Usualmente al llegar a la adolescencia empiezas a notar cambios; un cambio de voz, crecer, partes del cuerpo se desarrollan, muchos sentimientos revueltos, diminutos problemas que hacen parecer el fin del mundo... pero... ¿Qué tus ojos empiecen a br...
¿Alguna vez han sentido un océano de sentimientos? Amor, felicidad, nervios, sorpresa, temor... etc. Creo que en mi caso he experimentado un par de ellos a la vez, pero nunca todos.
Mi corazón latía fuerte y aún intentaba procesar lo que estaba viendo. ¿Era real? ¿De verdad era ella? Acababa de estar atrapado en un mundo extraño, huí y enfrenté una bestia. No sabía si esto era real.
Hola -dijo nerviosa-
Tragué saliva una vez más, miré a mi hermana y ella con una cálida sonrisa entre lágrimas me abrió paso. Mis piernas temblaban, bajé los escalones que habían y me paré frente a ella.
¿...Jess...? -aun no podía creerlo, extendí mi mano y al tocar su mejilla con los nudillos quité rápidamente mi extremidad-
La chica me miró contemplada y se aventó hacia mi para besarme.
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Si eres tú... ¿Cómo es que...? -me separé de ella-
La máquina de tu padre, Eron -volteé a la izquierda-
Zoey... -la miré de mala forma-
Tú y Marcus son lo peor que he conocido, ambos me mintieron y me utilizaron. Nunca les voy a perdonar lo que hicieron -dije en forma de reproche-
Ainoha no tiene la culpa Eron... yo hice hasta lo imposible para encontrarte, aún cuando no tenía ni idea de quién eras. Ella solo hizo lo mismo con su hermana -volteé a ver a Alina quien bajaba los escalones y se acercaba a mí-
¿Ainoha? -reí irónicamente-
Es mi verdadero nombre Eron -volví a su rostro- y escucha, no te pido que me perdones o que me entiendas, solo espero que estemos a mano -la chica fue firme en lo que decía, no tuve nada más que decir-
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Me volteé hacia la pelirroja. Tomé la mano de Jessica y ella entrelazó nuestros dedos. Le sonreí.
