CHRISTOPHER– Mi niño ¿otra vez con problemas para dormir?
Desvío mi vista de la humeante taza de café entre mis manos y observo a la mujer que es como una segunda madre.
– Sí rosita, como todas las noches.
Una sonrisa triste se forma en sus labios y camina hasta quedar de pie al lado del taburete donde me encuentro sentado. Una de sus manos comienza a acariciar mi pelo y cierro los ojos un momento recordándola a ella. En como ella lo hacía, cada vez que me tumbaba junto a ella o cuando me abrazaba.
– Sé que la extrañas y no quieres olvidarla, pero a veces es mejor dejar ir para dar un alivio a nuestros dolidos corazones.
Niego con la cabeza levantándome del taburete dejando la taza vacía dentro del lava platos. Rosita es la única a la que le comenté sobre lo sucedido luego que me pillara llorando borracho una noche hace un par de meses.
– Merezco lo que estoy sufriendo así que no hare nada para aliviar mi corazón, si no hubiera sido un cobarde influenciable ella aun estaría conmigo, pero lo fui y la perdí. – comienzo a caminar hacia la puerta – así que esto es lo merezco.
Salgo de la cocina sin dejar que responda algo más, camino hacia mi despacho en silencio y me adentro en él para sumergirme en la soledad. Aun es temprano así que todos duermen a excepción de los guardias que merodean por la mansión. Mis padres y Felipe andan de viaje, recorriendo manadas, por lo tanto, mi única compañía es Marcos y Amanda.
Les ofrecí vivir aquí, así siempre estarán protegidos. Además, la mansión tiene espacio suficiente para todos y más ahora que serán padres.
Me sumerjo en los papeles de tramites que están pendiente dejándome llevar nuevamente por el trabajo, apruebo proyectos, declino solicitudes y leo sobre los nuevos miembros que llegan jurando lealtad a nuestra manada alejándose de los malos tratos que recibían en las suyas.
Unos toques en la puerta hacen que me desconcentre de los papeles y antes de ceder el paso Marcos entra.
– ¿Desayunaste? Si no, puedes unirte a nosotros.
Mi ceño se frunce y fijo mi vista en el reloj de mi escritorio, ya son las 10 de la mañana.
– No aun no. – respondo mirándolo – se me paso muy rápido la mañana.
– Lo supuse, bueno vamos, tengo hambre y los hotcakes con tocino de rosita se veían deliciosos.
Me levanto y comenzamos a caminar hacia el comedor, como siempre se encuentra lleno de comida y distintas variedades de elecciones. La verdad no sé porque rosita se esmera tanto si solo somos tres personas.
Tomo asiento en la cabecera y Marcos se sienta a mi derecha junto a su mate.
– Buen día Amanda ¿Cómo te sientes?
Una sonrisa se forma en su rostro marcando unos hoyuelos en sus mejillas, Amanda es bastante linda, tiene una tes morena, ojos color miel y su cabello es castaño claro. Sus rasgos son bastantes delicados y femeninos y sus mejillas poseen unas cuantas pecas. Las cuales siempre me da nostalgia ver.
– Bien, estamos bien. – acaricia su vientre plano – hoy tenemos nuestra primera cita con el médico.
Marcos sonríe embobado viéndola, agarra una de sus manos y la acerca a sus labios para besarla. La suelta y posiciona su mano en el vientre de ella y comienza a comer.
– Me alegro, cualquier cosa que necesiten solo pídanlo ¿sí?
– Muchas gracias, Christopher.
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Rechazada
Hombres Lobo¿Qué se hace cuando aquella persona que debía amarte, apoyarte y defender de todos, decide que no quiere hacerlo? En mí caso, velare por m misma, ya mucho he sufrido como para desmoronarme por él. Ya tuve suficiente dolor, así que buscare mi sitio e...