Catire de Azucar.

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Cap 8.





— Ujum, el gringo se arrecho -. Dijo Venezuela con una expresión seria para pasarles de largo a todos y agarrar un pan y comérselo -. Mmmm.... divino.

— ¿Qué hacen ellos aquí? -. Preguntó Bolivar medio dormido.

— Beto -. Contestó Aragua agarrando otro pan.

— ¿Cual Beto? -. Preguntó confundido Bolívar.

— Betoasaber JABAKA -.

— ¿Venezuela? -. Hizo una pregunta muda Bolívar, ignorado completamente el chiste sin gracia de Aragua.

— Ni puta idea -. Contestó comiendo de su pan.

— ¡Venezuela! -. Regaño el gringo.

Venezuela se ahogo por el repentino grito.

— Coño me lo vas a matar -. Fue el turno de Alejrando para regañar al gringo -. Mano, ¿Tas' bien? -. Preguntó dándole "palmaditas" en la espalda para que dejara se ahogarse.

— ¡Alejandro, me vas a sacar un pulmón carajito er' coño! -. Dijo quitándose de encima al chico -. ¡Coño mamagüebo, si me vas a matar que sea de un tiro! -. Esta vez de se refirió a Estados Unidos.

— Uno que te quiere ayudar y tu me sales con una patada, burda e' abusador -. Dijo indignado Alejandro.

— Llora pue' -. Dijo entrando Delta Amacuro sin saber realmente que pasaba -. ¿Cual- AAAAAAAAAAAAAh ¡Un yanki! -. Grito viendo a USA -. Oh nooo, ¡SON dos- no TRES! que-

— Ya callate -. Le tapo la boca uno de los policías sin uniforme.

Pues, todos se acababan de levantar por los gritos.

— Sorry Venezuela, no quería asustarte -. Se disculpo serio USA.

Había amanecido de malas, y no era para menos.

Estaba tan cómodo en las piernas del venezolano que no se quiso levantar, obvio se había despertado con los diálogos de los que estaban en la cocina ya que no eran muy discretos, pero lo que no se espero fue el grito de los "Soldados", haciendo que el veneco se parara de golpe tumbandolo al piso.

Obviamente iba a estar de malas.

— Aja, Caracas, Washington, Miami y Alejandro, ¿Cual es el bochinche? -. Dijo llamándolos antes de que pudieran escapar.

— Aja -. Se rió Aragua, al estado si le gustaba echarle leña al fuego.

Y lo mencionados estaban haciendo...

Caracas estaba en el teléfono, Alejandro estaba mirando un punto muerto pensando en su existencia, miestras Washington y Miami intentaban escapar del, muy seguro, regaño de los mayores.

— ¿Adonde creen que van ustedes? -. Preguntó USA con una voz ronca hacia sus dos acompañantes.

— A-ah, ¿Nosotros? -. Preguntó riendo Miami.

— Ay USA, ¿Te sientes mal? Creo que estas alucinando cosas, nosotros no ibamo a algún lado -. Dijo serio Washington, pero en realidad está muy nervioso.

No les gustaban los regaños de USA, a ninguno de los dos, era un discurso asegurado.

Los demás solo disfrutaban mientras comían pan.

Cuando Estados Unidos se dispuso a abrir su boca para empezar su regaño de "Comportarse en casas ajenas" el venezolano mayor le ganó.

— Aja, hablen pues que no tengo toda la vida -. Dijo miestras daba otro mordisco a su pan.

Pussy e' your motherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora