Venezuela, mirando por el gran ventanal de su balcón suspiro de forma suave, cerrando sus ojos a la par de los sonidos de las guacamayas que estaban siendo alimentadas por uno de sus hijos.
Todo había terminado.
Era libre.
Sus hijos eran libres. Sus ciudadanos, podría reconstruir lo que un día se le fue arrebatado; un futuro brillante.
Habría que hacer un esfuerzo, habría que hacer sacrificios. No sería fácil, no sería sencillo en lo más mínimo. Pero lo harían, y aquello corría por su cuenta, corría por la cuenta de todos pues no era trabajo de uno solo. Lo habían aprendido.
A la mala, pero lo aprendieron.
Y, aún así, teniendo la seguridad de que "todo se había acabado" no podía evitar sentir un sabor amargo en su paladar, el dolor punzante de su costado le recordaba lo vivido hace semanas. Sus grietas, más grandes que nunca me recordaban todo en sufrimiento acumulado. No le preocupaba, las mismas iban a desaparecer mediante se fuera recuperando en cada sector.
Sin embargo, su cabeza, perdida en el dolor que aún era reciente, el gusto de la victoria mezclado con la amargura de las perdidas que hubo en cada sentido existente. Pero, eso solo era parte del proceso ¿No?
Bueno, no quitaba que era doloroso.
— ¿Venezuela?
Una suave voz interrumpió sus pensamientos, causando que su mirada verde pasará del azul cielo a unos ojos tan verdes y intensos como lo suyos.
— Caracas. — Saludó, sereno. Volviendo a acomodarse en su lugar, esperando la información que le daría el caraqueño, mismo que no tardó en hacerlo realmente.
— Llegaron.
— Oh.
"¿Oh?" Pensó el de ojos afilados como los de un felino, alzando una ceja después. ¿Acaso aquel que tenía el titulo de su padre se había vuelto loco? Le fue inevitable hacer una pequeña mueca, sentándose a su lado mientras esperaba una respuesta verdadera.
— Habrá que esperarlos.
— ¿De qué hablas? Ya están en la cuidad, hace media hora salieron de Maiquetía. Debemos estar listos para recibirlos.
Silencio nuevamente, el mayor buscando las palabras adecuadas, su expresión con la misma serenidad qur parecía ser imperturbable. La muerte cambiaba a las personas, sin duda.
— No va a venir aquí primero, Cari. Tiene a alguien más importante que visitar.
La habitación repentinamente se puso algo nostálgica, Venezuela mirando a su capital con una sonrisa. Caracas no era tonto, y no solo eso, también le pesaban las mismas cosas desde aquel día en dónde todo llegó a su fin, pero que a su vez, fue la crisis que trajo consigo una nueva etapa en la historia de aquellas tierras sagradas y dichosas.
— ... ¿Entonces?
— Esperaremos lo que sea necesario.
Un sentimiento como respuesta fue lo que obtuvo hacia sus palabras y, una vez el más bajo llegó a la puerta para salir de ahí, se detuvo sin mirar al mayor, pero Venezuela no le puso verdadera atención, absorto nuevamente en el cielo.
— ¿Crees... Qué él este bien?
— No.
Silencio.
— ... Pero él es fuerte, Caracas. Todos lo son.
.── ・★ ˙🧷 ̟ !!
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Pussy e' your mother
Fanfiction- ¿Como puedes matar a tu propia gente? -. Dijo acercándose hacia aquel militar que le apuntaba. ・・・★・・・・・★・・・・・★・・・・・★・・ - No eres capaz se matar a nadie, después de todo -. Sonrió -. Son tu propio pueblo. - No, ahí si te pelaste -. Declaró -. Ello...