Cómo olvidar la sensación de estar tan cerca de ella, como olvidar su perfume inundando cada centímetro de mi ropa, pero sobretodo sus palabras, esas palabras que retumbaban en mi mente “lo prometo", tan sencillo pero una contestación tan llena de significado que me daba el permiso, o al menos así lo tomaba yo de poder seguir buscándola y ya no como una amistad, ¿Pero como qué?, ¿Acaso sería en plan amoroso?, O ¿Es que ella enrealidad no sabía que era lo que sentía?, No lo sé y eran las nuevas preguntas que asaltaban mis madrugadas impidiendo dormir, viendo amanecer dando vueltas de un lado a otro de la cama con mi mano sobre mi frente, sería muy sencillo si tuviese el valor de marcar a su casa, y he de decir que si lo intenté un par de ocasiones:
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-¿Bueno?.- descuelgan el teléfono del otro lado de la línea. y yo tapo mi boca e incluso mi nariz para que no se escuché mi respiración, mientras que con mi otra mano cuelgo lentamente.-¿Bueno?.- dice más exaltada la voz del otro lado.
Y cuando va a volver a responder, corto la llamada, pues sé que está con él, y aunque no sepa lo que está pasando yo no tengo cara para hablar como si nada; así hice el intento por lo menos tres días seguidos, había ocasiones en las que ha ni siquiera me descolgaban el teléfono, pero en ninguna me atreví a llamar.
-Bueno muchachos como ya saben estoy preparando mi gira por Latinoamérica.- repetía yo enfrente de mi equipo de trabajo segura de mi misma puedo decir que me veía empoderada, vistiendo un saco y una blusa que dejaba ver un poco mi escote.
Todo marchaba bien, mis trabajadores tomaban nota y algunos veían atentamente los además que hacía con mis manos, ( o bueno eso quiero pensar), hasta que en el fondo de toda esa multitud se escuchó un llanto de bebé, y toda la multitud se abrió como los mares de Moisés, dejando así el camino libre a dónde estaba Diana Verónica, agachándose a desabrochar el cinturón de seguridad de la carreola de la bebé, con una sonrisa nerviosa llena de vergüenza, mientras Mario también sonreía apenado a su alrededor, una vez en brazos de Diana la bebé seguía llorando, y está le daba palmadas en la espalda para calmarla, las miradas de todos nos podamos sobre la familia, algunos expectantes, y yo solo lo veía como una oportunidad de estar cerca de ella.
Rompí la distancia entre nosotras, haciendo que la gente me mirara a mi también, y una vez en frente de ella le dediqué una sonrisa que me salió del alma.-De verdad una disculpa señora Ana Gabriel, debe tener hambre o algo así, ahorita la saco para que pueda seguir dando su aviso.- dijo Diana apenada sin mirarme a los ojos.
-¿Es eso o te espanté el sueño chiquita?.- dije en tono maternal viendo el rostro de la pequeña Diana arrugado de tanto llorar,dejando ver su boquita abierta aún sin dientes, no lo pensé más y con una mirada pedí permiso de cargarla.
-Pero señora que pena...- decía sin mirarme aún la madre.
-Nada de pena, permíteme seguro ahorita se calma.- volví a decir acercándome para sostener a la niña.Puse mis manos debajo de las de Diana, y fui cuidadosa con no tocar sus pechos a la hora de darme a la niña; sentí como el peso calló sobre mis brazos, Diana inmediatamente le puso una cobija encima.
-¿Segura que está bien?.- me volvió a preguntar.
-Te aseguro que mejor no podría estar.- volví a sonreír pero mirando a mini Diana.
-Si se cansa...
-No te preocupes.- interrumpí.- ¿Tu le tejiste la matita?.- pregunté al ver el bordado tan delicado, y esta vez tenía en la esquina bordado “D.A.C.P"
- Si.- dijo con una risa nerviosa poniendo un mechón de cabello detrás de su oreja.
-Te quedó muy linda como todo.- dije clavando mi mirada haciendo que ella se pusiera visiblemente nerviosa.Y al notar que todos podían oír esa conversación y mirar los gestos que no podía evitar tener sobre el rostro, me aclaré la voz y volví hacia el punto en dónde estaba dando mi aviso, la bebé había dejado de llorar,y yo sentía como con el calor de mi pecho se transmitía a su pequeño cuerpo el cual al parecer había sentido frío.