"¿Pero?"

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- Toma asiento Venezuela -. Invito uno de los "grandes mandos" que se encontraba allí.

El nombrado negó -. No vine aquí a tomar el té. Necesitamos hablar y llegar a un acuerdo rápido.

Fuerte, autoritaria. Así sonó la voz de la República Bolivariana de Venezuela.

Tan firme que hizo que algunos en ese lugar tamblaran.

- Bien, sí así lo deseas -. Murmuró uno, ya sentado en una mesa junto a los otros.

- Vamos al grano, señores -. Hablo nuevamente el país, acercándose aún más.

Se detuvo alerta, pero con mirada inquisitiva al ver cómo algunos militares armados se atrevía a apuntarle.

'Muchas bolas'

- Atrevanse -. Retó -. Y de esta mierda no salen vivos.

Todos en la sala se tensaron, más de lo que ya estaban.

- Venecia, hacer una amenaza de esa magnitud no es muy... favorable para esta situación -. Hablo con aparente calma un señor de avanzada edad. Pero el temblor de una de sus manos era evidente.

- Díselo a los mamaguevos que me estás apuntando.

Dos de los hombres se miraron por una milésima de segundo, y eso fue más que suficiente para que uno de ellos levantará levemente la mano. Dando así, una orden muda.

Los uniformados bajaron lentamente las armas. Venezuela pudo avanzar con más tranquilidad.

Pero no sé confiaba. 'Todos en esa sala eran unas ratas'

Estaba alerta siempre. Un paso en falso y puede que sea su perdición.

- Haremos lo que tú quieras -. Corto uno el silencio incómodo y mordaz de aquella habitación -. Te permitiremos regresar a tu rango anterior, tu opinión será nuevamente válida; campañas, nuevos trabajos, se te permitirá hacer lo que quieras con los militares que se atrevieron a estar con contra de su nación...

Los guardias de esa sala fruncieron el seño, confundidos.

'No es fácil decir que no cuando tienes una maldita pistola en la cabeza, mientras tú familia es amenazada de muerte'

- Se te será permitido todo eso, el relacionarte con otros países -. Venezuela se mantenía callado -. Incluso se te será aprobado cualquier tipo de tortura que quieras realizar sobre cualquiera de ellos, pero-

- ¿Pero? -. Interrumpió el mayor -. ¿Crees que estás en la posición de poner condiciones? -. Escupió el Contry -. Deja de hablar tanta mierda, todo lo que me ofreces no es más que una pequeña cantidad de todo lo que yo PUEDO y DEBERÍA de hacer si me da la maldita gana.

El hombre que había dicho todo eso trago grueso.

- ¿Entonces qué quieres? -. Pregunto.

- Lo quiero todo.

...

- Quédate quieto -. Gruñó FANB, apretando una herida en la pierna de la capital venezolana.

- A-ah, d-duele -. Gruñó Caracas, echando su cabeza hacia atrás al sentir la presión que la organización ejercía en su pierna.

Era una trampa, todo fue una trampa.

Maldito sea el día que esa gente piso esas tierras. Malditoa el día en el que Venezuela les dió el privilegio de la duda.

Maldito, maldito.

- Ahg -. Seguía quejándose, pero antes de poder decir algo, un ruido hizo que guardara silencio.

Ambos venezolanos se miraron. Eran unos uniformados.

Los que desde un principio les habían caído a balazos.

Mismos que no lograron oírse por un silenciador que poseían las pistolas.

Retrocedieron, poco a poco. Hasta que por fin los perdieron de vista.

Bien... Todo estaba saliendo como Venezuela lo predijo.

- Vamos Cari -. Murmuró el más alto, ayudándolo a seguir caminando.

- Yo puedo solo.

- No, no puedes. Ahora cállate.

Caminaron, caminaron en busca de los demás.

Mientras se alejaban no notaron que el comunicador de FANB había quedado tendido en la calle.

Mismo objeto que fue encontrado por el grupo del que huían.

...

Pussy e' your motherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora