One Shots HeeHoon [Heeseung x Sunghoon]

'Fairy

Nota:

'Ficción
'Apariencia de la era de I-land
'Sunghoon será un hada
'No smut
'Sin límites de extensión

Sunghoon suspiró frustrado y una vez el dueño de la habitación llegó del colegio, apenas le vio entrar pudo volver a su tamaño humanoide.

Por precaución, Hoon siempre que no estaba Heeseung en casa permanecía con su tamaño diminuto de hadita, para no ser descubierto por los padres de su humano.

Porque sí... Lee Heeseung, Heessie, era el humano destinado de Park Sunghoon, Hoonie el hada encargada de hacerlo feliz.

Por muy cursi que se escuchara. Pero su destino de así iba.

Se habían conocido desde que el moreno iba en su primer grado, y hasta ahora convivir con aquel ser mitológico no le era un inconveniente. Incluso el llegar a amarlo no
fue nada raro para él.

— Buenas tardes, hyung —saludó el chico sentado sobre el escritorio ajeno.

— Buenas tardes, Peter Pan —le dijo divertido, ya que, casualmente Hoon llevaba un hoodie color verde.

— No soy ningún Peter Pan, hyung —renegó con recelo.

— Cierto. Eres un hada... ¿Debería llamarte Campanita entonces? —se preguntó mirando al de cabellos naranjas.— Hasta te pareces a ella. Tu carita es muy chula al igual que tu cabello —sin más jugó con las mejillas ajenas.

El más bajo se quejó y luego le vio con un intento de enojo.

— Deja de molestarme, Heessie-hyung —

— Está bien, Tinkerbell. ¿Te aburriste mucho hoy? —

Sunghoon asintió.

— ¿Tienes hambre? —

— No, pero sí tengo ganas de tomar algo —

— ¿Quieres salir conmigo? Cerca está la cafetería donde trabaja Jake. Podríamos ir por unas malteadas —propuso el de metro ochenta y tres.

El de cabellos naranjos asintió feliz bajándose del escritorio, y acomodó su hoodie.

Dejando ver unos adorables pantalones con estampados de ositos.

— Eres muy adorable —soltó Heeseung agarrando su ropa para cambiarse.— Dame cinco minutos, ya salgo —

— Okay —dijo el que recién había ocultado sus bonitas y destellantes alas, para no ser descubierto por el resto de la raza humana.

Si debía mezclarse entre ellos debería parecer uno de ellos.

Se quedó pensativo mirando por la ventana hasta que escuchó el llamado del mayor.

— Oye, Tinkerbell... ¿Estás bien? Te quedaste ido —preguntó preocupado acercándose al menor.

— Estoy bien. Sólo miraba afuera. Es una bonita tarde —respondió.

— No tanto como tú. ¿Nos vamos? —cuestionó tendiéndole la mano.

Sunghoon se ruborizó inmediatamente pero luego la tomó.

Los padres del pelinegro habían salido recién. Así que podían pasearse con normalidad por la casa.

— ¿Cuando te presentarás como humano a tus suegros? —preguntó el mayor de los dos.

— Cuando esté preparado para no errar. Además, ellos no son mis suegros aún —puchereó inconscientemente.

— ¿A no? ¿Entonces nosotros no somos novios? —frunció el ceño.

— Sí lo somos. Pero aún no oficialmente. Hasta que no me presente no puedo llamarlos suegros —explicó.

Luego se volvió a sonrojar al ver que el mayor no dejaba de verle fijamente.

— Eres demasiado precioso, Tinkerbell —

— ¡Deja de llamarme así, hyung tonto! —pidió de una vez.

— Pero suena lindo. A mí me gusta. Además nadie te llama así —

— Será porque el único tonto que sabe que soy un hada eres tú —

— Oye, más respeto soy tu novio, y soy mayor —pidió juntando su frente a la ajena.

— Deja de llamarme Campanita entonces —susurró tiernamente.

— Entonces te diré Peter Pan —se burló.

— ¡Basta! —se cruzó de brazos infantilmente.

— Si me das un besito dejo de molestarte —propuso.

Sunghoon se lo pensó y después le besó de piquito de manera tierna, luego de que lo agarrase de los hombros para hacerlo agacharse un poco.

Heeseung era muy alto.

— Eres demasiado tiny —le removió el cabello y luego besó su mejilla.— Te amo, Tinkerbell —

— Hyung lo prometiste —dijo refiriéndose al sobrenombre.

— Shh —le mandó a callar.— Dime que me amas —

— Te amo, pero no soy Tinkerbell, deja de llamarme así —

— Eres mi Campanita. Entonces... Tu Peter Pan soy yo y esto es Nunca Jamás —explicó feliz besando la sien ajena, y una vez entraron a la cafetería sonrieron contagiados de la bonita sonrisa que el animado Shim les brindaba.