Cap 36
Alejandro estaba sentado en uno de los muebles de la sala, pensando.
Por milésima vez soltó un suspiro.
— Se te va a ir la vida si sigues suspirando así... -. Murmuró él que alguna vez fue su maestro.
Alejo se tenso al sentir cómo ese ser se sentaba a un lado de el, pero con algo de distancia.
— Hola... -. Saludo luego de unos minutos de silencio aquel militar.
Alejandro solo lo ignoro.
— Ale... Yo- -.
— Tú nada Howard -. Corto, mientras se levantaba dispuesto a dejarlo solo.
El nombrado lo detuvo por un brazo.
— Espera -. Más que petición, fue orden.
Alejandro estuvo apunto de soltarse con algo de brusquedad; pero antes de poder hacer algo alguien más apareció en ecena.
— El dijo que lo soltarás -. Comento con voz aparentemente calmada, pero sus ojos lo delataban.
Howard supo identificar está.
Ira y... ¿Inquietud?...
¿Celos?.
No queriendo problemas soltó la muñeca del más bajo.
— Ahora vete -. Gruño, dando un aura de superioridad.
El mayor de los humanos no pido hacer más que obedecer.
— Esto no se quedará así...
...
— ¿Interrumpo? -. Pregunto luego de ver cómo Caracas se percataba de su presencia.
El más bajo solo se separó lentamente del moscovita, volviendo a su posición inicial. Que consistía en ignorarlos.
Oh bueno. Eso intentaría.
Al ver el incómodo silencio que se generó, Washington terminó de entrar a la habitación y cerro la puerta.
Soltó un suspiro y se acercó al venezolano.
Moscú se tenso al ver como el norteamericano se acercaba.
Pero Caracas coloco una mano sobre la suya, deteniendo cualquier movimiento.
— Cálmate, no voy a hacer nada -. Dijo con desinterés Washington.
Terminadose de acercar, coloco una bolsa que hasta ahora Moscú y Caracas notaron.
— Para tí -. Explico al ver como el de orejas de león lo miraba de una manera extraña.
Caracas tomo la bolsa de su regazo con algo de duda. La bolsa no dejaba ver su contedido, así que desatando el nudo terminó de abrirla bajo la atenta mirada de las otras dos capitales.
— ¿Uh? -. Cuestionó con duda.
Al segundo de ver si contenido sus ojos brillaron. Y antes de poder decir algo el estadounidense se adelantó.
— Miranda me dijo que... -. Soltó un suspiro -. Te gustaban los dulces y... Bueno yo -. Dudo.
— Chucherías -. Corrigió el caraqueño, intentando disimular su emoción.
Cosa que no duró mucho ya que en su cabeza se le vino la idea de que solo intentaban sobornarlo.
— No los quiero -. Dijo con calma, extendiendo la bolsa.
Tampoco armaría un escándalo.
Moscú soltó una leve risa, que acabo con un codo de Caracas en su costado por imprudente.
En cambio el norteamericano parecía decaído.
— Oh... -. Susurró.
El cuarto se fundió en otro tenso silencio.
El más bajo de los tres estuvo dispuesto a decirles que por favor salieran, ya que se sentía mal y necesitaba descansar.
Esto hasta que, Washington hablo nuevamente.
— ... De verdad lo siento Caracas... Y también tú Moscú -. Se mordió la lengua, intentando continuar.
Los de bandera roja abrieron grande los ojos.
— Mi comportamiento no fue el mejor, también abmito que no debí provocarte así al comunista...
El eslavo frunció el seño.
— Y sobre todo... Me disculpó por haberte hecho daño... -. Bajo su mirada con una sonrisa triste.
— Tú no-
— No no -. Interrumpio -. Si te hice daño Caracas... Y entiendo si no me quieres perdonar, pero, por favor -. Volvió a mirarlo a los ojos -. Toma la bolsa, es lo único que te pido...
El caraqueño tomo la bolsa al tiempo que soltaba un pesado suspiró.
— ... Bien -. Acepto.
Washington luego de brindarle una sonrisa sincera giró su cabeza al moscovita.
Se quedaron mirando fijamente unos segundos, hasta que uno de los dos hablo.
O más bien. Cuando ambos lo hicieron.
— Lo siento -. Dijeron al mismo tiempo.
Caracas se ahogó con un cuadrito de chocolate Saboy por la impresión que le causó dichas palabras. Llamando la atención de los más altos que no tardaron en demostrar una expresión de preocupación.
Al parecer, duraron más tiempo de lo debido mirandose mutuamente. Tanto que al caraquista le había dado tiempo de sacar algo de la bolsa sin que ellos se dieran cuenta.
— ¿Estás bien? -. Volvieron a hablar al unisono.
Caracas por breves instantes mostró una cara de espanto.
— Ay no... -. Mascullo -. Solo faltan que se besen -. Sonrío con burla.
La cara de preocupación de los más altos pasaron de preocupación a asco, en cuestión de segundos.
Caracas solo pudo reír.
Al parecer... Todo estaría mejor ahora.
...
— Y eso fue lo que pasó -. Terminó de contar Caracas -. Ahora devuélveme mi bolsa vale.
Venezuela lo miro con duda.
— ... ¡No le estoy dando culo a ninguno coño! -. Chilló -. ¡Devuélveme mi bolsa que lo que quieres es quitarmela!
— Tú si tragas pana -. Rió Venezuela, pasándole por fin la dichosa bolsa.
— ¡Gracias jala bol-! ¡Agh!
Antes de seguir escuchando la quejas por el golpe proporcionado, salió rápido de la habitación diriguiendose a la suya.
Una vez dentro de esta sonrio con algo de cansancio. Tenía tiempo sin hacerlo realmente.
Y cuando lograba conciliar el sueño, siempre pasaba algo que se lo impedía.
Salto en su lugar al sentir unos brazos alrededor de su cintura.
— Hola Venecia~ -. Escucho en su oído.
No tardo nada en sonrojarse.
...
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Pussy e' your mother
Fanfiction- ¿Como puedes matar a tu propia gente? -. Dijo acercándose hacia aquel militar que le apuntaba. ・・・★・・・・・★・・・・・★・・・・・★・・ - No eres capaz se matar a nadie, después de todo -. Sonrió -. Son tu propio pueblo. - No, ahí si te pelaste -. Declaró -. Ello...