*Narra Diana Verónica*
Recuerdo que la mirada de Mario tras pronunciar “quiero el divorcio", en su mirada había dolor disfrazado de frustración, puedo asegurar que casi se le salen las lágrimas, imaginaba lo que se pudiera estar preguntando, él aseguraba que había alguien más en mi vida que se había robado mi corazón, lo cual era cierto, pero creo que le dolería más el saber de quién se trataba, además de que no consideraba necesario que él lo supiera.
-Me iré a dormir, es noche y mañana hay que trabajar.- dije con un hilo de voz, sin poder sostenerle la mirada,y apretando mis dedos de las manos.
Ya estaba subiendo la escalera, pensando que se había evitado el peligro de que repitiese la pregunta y se avivaran los ánimos, en cambio su reacción fue diferente, se quedó parado a la mitad de la sala, con su manos sobre su mentón, con sollozos ahogados, y su rostro enrojecido.
-¿No vienes?.- pregunté
-No podría sabiendo que te imaginas a él a un lado tuyo.- dijo con desprecio con especial énfasis en “él".Destendí mi cama, paseando la mano sobre las sábanas para sentir que ella me acompañaba en aquel momento, sentía como si aquella noche mis labios hubiesen muerto, comenzaban a partirse al ser tocados por alguien que alguna vez había logrado hacerme sentir un cosquilleo al verlo, y a qué ahora me costaba mirarlo a los ojos y fingir que seguía sintiendo algo por él, que de pronto existía otro amor callado,escondido y vibrando en mi alma queriendo gritarlo, que me daba lo que él no había podido.
Casi no pegué el ojo para dormir, y escuchaba como Mario lanzaba cosas al suelo, pero no me atrevía a bajar.
El resto del día no me dirigió la palabra, y me sentía sola, pues Ana debía ensayar sus canciones y no había pretexto para que pudiéramos hablar,cuando la fui a buscar chocamos bruscamente nuestros codos, y ella solo se disculpó distraídamente y después siguió su camino, cuando yo solo necesitaba hablarle, decirle de mi repentina decisión de dejarlo todo por ella.
Nadie comprendía mi sentir, y ni siquiera tenía trabajo que hacer, recuerdo que tomé mi bolso, a mi hija, y por supuesto las llaves de mi auto, no presté atención a nada, solo ví como la gente ponía su mirada en mi, como si supieran que no estaba bien.-¿A dónde vamos mami?.- preguntó con dificultad mi pequeña.
-Ya lo verás.- respondí con una sonrisa.- pero sé que te encantará ir.Di la vuelta al auto, solo paré un par de veces para comprarle algo de comida a la niña y cuando necesitaba pasar al sanitario
“¿Es esto correcto?, No hay marcha atrás lo he dicho, ¿Y si me ama?, Claro que me ama me lo ha dicho"
Preguntas que iban y venían en mi mente, y cuando me sentía insegura acariciaba con mi mano derecha el cabello de Dianita y ella respondía con una sonrisa que arrugaba sus ojitos.
“Es preferible que lo haga ahora que ella no se da cuenta a que viva un infierno cuando grande porque aún así ya no siento nada por su padre".
Y ese fue el último pensamiento que terminó de convencerme que lo que hacía era lo correcto.
Por fin llegué, tenía miedo de llamar a la puerta, tenía cargada en brazos a mi hija, y atrás de mi se escuchaban autos pasando a toda velocidad, llamé una vez, y no esperé más para hacerlo una segunda vez, a la tercera toqué con más intensidad, como si hubiese una cuerda que me mantuviera mi mano sobre la puerta.-Diana.- respondió con asombro ella.
-Karina perdón por venir así.- solté
-¿Estás bien, la niña está bien?.- preguntó asustada.
-Si si estamos bien.- respondí.
-Pasen pasen.- dijo al tiempo que cerraba la puerta tras nosotras.-¿Les ofrezco algo?
-Vengo porque necesito hablar contigo no tengo a nadie más y...- comencé a hacer ademanes de desesperación con la mano que no cargaba a la niña
-Entiendo.- dijo al analizar mi expresión facial.- Dianita mi vida ¿Porque no vas a jugar al jardín en lo que hablo con tu mami?.- dijo dirigiéndose hacia mi hija.
