No puedo hacer esto solo.

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Alina y Zoey parecían estar trabajando juntas, intentaban atacar a todos menos a sí mismas. Las cosas empezaron a ponerse peor, los puños iban y venían, las garras también y las gotas de sangre caían al suelo.

Era como estar atrapado en mi propio cuerpo, estaba un 80% consciente, mientras que el otro 20% de mí se estaba dejando llevar por el instinto.

Tras unos largos minutos de ardua lucha, todos quedamos completamente agotados. Escuché en mi mente el sonido de una gota al caer sobre el agua, entonces sentí mucha tranquilidad y caí al suelo. Pronto el resto también cayeron desplomados. Sentía una sensación distinta, como si me hubiesen sedado.

Los niños problema están a mis pies. -escuché una voz cerca, y a dificultad moví mi cabeza arrastrándola entre la tierra y piedras ya que se me era imposible sostenerla- Parecen estar confundidos. -juntó a Naminé y Eriol del suelo con mucha facilidad para luego obligarlos a ver su rostro-

Ya basta Julius, hazlo rápido. -un tipo salió de la caballa y se quedó a una distancia considerable del otro hombre-

¿Hablas conmigo Tarius? ¿Te diriges a mi? -Julius dejó caer al chico y la chica para dirigirse al hombre otro hombre-

Tú actitud impulsiva y soberbia siempre te harán el más débil de la manada. -Tarius se dio vuelta e intentó volver a la cabaña-

Julius apresuró su paso, tomó al tipo por la espalda y lo llevó frente a Eriol y Naminé.

¡Suéltame, maldita sea! -el tipo intentaba liberarse-

Usted aún no saben quién soy y de lo que soy capaz. ¿O si? -preguntó Julius-

Eriol y Naminé se sostenían con dificultad sobre el suelo, lo que me hizo pensar que estaban en mí mismo estado.

¿SABEN QUIÉN SOY? -el tipo desgarró la garganta de Tarius frente a los ojos de mis amigos- ¡SOY JULIUS, UNA DE LAS ABOMINACIONES CREADAS POR MIDAS EL SABIO! -dejó el cuerpo moribundo del tipo frente a ellos y retrocedió-

El tipo era alto, de cuerpo fornido, tez blanca y cabello negro. Tenía una barba cerrada y unos rizos casi formados.

El hombre empezó a respirar rápido, empezó a soltar sonidos de dolor mientras se retorcía en el suelo. Y enseguida lo recordé, recordé esos ojos de frialdad, finalmente podía ver su apariencia a la luz del día, se trataba del mismo sujeto que robó mi cristal.

En cuanto el hombre terminó su transformación y tomó su apariencia de Sabueso, se acercó de forma acechante a Eriol y Naminé.
El animal se acercaba cada vez más a ellos, con grandes gotas de saliva que caían de su hocico.

El animal se acercaba cada vez más a ellos, con grandes gotas de saliva que caían de su hocico

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4 gigantescos pilares de cristal blanco salieron del suelo y atraparon al animal cambiante. Un frío indescriptible empezó a emerger de las rocas, el Sabueso intentaba escapar a cómo diera lugar, pero le fue imposible.

Little Big Secrets © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora