'Angel and human love

5.5K 177 21
                                    

Nota:

'Ficción
'Apariencia de la era de Fever
'No smut
'Sin límites de extensión










Ser uno de los hijos del Dios Sol y la Diosa Luna era un privilegio para cualquier ser en el universo. Y quién llevaba este don era nada más y nada menos que Park Sunghoon, junto a sus hermanos mayores, Jongseong, Jaeyoon; todos eran los hermosísimos ángeles, nacidos en cada eclipse, lunar o solar que ocurría.

Para la raza humana este suceso era algo tratado con cierto grado de emoción, ya que sólo sucedía en pocas ocasiones a lo largo de los años, pero para los habitantes del cielo era una de las ceremonias más importantes ya que cada vez que uno de estos cuerpos celestes bloqueaba la luz procedente del otro, un nuevo hijo de los dioses nacía y era una de las estrellas o ángeles del cielo.

Estos ángeles tenían poderes, por lo que debían ser responsables y conscientes de cuando debían usar estos, ya que las consecuencias podrían ser realmente devastadoras.

Estos seres celestiales tenían permiso de bajar a la tierra y mezclarse entre los seres humanos, más no podían establecer lazos amorosos debido a que los habitantes del planeta no eran de raza pura, y tampoco tenían posesión de los conocimientos necesarios como para saber que tan importantes eran los seres del cielo.

Por eso era que los ángeles eran vigilados por los semidioses, y si cometían un error estos se encargarían de informarles a los supremos, osea, el Dios Sol y la Diosa Luna.

Debido a esto los ángeles debían ser tranquilos, y no podían llamar tanto la atención, porque siendo el centro sólo lograrían ser castigados.

Con cada crepúsculo matutino los bonitos seres visitaban el mundo, y regresaban a su hogar en el cielo con el crepúsculo vespertino.

Sucesos totalmente normales para los humanos, quienes en las mañanas sólo veían que antes de la salida del sol ocurría el amanecer, también llamado, aurora, alba, dilúculo, orto o lubricán. Y en las tardes-noche sólo veían que en la puesta del sol ocurría el atardecer u ocaso; más no sabían que durante esos intervalos de tiempo las puertas del cielo eran abiertas.











Una vez sus pies tocaron el césped sus alas se ocultaron, dándole una apariencia humana, aunque el destello y el aura celestial eran algo que no abandonarían su cuerpo.

¿Y qué decir? Sunghoon era una estrella, el brillo jamás se iría de su ser.

Corrió sintiendo la brisa chocar con su esculpido rostro, y moviendo sus sedosos cabellos. De alguna manera eso era relajante. Amaba demasiado esa sensación de libertad que le transmitía estar en el suelo humano, estando entre ellos, observándolos en cada momento y sintiéndose uno más, con cada descubrimiento que hacía, al notar que eran criaturas bastante similares, sólo que, él era superior. Aunque esto siquiera le importaba.

Amaba las cosas sencillas y los detalles pequeños. Y descubrió ese sentir aquella vez que estaba sentado en la banca de un parque común y corriente viendo a los niños corretear, provocándole sonrisas de satisfacción y de un momento a otro un bonito chico con apariencia de una deidad se sentó a su lado y le sonrió.

Su sonrisa era tan brillante y su aura también que hasta sintió que estaba viendo a alguien de su misma raza, sin embargo Heeseung sólo era un humano, pero pertenecía a los elegidos. Esos que eran selectos para con los dioses traer al mundo a un semidios.

Esa tarde sólo pudo quedarse callado observándolo, incluso le siguió para averiguar dónde vivía cuanta belleza en un sólo ser. Y lo consiguió.

Admiró desde fuera el lugar y sonrió a gusto. Era tan bonito y transmitía tan buena vibra que hasta podría considerar que era un pedazo del mismísimo cielo.

One Shots HeeHoon [Heeseung x Sunghoon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora