Todo.

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Cap 17.


Ya todos se encontraban de camino hacia la próxima casa en dónde se quedarían, solo había una pequeña diferencia en comparación con el último viaje que tuvieron.

USA y Venezuela no iban en la misma moto.

Al parecer seguían enojados.

— Venezuela -. Llamo Rusia a este.

— Mmmm -. Pronunció apenas, con su vista en la carretera.

— ¿USA y tú se pelearon? -. Pregunto sin perder su semblante serio, pero curioso por dentro.

Y es que, ¿Cómo se pelearon si hace algunas horas estaban tan empalagosos?, realmente no entendía.

— Eso no es peo tuyo -. Le gruño Venezuela.

Ok... Alguien se levantó con el pie izquierdo.

— No es para que me contestes así, yo solo preguntaba -. Dijo con un leve tono indignado.

Ya tenía la suficiente confianza como para reclamarle cosas y hacerle berrinches.

Tal y como los mejores amigos que ahora son.

— Uys pues, se ofendió el niño -. Se burló Venezuela.

— Ya encerio dime -. Pidio este.

Venezuela no contesto, solo soltó un suspiro cansado, no pudo dormir casi nada anoche por la "discusión" que tuvo con USA.

— Hey, ¿Está todo bien? -. Pregunto preocupado el ruso.

— Si... -. Murmuró.

— Está bien... -. Terminó por rendirse Rusia -. Pero, si necesitas hablar con alguien estoy aquí para ti ¿Ok? -.

— Ok -. Dijo este con una sonrisa que Rusia no pudo ver.

— Otra cosa, deberías hablar con Estados Unidos, el es algo terco, lo sabes -. Sugirió -. Ahora, será mejor que enfoques tu atención en la carretera, no me quiero matar -.

Rusia le tenía pavor a las motos, y el hecho de estar montado en una le estaba produciendo náuseas.

— Si si mariquito -. Dijo este divertido.

Cómo respuesta obtuvo un bufido por parte del soviético.

— ¿Y Alejandro? -. Pregunto Venezuela.

— ¿Qué pasa con el? -. Dijo haciéndose el loco.

— Haste el loco, tu estás claro de que te estoy hablando.

— Sabes que las cosas no son tan fáciles Venezuela, yo apenas estoy aceptando que me gustan los hombres -. Murmuró apoyando la cabeza en su hombro.

— No entiendo por qué le das tanta vuelta a la vaina, te gusta, acéptalo, y de paso desde que el gafo ese tenía 16 -. Recordó.

— ¿Quieres callarte y prestar atención a lo que haces? -. Cortó la conversación nervioso.

Venezuela hacia aumentado un poco la velocidad y pasaron de una forma nada segura un cambio de calle.

— Usted tranquilo y yo nervioso, y ni creas que está conversación se queda aquí, tú y yo vamos a hablar muy seriamente cuando tengamos tiempo.

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— Washington te estaba molestando -. Nisiquiera fue pregunta.

Pussy e' your motherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora