La desgracia de unos, es el gozo de otros.

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Luego de ser escoltada por Christina a mi habitación, me di una ducha, me sentía exhausta, decepcionada y algo afligida.

¿¡Qué demonios te sucedió Alexis!? ¿¡De dónde demonios vienes toda golpeada!? -la reacción de Christina sería la misma que cualquier otra persona al haberme visto en aquel estado-

No es algo que te deba importar. -dije de mala gana- Pero debes saberlo o no entenderás el favor que te voy a pedir... Intenté despertar el espíritu bestia. -titubeé-

¿Estás demente Alexis? ¡Sabes las consecuencias de forzar el poder del espíritu bestia! No debiste haberlo hecho... No estamos listos para enfrentar lo que se puede convertir en nuestro peor miedo. -la chica me abrió paso a su habitación-

Debía hacerlo... Así cuando encuentre a Decoria, no me podrá detener. -caí desplomada sobre el sofá- Pero ahora necesito tu ayuda... -hice un gesto de dolor mientras intentaba inclinarme- Yo haré lo imposible por controlarlo, pero en caso que falle, hay algo que debes recordar. -la miré fijamente-

¿Qué? ¿Yo que puedo hacer? -murmuró molesta-

La única forma de mantenerme en sincronía con el espíritu humano es recordando algo que me devuelva la humanidad, algo que de verdad me haga sentir humana otra vez. -intenté ponerme de pie y dejé escapar un grito de dolor para después caer al suelo-

¡Alex! -la chica me atajó- Silencio, Annie duerme, es media noche, no las 8 de la mañana. -me ayudó a sentarme de nuevo en el sofá-

No no, ya debo irme, pronto empezaré a sanar. -me solté de forma brusca- Solo recuerda que soy Alexis Dreymont. -tomé el llavín de la puerta y la miré-

¿Dreymont? ¿Cómo Eron y Alina? -preguntó confusa-

La miré con furia, abrí la puerta y a cómo pude volví a mi habitación.

Escurrí mi cabello hacia atrás y suspiré con un gran desánimo. Tomé el cristal con fuerza y abrí la puerta corrediza para tomar la toalla y volver a mi cuarto.

Buenas noches Clarisa, buenas noches Elena. -dije entrando a mi recámara- ¡Ja! Si tan solo fueran reales -reí e hice rodar mis ojos después de cerrar la puerta-

Busqué mi pijama, y con ayuda de la secadora empecé a (valga la redundancia) secar mi cabello frente al espejo.

Greyson y Violet Fork. -pensé- Fue bastante estúpido ocultarse en su propia casa. -dije una vez más en mi cabeza-

Al terminar de secar, tomé un poco de crema para rizos y la apliqué a las puntas de mi cabello. Me miré en el espejo antes de dormir, traje mis ojos grises por un momento, pero de inmediato los quité.

En cuanto llegué a la cama, me lancé la cobija encima y extendí mi mano para pagar la lámpara. Todo estaba en pleno silencio, y estaba apunto de quedar dormida cuando escuché un ruido venir de la ventana corrediza y solo vinieron tres palabras a mi mente: No otra vez.

Me puse de pie y me acerqué. Podía ver como intentaban forzar la ventana al moverla, fue entonces que una vez más mis ojos se tornaron grises. Respiré profundo, abrí la ventana corrediza con cautela, me escondí en la oscuridad y cuando estaba dentro, la tomé por el cuello.

¡Soy yo, Alexis! ¡Soy yo, maldita loca! -al reconocer la voz de Aqua la solté y fui a encender la luz-

¿Eres tonta a caso? ¿Sabes lo que he pasado con esos malditos Upires y aún así decides entrar por la ventana? -agité mi cabeza llevándose con este movimiento el brillo de mis ojos-

Little Big Secrets © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora