilibro e intento sostenerse con ayuda de su compañero mientras que su visión se tornaba borrosa por la cantidad de imágenes que le estaban cruzando la cabeza.
— . . . Abaddon. ¿Me extrañaste, alteza?
Ahogó un grito, le dedicó una última mirada a los dos y perdió el conocimiento. Antes de que su cuerpo cayera él se las arregló para tomarla en brazos sin bajar la guardia ante el otro, al parecer, demonio.
— ¿Quién eres? ¿Qué quieres de ella?
— ¿Oh, yo~? Nada, nada. Sólo venía de visita pero creo que se ha puesto tan feliz de verme, que se ha desmayado, ah, pobrecita. —Soltó una carcajada pero se detuvo al ver cómo las facciones del otro se tornaban más molestas— Quería asegurarme de una cosa. Es todo.
— No eres bienvenido aquí.
— Me lo dicen seguido. — Se pavoneó, contento con sus provocaciones — Las cosas van como quiero, y eso incluye su estado actual. No deseo nada más en este mundo que verla ahogarse en la ruina. Pero eso sí, he de pedirte que le adviertas en cuanto despierte. "En seis días se celebrará el duelo que concedió Leviathan, preséntate si quieres que todo lo que conoces como vivo siga en pie. De lo contrario, todo aquello que conociste, que tocaste, lo que hayas visto o con quiénes hayas hablado serán convertidos en polvo."
Tras decir aquello, el mismo hombre peliblanco creó otro portal, haciendo una reverencia corta entre pequeñas risas.
— Eso es todo. ¡Seis días, sólo seis!
Salió por el portal, y él no pudo hacer nada más que mirar a la mujer entre sus brazos con preocupación. No era experto en el tema pero sonaba complicado. Estaba en problemas y quería ayudarla, pero por ahora lo mejor sería resguardarla en cama. Parecía bastante agitada incluso sin estar consiente. Tenía un mal presentimiento de aquello.
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Nocturne.
FanfictionEl bonito castillo en ruinas era increíblemente melancólico. En medio de lo que alguna vez fue las tierras de los Belmont. Ahora "pertenecía" al joven mitad vampiro. Todos los años de conocimiento que había intentado compartir. Aquellos dos cuerpos...