Puertas de sangre.

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¿Una puerta? -lo miré algo confuso-

Si, hay puertas distribuidas por todo el mundo para llegar a Downtown. -respondió el tipo quién no despegaba sus ojos de aquel papel- Y parece que tenemos una aquí en alguna parte del campus.

¡Genial! Será aún más sencillo. -esto estaba resultando estúpidamente fácil, lo que me hacía entender que vendría algo peor en cualquier momento-

Este mapa solo muestra una puerta, tiene varias notas escritas por el reverso y el delantero de la hoja. Debe haber un orden ya que dice cosas muy específicas. ¿Dónde dices que la encontraste? -levantó su mirada solo para verme unos segundos-

En la lavandería de mi casa, estaba entre las cosas del novio de mi madre. -respondí-

Ethan se quedó con el mapa averiguando donde estaba exactamente la puerta a Downtown, le permití llevárselo con la inofensiva condición de que si intentaba escapar, lo encontraría y le arrancaría la cabeza. El día transcurrió y mi mente no me dejaba en paz, al salir de la ultima clase fui directo a mi habitación, estaba muy silenciosa y quieta. Ya no tenía a Eriol ni a Tysson para que acabaran con mi paciencia. Ahora solo había calma.

Tiré mi mochila en el sofá, fui a lavara mi cara y de inmediato me encerré en la recámara. Observé el bosque por la ventana y me sentí minúsculo comparado con aquella arboleda, me sentí triste, vacío e incompleto. No sabía cuál era el motivo, pero lo que sí sabía, era que tenía que distraerme.

Me puse un bañador y una camisa sin mangas. Tomé una toalla y salí al pasillo donde se juntaban las 3 habitaciones. Por un imaginé ver a Eriol y a Tysson entrar en sus habitaciones. Sentí tan real el escuchar sus voces en mi cabeza que abrí la puerta de ambas habitaciones y estaban justo como las imaginé, vacías sin su presencia.

En lugar de ir a la terraza junto con el resto de estudiantes a convivir, preferí ir a la solitaria piscina frente a la biblioteca. Dejé la toalla en la banca y mi camisa sobre ella. Estiré un poco y me lancé de picada. El sentir el agua tibia en mi piel era bastante relajante. Di una vuelta a la piscina y me detuve en un costado a tomar aire.

¡Maldita sea! -golpeaba la orilla de la piscina con todas mis fuerzas-

Tranquilo ¿Qué te ha hecho la piscina? -al escuchar esa voz levanté mi mirada-

¿Zoey? ¿Qué haces aquí? -quité el cabello de mi rostro y apoyándome con mis manos subí a la orilla-

Pensaba en venir por un bocadillo. -fue sarcástica- Practico natación cuando me siento presionada. -dejó la toalla y la tarjeta de habitación sobre ella en una de las bancas- Pero debo decir que me sorprende verte aquí, Dreymont. -se quitó el kimono y lo puso sobre sus cosas-

Solo necesitaba algo de distracción. Siento que estoy enloqueciendo poco a poco-contesté a pesar de que sabía que me veía inseguro-

Ahora que lo menciones. ¿Como va tu plan? -caminó hasta las escaleras para entrar-

¿Plan? ¿De qué hablas? -pregunté bastante confundido ¿o estaba jugando con mi mente?-

Tu plan de evitarnos. -suspiró y rió-

No... Yo no... Es que... -me había tomado totalmente desprevenido, no sabía que contestarle exactamente-

Little Big Secrets © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora