Capítulo 26: Magia.

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CHRISTOPHER

– Mi niño ¿otra vez con problemas para dormir?

Desvío mi vista de la humeante taza de café entre mis manos y observo a la mujer que es como una segunda madre.

– Sí rosita, como todas las noches.

Una sonrisa triste se forma en sus labios y camina hasta quedar de pie al lado del taburete donde me encuentro sentado. Una de sus manos comienza a acariciar mi pelo y cierro los ojos un momento recordándola a ella. En como ella lo hacía, cada vez que me tumbaba junto a ella o cuando me abrazaba.

– Sé que la extrañas y no quieres olvidarla, pero a veces es mejor dejar ir para dar un alivio a nuestros dolidos corazones.

Niego con la cabeza levantándome del taburete dejando la taza vacía dentro del lava platos. Rosita es la única a la que le comenté sobre lo sucedido luego que me pillara llorando borracho una noche hace un par de meses.

– Merezco lo que estoy sufriendo así que no hare nada para aliviar mi corazón, si no hubiera sido un cobarde influenciable ella aun estaría conmigo, pero lo fui y la perdí. – comienzo a caminar hacia la puerta – así que esto es lo merezco.

Salgo de la cocina sin dejar que responda algo más, camino hacia mi despacho en silencio y me adentro en él para sumergirme en la soledad. Aun es temprano así que todos duermen a excepción de los guardias que merodean por la mansión. Mis padres y Felipe andan de viaje, recorriendo manadas, por lo tanto, mi única compañía es Marcos y Amanda.

Les ofrecí vivir aquí, así siempre estarán protegidos. Además, la mansión tiene espacio suficiente para todos y más ahora que serán padres.

Me sumerjo en los papeles de tramites que están pendiente dejándome llevar nuevamente por el trabajo, apruebo proyectos, declino solicitudes y leo sobre los nuevos miembros que llegan jurando lealtad a nuestra manada alejándose de los malos tratos que recibían en las suyas.

Unos toques en la puerta hacen que me desconcentre de los papeles y antes de ceder el paso Marcos entra.

– ¿Desayunaste? Si no, puedes unirte a nosotros.

Mi ceño se frunce y fijo mi vista en el reloj de mi escritorio, ya son las 10 de la mañana.

– No aun no. – respondo mirándolo – se me paso muy rápido la mañana.

– Lo supuse, bueno vamos, tengo hambre y los hotcakes con tocino de rosita se veían deliciosos.

Me levanto y comenzamos a caminar hacia el comedor, como siempre se encuentra lleno de comida y distintas variedades de elecciones. La verdad no sé porque rosita se esmera tanto si solo somos tres personas.

Tomo asiento en la cabecera y Marcos se sienta a mi derecha junto a su mate.

– Buen día Amanda ¿Cómo te sientes?

Una sonrisa se forma en su rostro marcando unos hoyuelos en sus mejillas, Amanda es bastante linda, tiene una tes morena, ojos color miel y su cabello es castaño claro. Sus rasgos son bastantes delicados y femeninos y sus mejillas poseen unas cuantas pecas. Las cuales siempre me da nostalgia ver.

– Bien, estamos bien. – acaricia su vientre plano – hoy tenemos nuestra primera cita con el médico.

Marcos sonríe embobado viéndola, agarra una de sus manos y la acerca a sus labios para besarla. La suelta y posiciona su mano en el vientre de ella y comienza a comer.

– Me alegro, cualquier cosa que necesiten solo pídanlo ¿sí?

– Muchas gracias, Christopher.

RechazadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora