Sin control.

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Tras una larga noche. Desperté gracias a la alarma de mi teléfono, me encontraba recostado a la pared aún.

¡Mi cuello! -me quejé mientras con una mano puesta en la nuca movía mi cabeza de izquierda a derecha lentamente-

Me levanté del suelo y fui a ducharme. Todo estaba muy silencioso, las otras dos habitaciones tenías las puertas cerradas, no había señal de ninguno de mis compañeros, lo que me hizo pensar que fui el primero en despertar. Al salir de la ducha lavé los dientes y al verme en el espejo sobre el lavatorio, mis ojos no habían vuelto a ser cafés en su totalidad, aún en las orillas me quedaban toques de aquel azul brillante.

Froté mis ojos y me fijé nuevamente con un pensamiento ingenuo de que desaparecería. Negándome completamente a mi niña acción, volví con la toalla al rededor de mi cintura a mi recámara. Tomé un pantalón negro de mi armario, junto con una sudadera gris de una talla más de la usualmente utilizaba y unos zapatos blancos, seguidamente me dispuse a ordenar un poco el desastre que dejé la noche anterior. Abrí la ventana para que el poco hielo que quedaba se terminara de descongelar.

Poco después de terminar, escuché una puerta abrirse y luego escuché a Tysson hablar entre bostezos. Me quedé en silencio escondido en la habitación esperando a que el tipo entrara al baño, realmente no tenía muchas ganas de verlo y mucho menos con mis ojos luciendo así de extraños.

Mi primera clase del año era biología. Tomé el libro de biología de la repisa y me puse en marcha al laboratorio de esta ciencia. Con constancia parpadeaba y evitaba mantener contacto visual con las personas que me topaba para que nadie notara mucho el extraño color que quedaba en mis ojos.

Al salir del edificio me encontré a Cora, necesitaba la ayuda de Alina, así que me acerqué.

Hola... eh... ¿Coraleen? -dije algo preocupado por la situación que manejaba. Una decisión torpe que no pensé bien-

Hola Eron ¿Buscas a Alina? -se volteó-

Bueno... Pues... Si a decir verdad. -dije y noté como miraba mis ojos a lo que empecé a mirara mi alrededor con disimulo-

Aún no baja, estoy esperando a que Jade y ella bajen. -ella de verdad se esforzaba en ver qué sucedía con mis ojos, se notaba como intentaba mirarme-

Gracias. -entrecerré mis ojos y me quedé ahí de pie-

De... ¿Nada? -la chica expresó un gesto de confusión ante mi extraña actitud-

Me fui de inmediato con algo de preocupación, si ella lo notó tan fácilmente, no quería imaginar al resto.

¡Mierda! No debí venir a la primera clase... Debí esperar en la habitación. Aunque aún no es muy tarde para regresar... -pensé mientras salía del edificio-

Al pasar frente al camino que llevaba a la lavandería y gimnasio, me encontré a Christina con un pequeño bolso largo que colgaba de su hombro.

¿Vas a clase? -pregunté mientras caminaba hacia ella-

Si, espero a Annie nada más. -dijo en un tono amigable-

Noté que en un costado llevaba gafas de sol.

¡Oye! ¿Me puedes prestar tus gafas? Prometo devolverlas. -me acerqué deprisa-

Si estás consciente que son de chica. ¿Cierto? -me las entregó con un gesto de confusión en su rostro-

Ya no estamos para estereotipos. Que el lente sea de color... -cuando lo observé no pude evitar tomar un gran bocado de aire- rosa... No significa que no lo pueda usar.

Lo sé. Créeme que pienso igual que tú, es solo que... -en ese momento la chica no supo que más decir-

Muchas gracias, nos vemos luego. -me puse las gafas y caminé lo más rápido posible a los salones de clase-

Little Big Secrets © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora