El inico del tiempo

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Mientras conducía, la ansiedad me mataba, estacioné el auto y me tomé unos segundos mientras miraba el enorme edificio.

¿Qué estás haciendo Mia? -pensé-

Dejé caer mi frente en la manivela y cuando por fin estaba decidida salí del auto. Entré al hospital y me acerqué a la recepción.

Disculpe, vengo a ver a... ¿Larissa Dreymont? -primer error, sonar desconfiada-

Había escuchado que el padre de Eron se había vuelto a casa con una mujer que resultó ser su amante tiempo después del nacimiento de su primogénito. Debía admitir que era de admirar como inició un matrimonio con alguien que ya tenía un hijo.

¿Quién pregunta? -preguntó con su mirada fija a la computadora mientras tecleaba-

Mierda, piensa rápido Mia.

Naminé Wilkinson -fue lo único que me vino a la mente-

La mujer levantó la mirada.

¿Tu cabello solía ser rubio o es mi imaginación? -arqueó una ceja-

Lo cambié -sonreí forzadamente- ya sabes, un cambio, cerrar ciclos... si

Te sienta, hace que tu color de ojos resalte -volvió a mirar la computadora- 4º piso, habitación 876

Me adentré en el enorme laberinto hasta llegar al elevador. Subí hasta el dicho piso y caminé buscando el número de habitación.

Habían varios doctores y enfermeras caminando de un lado a otro, para ser tan tarde eran bastantes.

Cuando encontré el número de habitación me acerqué a la puerta, miré de un lado a otro asegurándome que no me vieran y entré.
La mujer estaba allí en la camilla ¿Era ella realmente?. Busqué el tablero donde estaba el nombre del paciente, se encontraba al lado de ella, tomé la hoja entre mis manos y leí: Larissa Dreymont.

Sentí un frío que recorrió desde la punta de mis talones hasta lo más arriba de mi cabeza.

Era cierto, ahora podía creerlo y me sentía más aterrada que nunca, verdaderamente las personas normales nos estábamos viendo afectados por la influencia del mundo sobrenatural.

Estaba lista para abandonar el edificio, dejé la hoja donde estaba y antes de voltearme ella tomó mi muñeca.

Él fue... él lo hizo... -la voz ronca de la mujer causaba una sensación de temor en mi- Marcus fue quién lo hizo -intenté liberarme- ¡ÉL ME ASESINÓ! ¡ÉL ME ASESINÓ! ¡FUE ÉL! -empezó a gritar-

Un doctor acompañado de dos enfermeras entraron de prisa.

¿Qué haces tú aquí? ¿Quién eres? -preguntó una de las mujeres-

Me solté a la fuerza y mirando con temor a las personas que estaban en esa habitación salí rápido. Todos afuera estaban alarmados de escuchar los gritos de la mujer, entonces se acercaron a preguntar, eran muchas voces hablando, miraba en todas direcciones y habían rostros diferentes.

¿Niña? ¿Estás bien? -preguntó una mujer-

Solo la miré por un par de segundos y corrí al ascensor, una vez abajo salí corriendo.

Little Big Secrets © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora