"Me jodiste la vida" [Alex Kidd x Sonic]

¿Vigilancia?

-Ya cerramos.

-Ya lo sé. Por eso he venido.

-Umh... y para qué.- Empecé a acomodar el desastre que había en el mostrador

-Sega me ha enviado a vigilar que todo estuviera bien por aquí.

-Y a ellos que les importa, no tengo nada que ver...

-Alex, ya sé quien eres.

-¿Vigilarme? ¿Me despidieron y todavía quieren vigilarme?

-Sí, eso, aparte no quita el hecho de que perteneces a Sega, aunque te hayan despedido.

-¿Y porqué tú tenías que venir?

-Porqué soy el representante, por eso me han enviado a mí.

-Puesto que me correspondía a mi. Escucha: dile a Sega que estoy bien y que no se moleste en enviarte a vigilarme, no tiene caso mandar al mas importante de toda su empresa a vigilar al inútil de Alex Kidd.

-Oye Alex, no te pongas así.

-¿Así cómo? Solo dile a Sega que me encuentro genial y vete.

-Esta bien. Nos vemos.- Dio la vuelta y se fue, corriendo.

-Nis vimis... ojalá no tenga que volver a verte. Maldita sea.

Terminé de acomodar todo. Eran las 19. Había sido un dia pesado.

Tome las llaves y cerré

Ahora que lo pensaba... no tenía a donde ir.

Tome la moto y maneje hacia el oeste hasta llegar a la orilla de un río. Me senté en el pasto a observar la puesta del sol.

-¿Porque? ¿Ahora que hice? ¿Yo que hice para merecer esto? ¿Acaso... de verdad soy un fracaso? Creo que Sega fue muy generosa dándome un empleo... ni siquiera eso me merezco. Quizás tengan razón: Yo soy un asco y Sonic es genial.

Observé el atardecer. No sabía que sentir ni que pensar.

Lo único que sabía era que... ahora esa era mi nueva vida. ¿Quien era el culpable de todo esto? Pensé unos segundos...

Quizás la respuesta era obvia: Yo.

¿Pero de verdad tengo la culpa?
Yo no fui quien programo mis juegos, fue Sega

El simple hecho de pensar que la culpa era de Sega me hizo sentir culpable.

Quizás la culpa era de Sonic.

Pero... Sonic no me corrió, fue Sega.

No podía echarle la culpa de nada a Sega.
Me hacía sentir culpable.

Entonces... ¿de quien era la culpa?

Era un terrible bucle. Me empezaba a doler la cabeza. Esto era raro.

Terminé llorando.

-¿Todo bien?- Esa odiosa voz, ahí estaba de nuevo.

-¿Que quieres?.- Fijé mi vista en el lago.

-Ya te dije, Sega me pidió que te vigile.- Se sentó a mi lado sin siquiera preguntarme antes.

-Y yo te dije que te vayas.

-En tu tienda mandas tú. Fuera de ella no tienes poder para darme órdenes. Y sigues siendo parte de Sega.

Me observaba fijamente, haciéndome sentir incómodo. Traté de ignorar eso.

-¿Entonces porque me echaron de ahí?

-Eso sí no lo sé.

Me siguió observando, quizás con curiosidad, no lo sé. Traté de no darle importancia.

-¿Y por cuánto tiempo piensas seguir mirándome?- Traté de moderar mi tono de voz, no quería problemas.

-¿Estás molesto?

-No exactamente.

-¿Quieres que me vaya?

-¡Sí! ¡Sí, sí, vete!- Recapacité- Por favor... Si quieres.

Me atreví a mirarlo a los ojos. No parecía molesto de que le haya hablado así. Al contrario, parecía... ¿triste? ¿decepcionado? No lo entiendo. Me sentí mal.

-Perdón.

-Tranquilo, no pasa nada. Entiendo que esto no es fácil para ti.

¿Entenderlo? ¿Él?

-No, no lo entiendes, tú no estás pasando por esto, todo lo contrario, tú...-

-Tienes razón, no lo entiendo. Pero supongo que tu si me entiendes. Por lo que tengo entendido Opa-Opa estuvo antes de que tú llegarás... ¿no es así?

-Si... pero no es lo mismo, a Opa-Opa no lo echaron a la calle.

-Aun así, tu "tomaste" su lugar... ¿cómo te sentiste?

-No te impor... Quiero decir, me sentí fatal.

-Ahora piensa un poco cómo me he de sentir yo.

-No tan mal cómo yo.

-Bueno... eso sí no lo sé...- río- oye tranquilo, tampoco está tan mal... aunque bueno si me lo preguntas a mi... yo no podría estar encerrado en una tienda atendiendo a los demás,- se levanto de un salto- ¡necesito correr! Me volvería loco.

-Gracias por hacerme sentir mucho mejor.- Traté de que el sarcasmo fuera lo más obvio posible

-No hay de qué.- Volvió a guiñar el ojo.

Desvié la mirada.

-¿Pasa algo?

-Me gustaría estar sólo.

-Esta bien. ¡Nos vemos!

Me dió dos palmaditas en la cabeza y después se fue... caminando.

Eso fue extraño.

Caí en la cuenta de que era casi noche y no tenía a donde ir. No tenía mas remedio. Me puse en pie y lo seguí.

-¡Hey! eh...

-¿Umm? ¿pasa algo?

-Bueno... no tengo a dónde ir... ¿sabes de algún lugar?

-Tengo entendido que en la parte trasera de tu tienda se encontraba tu apartamento.

-¿Qué?

-Me lo dijeron. Sí eso es todo entonces nos vemos.

Volvió a darme dos palmaditas en la cabeza (esta vez despeinandome un poco) y se fue corriendo. ¿Que demonios le pasaba?

Caí en la cuenta de que me había agachado.