Andrés
Entro a la cafetería mirando mis pies, no sé qué es lo que acaba de pasar y por lo que logro entender ahora tengo un "amo". No sé quién se cree para venir a tratarme como perro, yo sé muy bien que me puedo defender.... es solo que él es muy grande.
—¡Andrés!—al escuchar mi nombre alzo la mirada y me encentro con Jake y sus ojos llenos de preocupación—¿Qué te hizo?, ¿Te golpeo?, ¿Te amenazo?, yo lo mato—dijo tan rápido que lo único que pude hacer es soltar una risita
—No me hizo nada, solo me dijo que no me juntara con sus chicas es todo— Mentí, aunque hubiera algo de verdad en eso, no quería preocuparle.
—Bien—suspira, lo miro detenidamente y me doy cuenta que él es guapo-Si puedo decir que un hombre es guapo, y no miento- Sus ojos avellana, su cabello castaño claro, sus labios gruesos y su contextura fuerte. Definitivamente sería un chico playboy si le propusiera.
— Deja de mirarme de esa manera—dice y yo salgo de mis pensamientos
— Lo siento—digo y le sonrió
—Bien mocoso, quiero presentarte a alguien—dice y sacude su mano en dirección hacia una pelinegra, ella se acerca rápido
—Hey, soy Ann—dice y me da un abrazo, miro a Jake sorprendido y él se encoje de hombros—¿Cómo estas, amigo uke?
—¿Uke?
—Déjalo es él muy inocente— dice Jake y le da una zape, ella lo mira de mala forma pero no le dice palabra alguna. Vuelve su mirada hacia mi y me extiende un pedazo de torta de chocolate
— ¿Quieres?
—Sí—digo animado y le rapo el postre y lo devoro en segundos—Gracias
— De nada— Me lanza una sonrisa y mira a Jake— ¿Puedo mostrarle la escuela?
— Como gustes pero iré con ustedes
Ann me da un tour por todos lados mientras me cuenta como es su vida. Ella llego acá por decisión propia, quería alejarse de su cuidad y de todo. Jake por otro lado vino acá porque era su única opción, no le importaba ya que no veía a sus padres por el trabajo y acepto dejando todo atrás.
—Ese es un árbol—dice Ann, se nota que no tiene más que decir, es de esas chicas que hablan hasta por los codos o simplemente quería mantener la conversación entre los tres.
—¿Ya? —dice Jake por sexta vez, se cansó hace como quince minutos y se queja a cada rato, giro la mirada hacia él y este está mirando el piso con fastidio
—Bien, pero yo quiero helado—dice Ann y me abraza, otra cosa de ella es que es muy cariñosa— Uke, ¿Quieres uno?
—¿Que es uke?—cambio el tema y ella ríe
—Es mejor que lo sepas cuando él te lo demuestre—dice y señala a Jake antes de salir corriendo.
—¿Me puedes decir?—Cuestiono mirando a Jake, ambos caminábamos en dirección a una heladería
—No—dice seco, fruzo el ceño al ver como su mirada esta perdida— Es mejor esperar
— Bien
El grito de Ann hace que ambos giremos la mirada hacia la chica pelinegra que esta saltando al lado de muchos paquetes de helado. No puedo evitar reir al ver como sacude al repartido insistiendo que se apure.
—Veo que ya tomaste confianza—asiento y siento como el hambre que tenía ahora se pasa a un dolor en mi abdomen bajo
— ¿Dónde está el baño?—digo apenas llegamos a donde Ann
—Por allá—dice Ann y señala un edifico, sonrió y les encargo uno de chocolate con chispas antes de entrar al edificio. Por el pasillo se encuentran más que solo puertas muchos letreros de clubes
· Club de lectura
· Club de boxeo
· Club de ajedrez
Miles de puertas hasta que llego a mi destino, el baño. Mi vejiga se libera y el dolor que sentía desapareció. Me miro al espejo y veo que he cambiado, no le tomaba mucha importancia, pero ahora que me veo estoy orgulloso. Mi cuerpo ahora está más formado, pero no dejo de ser chiquito a comparación con la persona que estaba detrás mía.
—Demonios—digo en susurro cuando me percato de quien es
—Veo que la mascota me salió vanidosa—suelta una risita y se pasa una mano por el cabello despeinándolo más.
—No soy tu mascota—digo con un poco de coraje, sus ojos se conectan con los míos, llenos de rabia, creo que no debí haber dicho eso
—¿Te pedí que hablaras?—Niego con la cabeza—¿Entonces por que lo hiciste?
—L-lo siento—Hablo en voz baja, con su mano me da una palmada en la espalda en un intento fallido por reconfortarme
—Primer error, no quiero más—dice y se lava la cara y la nuca, me muevo para salir de acá pero su brazo me detiene
—Deja...—me callo cuando veo sus ojos negros.
—Bien, calladito—dice y camina hacia la puerta—Esta noche, tú y yo afuera del edifico a las diez—La puerta se cierra su espalda dejándome una vez más completamente solo.
Y de nuevo ¿Qué acabo de pasar?, ¿Por qué me quiere a mí?, ¿soy tan gallina?, o como dirían los demás, ¿inocente?
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Mi inocencia es tuya
RandomLas miradas lo dicen todo, y con tal solo el contacto de ambos se decían hasta lo que no estaba escrito. El oji-verde tenia miedo, mostraba una debilidad excitante y encantadora mientras que el de ojos grises mostraba fuerza, determinación y ausenci...