Extra I

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ISABELLA

1 meses después.

Los rayos de sol que entras a través de las cortinas logran despertarme, en conjunto con el movimiento de mi cachorrita, pero me rehúso a abrir mis ojos o moverme. Nos enteramos de que era hembra cuando tuvimos la consulta al doctor hace unos días cuando cumplí los cuatro meses.

Christopher era todo lagrimas y sonrisas mientras admiraba a su primogénita en la pantalla. Si bien creí por unos segundos que quizás no estaría feliz porque querría un macho, la enorme sonrisa en su rostro y sus ojos fijos en la imagen que el doctor nos mostraba me indicaron lo contrario.

Me remuevo un poco para acomodarme cuando una patada desde mi interior logra quitarme la comodidad que tenía, si bien no hay nada mas hermoso que sentir los movimientos de mi hija, a veces sus patadas llegan a ser dolorosas.

Unos besos en mi mejilla me dejan quieta en mi lugar, besos que bajan hacia mi mandíbula y luego a mi cuello. Un cosquilleo en mi parte intima se hace presente encendiendo mi cuerpo, las hormonas durante el embarazo han estado en su máximo esplendor y acorralo a Christopher en cualquier lugar para que me haga suya, pero se que ahora no obtendré nada, porque se me la rutina de memoria.

Sus labios se alejan de mi piel y entreabro mis ojos viendo como se adentra bajo las frazadas quedando cubierto completamente por ellas. Sus manos agarran el dobles de la camiseta que me coloque para dormir y una sonrisa se forma en mis labios cuando sus labios comienzan a besar mi pancita.

–Buenos días princesa de papá – susurra para ella –. ¿Cómo amaneciste?

Sus manos se colocan sobre mi abultado vientre y una patadita en el lugar exacto donde esta su mano lo hace reír.

–Tomare eso como un bien – su aliento eriza mi piel –. Yo también amanecí bien mi cielo, contando los días para tenerte con nosotros.

Otra patadita se hace presente y comienzo a retirar las frazadas encontrándome el rostro de mi hermoso hombre con una enorme sonrisa mientras conversa con su nena.

–Papá te llenara de muchos besitos y mimos cuando nazcas mi cachorrita – eleva su vista hacia mis ojos y el cosquilleo en mi cuerpo cobra vida cuando sus manos comienzan a deslizarse cerca de mis bragas – ahora princesa vuelve a dormir porque papi va a darle amor a mami.

Se levanta de la posicion en la que estaba y sube a mi altura, quedando tendido de lado a un costado de mi cuerpo. Un brazo aguanta su peso y la mano libre comienza a dejar caricias en la piel expuesta de mis muslos.

–Buenos días hermosa – susurra inclinando su rostro hacia el mío para besar mis labios castamente.

–Buenos días – respondo acariciando el inicio de barba en su mandíbula –. ¿Cómo amaneciste?

–Mhh – murmura escondiendo su cara en mi cuello comenzando a dejar besos en él –. Con ganas de follarte.

Una punzada de placer llega a mi centro y mi piel comienza a calentarse con los estímulos de sus besos húmedos y las caricias de su mano ascendiendo hacia el borde de mis bragas.

–Chris...– jadeo cuando sus dedos entran en contacto con mi humedad.

–Ya estas húmeda – gruñe con excitación contra mi cuello – me volverás loco.

Comienza a hacer movimientos circulares sobre mi sensible clítoris aumentando la humedad entre mis piernas, mi corazón comienza a bombear más rápido y mi respiración comienza a ser superficial. Pequeños gemidos salen mi boca absorta por los movimientos de sus dedos contra mi botón, puedo notar el cambio de lugar dejando su pulgar contra mi clítoris y un fuerte gemido sale de mis labios cuando adentra dos dedos en mi interior.

RechazadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora