De pronto nos encontrábamos adueñandonos del lugar por cortesía mis empleados me dejaron entrar primero en el bar e inmediatamente me hice a un lado dejando que todos tomaran posesión de la barra, solo la esperaba a ella, la razón por la cuál a pesar del cansancio había aceptado ir, no había mucha gente en el bar, pronto se comenzaron oír las risas y caballitos de tequila golpeando la barra de madera, acomodé mi cabello y también venía entrando Diana, se había quedado al último y posaba su mirada expectante por todo el lugar.
-Hola.- dije tímidamente para volver a entablar conversación con ella.
-Justo te estaba buscando.- dijo ella volteando hacia mi con una sonrisa característica en su rostro mientras me volvía a saludar de beso y yo tomaba sus brazos con mis manos.
-La barra está llena.- dije separandonos.
-Bueno mejor así podemos sentarnos en una mesa tranquilamente y...-alzó su ceja con cierto toque de ternura y complicidad mientras mordía su labio.- platicar más agusto.
-Wow.- reí mirando hacia al suelo para nuevamente subir la mirada.
-¿Qué?.- rió también.
-Creí que ya te había aburrido con tanta plática en la oficina.
-Nombre contigo me la paso muy bien así que vente vamos a sentarnos.Tomó de mi brazo, y pasó junto a Mario solo para hacerle la seña de que nos sentaríamos en un rincón, cosa que a él no pareció importarle, íbamos tomadas del brazo, y nos sentamos en una mesa en la esquina pegada a la ventana del exterior, la cantina daba un aire pintoresco incluso hogareño, y en el exterior era como volver a la normalidad, ella soltó mi brazo y se sentó de espaldas a la ventana, yo estaba de frente a ella, la iluminación allí era nula, pero lo suficiente como para distinguirnos bien, las dos no sabíamos que más decir, solo sonreímos nerviosamente hasta que llegó un mesero a atendernos.
-¿Gustan tomar algo?.
-Am si para mí una margarita seca por favor.- respondí.
-¿Y para usted?.
-Yo creo que solo una coca por favor.- respondió Diana más inocentemente.
-Enseguida.- y acto seguido se fue el mesero.
-Ay que pena no quiero que pienses mal.- volví a decir.
-No para nada adelante es solo que no se cómo vaya a terminar Mario por eso prefiero estar sobria.
-Ya.- mordí mi labio
-Pero si quieres te acompaño con una.
-No no es eso es que...creo que...- en mi mente tenía las palabras pero de pronto se esfumaban y comenzaba a travarme y cerrarse mis ojos tratando de recordar lo que quería decirle, era extraño nunca antes me había pasado.- Eres una mujer muy precavida y eso es una virtud que admiro.- dije al fin sintiendo el rubor en mi rostro ante la pena de trabarme.
-Bueno y cuéntame ¿Estás nerviosa por el show?.- preguntó acercándose más a la mesa.
-No hablemos de ello, quiero que está noche seamos solo tú y yo, solo dos amigas conversando como siempre.
-Hecho.
-¿Y como se conocieron?.- en aquel instante trajeron nuestras bebidas, hice una pausa para que el mesero se fuera y mientras ella daba un sorbo a su coca volví a retomar mi pregunta.- Tu y Mario ¿Cómo se conocieron?.
-Bueno.- rió con nostalgia.- nos conocimos por amigos en común, después me empezó a pretender y fue muy pronto pero me pidió matrimonio mis padres estuvieron felices cuando me vieron salir vestida de blanco de su casa y nos venimos a vivir aquí.- hablaba muy rápido casi sin expresar emoción alguna, como si fuera un resumen yo esperaba más detalle pues tenía la idea que eran felices ante la primer impresión que me dieron.
-¿No te querías mudar?.- pregunté sutilmente mientras bebía mi margarita.
-Perdón creo que sonó muy así.- me miró fijamente.- No no quería dejar a mis padres, al principio no salía de casa en todo el día pero ahora que la conozco valió la pena aventurarse a lo desconocido.
-Valió la pena.- repetí mientras chocabamos las bebidas.
-¿Puedo preguntar algo?.
-Dime mija.
-¿Está casada?.- de inmediato reí.- bueno perdón solo quería saber bueno si...- también reía pero en su voz había vergüenza ante tal pregunta.
-¿Algún compromiso?.- completé la frase.
-Si bueno eso.
-No, la verdad como tal no hay ahora estoy muy concentrada en mi carrera, en tener mis hijitos.
-Entiendo.- dijo cabizbaja.
-En mis amistades...- agache mi mirada haciendo que nos sincronizaramos.
-¿Entonces quieres tener hijos?
-Si ¿Tu y tu esposo lo han pensado?.
-Bueno...todo a su tiempo o al menos así lo veo.
-Tu tómate tu tiempo, vive y disfruta tu juventud, pero yo quiero estar en el bautizo ¿Eh?.
-Hablas de mi como si fuera una niña.- rió
-Bueno es que para mí eres una muchacha joven