Capítulo 37: Cambios.

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ISABELLA

– Llegue justo a tiempo eh... – dice Brenin con un deje de burla.

– La verdad sí. – respondo mirando al frente.

– ¿De que hablaron?

Me quedo en silencio unos segundos, procesando aún todo lo que me dijo Marcos. ¿Me busco? ¿Luego de haberme rechazado? ¿Para qué? Si ya había acabado todo. Ya había cortado nuestro vinculo.

Al menos ahora sé que todo fue culpa de Brett. Amenazas. Maldita zorra.

– ¿Isabella? – vuelve a hablar Brenin

– Nada importante. – miento.

– ¿Segura? Te veo muy distraída.

No quiero contarle lo de Christopher, no siento que sea lo correcto. Que sepa cuanto lo ha pasado mal. Los tormentos. La culpa.

– Sí, todo bien.

Veo por el rabillo del ojo que asiente con la cabeza volviendo su vista al frente. Caminamos despacio, sin apuros y se que es por mí. Su cuerpo está prácticamente pegado a mí, su hombro choca con el mío, dándome una clara señal de que está conmigo por cualquier cosa.

La casa de la manada se encuentra un poco más alejada que el resto del pueblo, por ende, hay un pequeño camino solitario antes de llegar a las primeras casas de la población. En ese vamos ahora, rodeados de los árboles, los sonidos de la naturaleza, los olores de tierra, lluvia, flores.

Los pequeños rayos de sol se filtran entre las grandes copas de los árboles, dándole un aspecto casi mágico al bosque. Pequeños bichos revolotean sobre las flores, los arbustos, el polen flota en los aires y los pájaros cantan sus canciones.

El fin del camino esta solo a unos cuantos pasos, las primeras casas se alzan frente a nosotros y mi andar de detiene inmediatamente causando que Brenin igual se detenga mirándome detenidamente.

– ¿Todo bien?

Altero mi vista entre él y el fin del camino, los nervios comienzan a brotar en mis poros y mis manos sudan ligeramente.

– ¿Y si volvemos? – pregunto con nervios.

– No. – responde cortante, – haremos esto, enfrentaras este miedo y yo estaré a tu lado para apoyarte.

Lo miro son un poco de suplica en mis ojos hundiendo mis hombros. Él siempre se ha mostrado protector conmigo, desde que me acogió. Le tengo un gran aprecio, a sabido ganarse mi confianza, es un gran amigo y confidente.

– Y a veces amante. – gruñe Ágata.

– ¿Por qué gruñes?

– Por que ahora solo dejare que nos toque nuestro mate. – dice con convicción. – te lo informo.

Ruedo mis ojos internamente, – Lo supuse.

– Okey. – susurro mirando a Brenin, – vamos.

Su boca se tuerce en una sonrisa ladeada y aprieta mis mejillas entre sus manos.

– Esa es mi chica, vamos.

Enreda mis dedos entre los suyos y me tira para que volvamos a caminar, su mano no deja la mía y se lo agradezco, necesito sentir su apoyo. Nos adentramos en el comienzo del pueblo y las primeras casas pasan a nuestros lados.

Las calles por el momento estas vacías, pero mis nervios florecen cada vez más. Caminamos adentrándonos aun más en el pueblo, llegando a la calle de intersección que luego conecta con la calle principal, que es donde se encuentra el comercio y luego llega hacia la plaza central.

RechazadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora