Recuperemos el carámbano de hielo.

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Me fui de aquel lugar con el rostro de Jessica en mi mente y con el nombre de Tysson en la garganta. Me sentía bastante mal y me veía como un completo idiota arrastrando la rosa de regreso al auto.

Conduje a casa nuevamente. Mamá ya estaba allí. Subí a mi habitación, pedí un taxi y me cambié de ropa. Al bajar, mamá estaba en la sala y me llamó.

¿Si? -caminé de mala gana frente a la pantalla plasma-

Cariño, ya no discutamos más. No te obligaré a entablar una relajación con Dalton, solo te pido que lo conozcas un poco. Te quiero. -fueron sus palabras entre lágrimas, al voltearme observé que estaba viendo una de sus películas sentimentales-

También te quiero mamá. -me di vuelta nuevamente- Nos vemos el viernes. -salí de allí- Ay Dios, esto es peor que cuando está ebria. -pensé en dirección a la puerta principal-

Me quedé afuera por algunos minutos. El taxi no tardó en llegar y subí pidiéndole que me llevara a Reymont Clow.

Bajé en la entrada de la institución. El guarda me reconoció y me dejó pasar. Tomé el camino largo para llegar a los edificios. El señor Smoothie seguía abierto, pero no era Annie la que estaba trabajando allí. Sin embargo reconocí a quien la reemplazaba.

Uno de Corteza Amarga por favor. -le pedí entrando enseguida en mi teléfono-

Aquí tienes. -la chica dejó el envase sobre el mostrador con la pajilla en su tapa- 3 dólares -cobró enseguida-

Necesito irme, guarda el cambio Christina. -tomé el batido y dejé el billete en su lugar-

¿Ella te dijo mi nombre? -dijo y me detuve a un paso de salir-

Si, algo así. -la miré por encima de mi hombro-

¡Espera! -me detuve- ¿Te ha dicho... algo más sobre mi? -sonó algo interesada en mi respuesta-

Si, dijo en cortas palabras que no eres su persona favorita en el mundo. -pensé- No, a decir verdad no dijo nada más. -me volteé, sonreí y salí-

Caminé hacia las habitaciones. Al pasar por el edificio B observé la luz de la habitación de Mia encendida. Saqué mi teléfono pensando en llamarla, luego observé la habitación A y lo guardé para llegar hasta allí.

Al entrar en el edificio tiré el envase en la basura y subí a mi habitación. Entré y a los pocos minutos llegó Tysson, sentí como me empecé a alterar, mi respiración pronunciada, mis latidos acelerados y mis venas hinchadas. Antes de hacer cualquier estupidez, corrí a mi recámara empujando a Tysson para pasar corriendo.

No sucederá, no sucederá. -repetí en mi cabeza mientras la sostenía con mis manos-

¿¡ERON!? ¿ERON? ¡Demonios Eron! ¡Abre! -Tysson golpeaba la puerta repetidas veces-

Por favor no. No de nuevo. -corrí al espejo y noté que mis ojos volvieron a ponerse azules-

¡Eriol! ¿Eriol? ¿Dónde diablos se mete este tipo? -escuché decir a Tysson afuera golpeando la puerta de nuestro compañero-

-XXXX-

Naminé. Eron ya no porta su collar. -nos encontramos a un costado de los edificios-

Lo sé, hoy por la tarde llegó a mi habitación con dos chicas y no lo vi colgar de su cuello. -miró a ambos lados asegurándose que ningún guarda estuviera rondando-

Como Ferox primerizo debería portarlo siempre. Sin ese cristal se saldrá de control, ahora que entróen contacto, toda esa energía bestial buscará como escapar de su cuerpo. -la miré directo a los ojos-

Little Big Secrets © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora