Repasó por última vez las palabras adecuadas. Miró las letras en el libro mientras tomaba aire preparándose para caer por la falta de energía al terminar lo que estaba por hacer. Lo había estado estudiando por todo el día hasta el momento actual en el que la noche comenzaba a florecer. Estaba harta ya de repasar lo mismo por tanto tiempo pero aquél tipo de magia lo requería bastante pues de salir mal podía terminar en resultados catastróficos en más de un sentido. Lo peor que podía pasarle en medio de la realización era que la magia le rebotara pues desconocía el efecto que tendría en su cuerpo al ser pues, un demonio.
Dejó el tomo en el piso levantándose tras sentirse lista. Se repitió a su misma varias veces que lo iba a conseguir y todo su esfuerzo no sería en vano ya que incluso si era el primer intento se justificaría con que la experiencia que obtuvo sería de utilidad. Se frotó las manos, comenzando a hacer gestos que, según el autor, significaban la unión de espacio y tierra, fuego y aire. Viento y agua. La representación del lugar, el momento exacto en el que el tiempo se detenía y fluía con el resto del universo, para crear un espacio único donde la nada lo era todo, donde todo era nada pero a la vez coexistía.— Ati ṣaaju aaye, aye ko si...Integer tempus erat ac tempus non...Kaj ĉar tempo estis nenio, miaj vortoj redonas ĝin, la pasinteco devas esti farita por alporti ĝin al la nuntempo.
Por un momento sintió que sus rodillas perdían la fuerza para hacerla caer al piso por la falta de fuerzas y, lógicamente, de energía. Se sentó mientras veía como aquellos libreros destrozados volvían a su estado original, los libros sueltos del área regresaban a sus estantes y las tablas del piso volvían a ser pasillos colgantes. Una gran parte de la habitación había sido restaurada con el hechizo que se aprendió, sin embargo cada vez se le dificultaba más el permanecer despierta. Era un tipo de encantamiento bastante poderoso sin embargo la carga que llevaba era un consumo de energía tal que la obligaba a dormir casi al instante de haberlo recitado. No pensó mucho en eso a pesar de las advertencias que vagaban por las páginas acerca de como no se recomendaba usar el hechizo si se era un principiante. Se preguntó si el libro habría sido escrito por alguno de los progenitores de su compañero ya que lo había encontrado en el castillo en medio de una caja de madera y hojas sueltas, al lado de frascos vacíos de gran tamaño.
Sonrió ante el pensamiento de saber que había conseguido progresar un poco más en cuanto a su adquisición de conocimiento mágico proveído por las grandes bibliotecas de ambos sitios. Como pudo se giró a una posición más cómoda mientras sostenía el libro entre sus brazos, no le iba a dar tiempo a nada más. Bajo el vago pensamiento de que estaba viendo la biblioteca como en sus días más gloriosos lo fue, y era realmente bella. No podía esperar a intentar lo mismo en el castillo, pero por ahora se limitaría a descansar esperando que Alucard no se preocupara mucho por ella al no aparecer por tanto tiempo.
--[...]--
Creía haber dado vueltas a la misma zona ya cuatro veces. Cuando entró al cuarto y no le vio dormida sobre la cama como cualquier otra noche, pensó que estaría en el estudio leyendo más tampoco fue así. Le extrañaba que no pudiera encontrarla en los sitios usuales donde la llegó a ver frecuentemente por lo que por obvios motivos comenzaba a preocuparse de que algo le pudiera haber pasado o peor aún, alguien le pudiera haber hecho daño. Después de todo, últimamente había estado con la guardia baja por todo lo que estaba pasando. De cierta forma sus alrededores estaban cambiando más allá de los esfuerzos que la ceniza hacía por animar el sitio con cualquier cosa que se le pudiera ocurrir. Tal caso como las flores que hizo crecer o las que más tarde colocó frente al retrato de su madre Lisa.
Pero el tema importante era saber en dónde rayos estaba. Por más que rebuscara en diferentes habitaciones (incluso en las que no había entrado ni él mismo) no lograba dar con algún rastro por lo que no le quedó más remedio que salir fuera e investigar. El olor dulce de las flores lo recibió con gusto mientras que la luna acariciaba su mejilla apenas abandonó las escaleras pertenecientes a la entrada. Tampoco podía sentirla cerca en medio del bosque, logrando ponerlo más nervioso todavía. Algo que notó es que había una cierta energía que fluía cuando la mujer estaba cerca, de modo que aprendió a diferenciar el cuando estaba cerca de cuando no. Como ahora. ¿Y si alguna bestia había intentado llevársela? o divagando más no queriendo traicionar su propia confianza pero ¿Quizás había usado un portal para irse a otro sitio? ¿Lo estaba abandonando? Fue ahí donde creyó que su pánico había ido demasiado lejos. Y que no había revisado la biblioteca.
De inmediato sus pasos lo guiaron al sitio, teniendo la esperanza que de haber sido atacada se podría haber defendido con facilidad, después de todo él mismo se había encargado de enseñarle varias cosas y ella estuvo estudiando por su cuenta magia. Cuando la plataforma tocó el piso se sitió más tranquilo, abriendo la puerta y entrando a la inmensa biblioteca o como en algún momento dijo, museo de recopilación y acumulación compulsiva Belmont. Se topó con la sorpresa de poder caminar por los pasillos completos sin cosas tiradas por el piso u escombros de piedras o madera. Su visión se enfocó en el piso donde logró diferenciar el cuerpo femenino en posición fetal, apacible. Ahora podía deshacerse de sus nervios.
Bajó por las escaleras principales a un paso más relajado, permitiéndose descansar de la gran cantidad de pensamientos tanto negativos como inquietos que invadieron su cabeza de forma tan repentina ante la ausencia de la mujer. Se dio también algunos segundos para apreciar la biblioteca restaurada y preguntarse cómo lo había hecho.Era de medianoche por lo que estaba algo frío, aunque la chica se miraba cómoda durmiendo sobre el piso con un camisón que le había prestado. Tomó aire, y luego suspiró, solo para levantarla entre brazos tras el momento tan tenso que le había hecho pasar. Era realmente cálida. Incluso dormida se aferraba al libro que llevaba en manos. A pesar de ser pacífica y de actitud dócil aún se sorprendía cuando la llegaba a ver emplear fuerza bruta en tareas complicadas con facilidad. A veces se olvidaba que era un demonio. Pero por ahora, lo mejor sería regresar al interior del castillo para dejarla en cama.
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Nocturne.
FanfictionEl bonito castillo en ruinas era increíblemente melancólico. En medio de lo que alguna vez fue las tierras de los Belmont. Ahora "pertenecía" al joven mitad vampiro. Todos los años de conocimiento que había intentado compartir. Aquellos dos cuerpos...