Sobre el tablero de juego.

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Rhydian estaba con sus asuntos del colegio, apresurado por terminar todo su papeleo y terminar de llevar lo necesario al edificio A. Mientras tanto yo por mi lado venía de ese lugar ya había recogido todas mis cosas y solo debía esperar a que mi padre decidiera venir y ayudarme a llevar todo a casa.

Totalmente indispuesta a esperar un segundo más, decidí enviarle un mensaje diciéndole que me recogiera en Latebras. Aún no había guardado mi teléfono, mientras caminaba al café miraba esperanzada la pantalla, me sentía como estúpida esperando que entrara una llamada, Tysson había estado actuando raro y no respondía ninguna de mis llamadas.

Estaba acercándome al lugar cuando mi teléfono vibró, de inmediato lo saqué y se trataba de mi padre confirmando a lo que le pedí. Resoplé y cerré mis ojos, pero de inmediato se abrieron al chocar con alguien. Era un tipo mayor, con una barba delicadamente cortada, sus ojos eran claros y en su mirada parecía haber algo de codicia y maldad, y su sonrisa me lo confirmaba.

Lo siento, niña, creo que no te vi, aunque debo decir que me pareces familiar -el hombre sostuvo mi mano y se agachó a levantar mi teléfono- mucho gusto, mi nombre es Julius -sonrió nuevamente-

Mucho gusto -dije con algo de temor y desconfianza- gracias -tomé el móvil de su mano-

¿Eres nueva en el pueblo? -preguntó-

No, llegué poco después de que empezaran las clases, ahora me preparo para regresar con mi madre -¿Quién era el? ¿Cual era el secreto que escondía detrás de esos ojos?-

¿Reymont Clow? -arqueó una ceja-

Si -toqué mi cuello por un descontento que tuve-

El tipo miró por encima de mi hombro y actuó como si alguien lo estuviera llamando.

Creo que debo irme, fue un gusto... -esperó que dijera mi nombre-

Mia -dije en seco-

El semblante del rostro del hombre cambió al escuchar mi nombre.

Nos vemos luego, Mia -en un movimiento rápido tomó mi mano y la besó-

Por un momento me quedé pensando en el extraño encuentro, y luego al voltearme el tipo ya no estaba. Entré al local, pedí un café frío con el cual fantaseaba desde que salí del colegio. Tomé mi pedido y me senté en una mesa cerca de la ventana, dejé mi teléfono sobre la mesa y empecé a disfrutar de la bebida mientras mi mirada estaba ida por el vidrio.

Por un momento tuve algo similar a una visión, pero se trataba de imágenes que pasaron velozmente por mi cabeza.

Primero pude observar un salón blanco muy grande y espacioso, en el centro había un candelabro enorme de un material que no conocía, y justo abajo habían 5 siluetas cubiertas por una manta blanca y en su cabeza llevaban puesta una corona del mismo material que el candelabro. Estaban inmóviles, simplemente de pie. Pronto, tres de las siluetas se cubrieron por lo que parecía ser una capa del mismo material mientras las otras dos restantes se mantenían en la misma posición. Luego pude visualizar el rostro de 6 animales familiares pero con rasgos muy distintos, seguido dos ojos aparecieron en la oscuridad y desprendieron una gama de colores bastante hipnotizante, pronto ese espectro de color se hizo más y más fuerte hasta que todo se volvió negro, entonces volví en sí y pronuncié una palabra: Eron.

Little Big Secrets © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora