Capítulo 4: Cena.

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ISABELLA

Me adentro en el auto de Felipe observando como el auto de Christopher sale a toda velocidad derrapando por la calle.

– ¿Estaba Christopher aquí? – consulta mirando hacia la misma dirección.

– Sí, debemos hacer juntos un proyecto para el instituto – confirmo abrochando mi cinturón.

Su mirada recae en mí y una gran sonrisa se forma en sus labios que borra en menos de un segundo de su rostro al verme.

– ¿Por qué tu pelo es negro y tus ojos café?

– Oh eh... es un cambio de look, pero es un conjuro tranquilo.

Asiente dudoso y luego vuelve a sonreír.

– Hola corazón – se estira para apretarme en sus brazos sobre los controles de auto – te abrazaré hasta que me devuelvas el abrazo.

Una risa sale de mis labios y envuelvo mis brazos lo más que puedo por la posición a su alrededor.

– Te extrañe pequeña – susurra mientras deja un beso en mi frente – debes colocarme al día respecto a tu vida ¿Cómo vas con la magia? ¿impresionas a muchos chicos con ella? Sabes que no puedes tener novio aun, eres muy pequeña.

Me remuevo incomoda en mi asiento mientras me observa con una sonrisa, ya que ellos no saben de los abusos que sufro por parte de la manada.

El único que lo sabe es Christopher y no hace nada al respecto, así que para que incomodar a alguien más si quizás nada cambie.

– Sí. – miento – me ha ido bien, he aprendido nuevos conjuros.

– Perfecto, luego me los muestras, estoy ansioso por verte hacer tu magia.

Vuelve a su asiento y enciende el auto para ponernos en marcha hacia la mansión de los Alphas.

El camino transcurre en silencio de nuestra parte, con la música de la radio de fondo, mi vista se fija en la ventana observando las calles pasar mientras la gente camina tranquilamente por ellas.

En menos de 10 minutos llegamos frente la imponente mansión de la manada y mis manos comienzan a sudar por la intranquilidad de lo que quizás pueda suceder esta noche.

Uno de los guardias me abre la puerta y me quedo por unos segundos mirando hacia la entrada sin mover un músculo.

– ¿Sucede algo? – pregunta Felipe desde su asiento desabrochando mi cinturón – algo te preocupa ¿Por qué no quieres decirme?

– No sucede nada... tranquilo. – vuelvo a mentir – ¿vamos?

– Claro, vamos.

Baja del auto y yo lo sigo luego de unos segundos y una gran inspiración, se reúne conmigo al inicio de la escalera, pasa un brazo por mis hombros juntándome hacia él y comenzamos a subir.

Llegamos frente a las grandes puertas de madera y los guardias las abren para que podamos ingresar. Caminamos por el vestíbulo de entrada hacia el salón donde se pueden escuchar las voces que mantienen una conversación.

– Miren a quien me encontré – habla Felipe con un tono de voz más alto provocando que todos volteen a ver en nuestra dirección.

Christopher se encuentra recostado en uno de los sillones con una de sus piernas apoyada sobre la otra y un vaso en la mano.

Frente a él se encuentran aquellas personas que hacen mi vida un infierno en el instituto, Brett, Liam, Marcos, Adriana y Angelica.

Todas las miradas se concentran en mi e intento con todas mis fuerzas controlar las pulsaciones de mi corazón para que no noten mi nerviosismo, pero mi cuerpo se encuentra tenso bajo el agarre del hermano mayor de los Alphas.

RechazadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora