El inicio de la resurrección.

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¿Volvieron? ¿Así nada más? ¿Sin decir nada? -la indignación de Zoey era más que notoria en su voz-

Y veo que se tomaron la molestia de hacer nuevos amigos -comentó Christina a lo que yo la miré molesto- es la verdad -separó su mirada-

¡Mia! -no dudé en ir tras ella y averiguar lo que sucedía- ¡Oye! ¡Mia! -la chica se perdió entre las personas- ¡Mierda! -bufé y volví con las otras-

Oye hermano, no te ha quedado en claro que ella no quiere saber nada de ti ¿o si? -por supuesto tenía que salir Alina con su comentario constructivo-

-exhalé- No tienes que ser tan tosca a la hora de decir las cosas ¿lo sabes?

Si, lo sé -su sonrisa de saber lo que estaba causando en mí era más que molesta-

Me voy -Zoey abrió sus ojos de forma algo exagerada y pasó en medio de nosotros-

¿Aún piensas que Cora, Jade y yo no equivocamos? -su maldita mente maquiavélica iba más allá de lo que yo podía entender-

Lo hiciste al propio ¿cierto? -me crucé de brazos y si mirarla a los ojos hablé-

Si hubieras visto la cara que hizo Zoey cuando fuiste tras de Mia... -comentó Christina a lo que recibió una mirada de desprecio de mi parte-

Lo siento, creo que me voy también -aunque aún no nos llevábamos muy bien, sentí algo de culpa, pero no venía al maldito caso-

Tenía clase. Por eso se fue Alina -me coloqué frente a mi hermana-

Muy bien ¡Puedes creer lo que se te pegue la gana! -la chica harta de mi negación hacia los sentimientos de Zoey, se dio la vuelta y a unos cuantos pasos se volvió a gritarme-

Después de procesar e intentar calmar mi enojo pensé que quizá Eron y Tysson volverían a nuestra habitación. Por supuesto no lo pensé dos veces para volver corriendo.

Debo admitir que mientras me dirigía al edificio A me sentía bastante nervioso por alguna razón, aún incluso cuando debería sentir odio o enojo de verlos.

Al llegar a la habitación y busqué mi tarjeta de acceso, noté que no la tenía.

Mierda -golpeé la puerta y esta se abrió-

¿La puerta estaba entre abierta? La empujé pero a simple vista estaba vacío. La puerta del baño estaba abierta y no había nadie, caminé a las recámaras y las puertas estaban cerradas como cuando salí por última vez de la habitación. Todo aparentaba normalidad. Aprovechando que estaba allí, entré a mi cuarto y tomé la tarjeta que estaba en la mesita de noche.

Debería ordenar un poco esta pocilga -mi atención se centró en las cajas y valijas que estaban tiradas en el espacio sobrante- será solo un mes aquí, no será muy necesario -me encogí de hombros, salí de la recámara y tomé el llavín para abrir la puerta, el cual se movió a su voluntad-

Retrocedí dando espacio para encontrar a un par de personas al otro lado.

-XXXX-

¿Y entonces? ¿Cuál de ustedes me puede decir el símbolo del Mercurio en la tabla periódica con sus valencias? -el profesor parecía bastante entusiasmado, aunque quizá ignoraba el hecho de que iba tan rápido que no se entendía mucho el tema-

¡Dylan! Genial, pasa al pizarrón -escogió a uno de mis compañeros-

Mi teléfono que se encontraba a un lado de mi libro empezó a vibrar mostrándome una llamada entrante.

¿Marcus? -tomé el aparato y lo metí a un lado de mi falda, seguido a esto salí con prisa del salón a contestar la llamada-

¿Marcus?

Little Big Secrets © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora