La intervención.

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Cap 7.





— Mmmm... ¿Que hora es? -. Preguntó un adormilado Miami al aire.

Se levantó poco a poco hasta quedar sentado y fijo su vista en la mesita de noche donde había dejado su teléfono la noche anterior para luego agarrarlo y mirar la hora.

— Las 8:12 AM -. Susurro.

Gracias a dios no le afectaría ni tendría problemas con el horario, ya que entre Venezuela y USA no había diferencias en cuanto a la hora.

Luego de revisar la hora Miami se quedó viendo un punto fijo en la pared, pero a la vez no le estaba prestando atención a su entorno, estaba más dormido que despierto.

Reiniciando Windows, dirían ustedes.

— Mmmmm aaaaaa... -. Se quejo estirando sus brazos, mismos que crujieron -. Mmmm... tengo hambre -. Dijo para después levantarse, pero antes de cualquier cosa fijo su vista en una puerta que supuso era el baño.

Tenía ganas de orinar, además la boca le apestaba, necesitaba cepillarse.

Miami era ese tipo de personas que no toleraba el mal sabor en su boca, sobretodo esa esencia que te queda al despertar.

Totalmente desagradable para el.

Así que se aproximo a su maleta, que por cierto, no sabía como llegó allí, para luego agarrarla y buscar su cepillo de dientes y grema dental.

Siempre preparados, tu sabe'.

Luego de tener todo a la mano se dirigió al baño, hizo sus necesidades, se cepillo y echo agua a su cara.

Una vez listo salió dispuesto a despertar a su mejor amigo para bajar juntos a la sala. ¿La razón de no querer ir solo?.

Le daba pena.

Lastima que Washington tenía otros planes.

— Come on, wake up! -. (¡Vamos Despiértate!) Pidió moviendole el hombro de aquí para acá.

— Mmmm... déjame dormir -. Se quejo -. Miami, stop shaking me! -. (¡Miami, deja de sacudirme!) -. Chilló adormilado.

— Come on brother, come with me -. (Vamos hermano, ven conmigo) suplico, de verdad no quería estar solo alla abajo con quien sabe que.

— No, fuck you -. (No, vete a la mierda) le gruñó -. Tengo sueño -. Susurro.

Miami solo pudo bajar la cabezas derrotado, intentar que Washington se levantara de la cama era totalmente inútil, asi que como la Ciudad miedosa que era se dirigió a paso lento hacia la puerta, y antes de salir dijo:

— Si muero es culpa tuya, dile a Colorado y a Wisconsin que no lloren por mi, y a Abama que lo voy a atormentar por no cagarme -. Hizo drama -. Eres el peor amigo que alguien puede tener.

— Yes yes, lo que tu digas Miami, ahora largo, necesito mi sueño de belleza -. Lo apuro.

— Belleza que no te sirve de nada con ese horrible carácter, Juh -. "¡Te escuche!" Y con ese último reclamo de Washington Miami salió del cuarto cómo la diva que es, pero con el miedo por delante.

— Ojalá no me roben... -. Musito por lo bajo.

Y es que el pobre había visto documentales de la ciudad de Caracas mientras iban en el avión.

Y estos solo hablaban de la inseguridad, el vandalismo, y que incluso se metían a las casas a robar todo lo que encontrarán, ¡También había visto uno donde las propias familias se robaban!.

Pussy e' your motherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora