Extra IV

31K 2.2K 224
                                    


BRENIN

Lentamente comienzo a volver de la inconciencia, la luminosidad del cuarto me impide seguir durmiendo, pestañeo varias veces antes de abrir mis ojos y restriego uno de ellos con mi mano. Tengo la intención de estirar mi cuerpo, pero me quedo estático cuando comienzo a percibir el peso en mi costado derecho.

Giro mi cabeza con cuidado hacia ese lado encontrándome de lleno con una cabellera rubia. Chasqueo la lengua silenciosamente cuando los recuerdos de la noche anterior llegan a mi memoria. El pub. Los tragos. Las hadas con sus polvos mágicos. Las lobas bailando seximente. La rubia. El baño del pub. Su casa.

Su cabeza esta recostada sobre mi hombro, mi brazo derecho esta siendo prisionero de su cuerpo al igual que una de mis piernas que se encuentra enroscada por una de ella y su brazo se afirma con fuerza a mi torso como si fuera un jodido pulpo.

–Vámonos, quiero ir a casa – escucho a Antón.

–Dame un segundo, debo quitarme a Úrsula de encima – respondo con fastidio.

–Solo apresúrate, no me agrada su olor.

–Okey, okey.

Observo todo a mi alrededor una vez intentando dar con mi ropa, la habitación se ve ordenada de no ser por el cúmulo de ropa que se haya dispersa por el suelo, en donde puedo reconocer la mía. ¡Bingo!

Con sumo cuidado comienzo a deslizar mi brazo bajo su cuerpo mientras con mi mano libre intento despojarme de sus extremidades. Joder, por esto evito quedarme a dormir con ellas, no me gusta que invadan mi espacio personal al dormir. ¿Qué tan difícil puede ser que se mantengan de su lado? Nada.

Logro quitarme su pierna de encima y mi brazo casi sale debajo de su cuerpo, cuando se remueve y vuelve a acomodarse sobre mí.

–Joder – me quejo cayendo rendido en la cama.

–Apresúrate – me gruñe mi Lobo.

–¿Qué quieres que haga? Esta mujer creo que planea retenerme de por vida aquí.

–¿Debo recordarte que eres un jodido hechicero? – gruñe y mi boca se abre formando una O –. Quítala de encima y vámonos.

–Estoy recién despertando y los polvos de las hadas creo que aún me están afectando – respondo antes de recitar el conjuro –. Movere.

Y así de fácil, con la sutileza de la magia la chica – que no recuerdo su nombre – se despega finalmente de mi cuerpo quedando acostada y durmiendo plácidamente en su lado de la cama. Me levanto estirando mis músculos y me sacudo para quitarme de encima la sensación de su tacto.

–¿Y si nos duchamos? – pregunta Antón –. No quiero llegar con su olor a la casa.

–Podríamos desayunar también, aprovechando el impulso.

–¿Enserio? Igual tengo hambrecita.

–No, era broma – ruedo los ojos –. Nos duchamos allá.

Lanza un gruñido, pero no dice nada más. Recorro la habitación recogiendo mis cosas mientras me visto y una vez listo doy un ultimo vistazo a la mujer en la cama. Inclino mi cabeza hacia un lado cerrando un ojo intentando poder acordarme de su jodido nombre, pero nada. Igual tampoco es como si me interesara, pero lo intente.

Apparere – recito y en un segundo ya me encuentro en los pies de la escalera para entrar a la mansión.

El llanto de la bebé es lo primero en llegar a mis oídos y mi pulso inconscientemente se acelera, toco mi pecho ante la fuera de los latidos junto a una especie de opresión y me sacudo para alejarlos.

RechazadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora