23. Buscando tus recuerdos

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Andrés

Ha pasado una semana desde que me dieron de alta. Todos han estado actuando extraño. Cuando hablaron con el doctor parecían molestos, lo único que escuche es que era ilógico, no entendía a lo que se referían y por ello decidí callar. Al parecer las clases ya habían empezado, desde las 7:45 am hasta 2: 45 pm. Cinco horas de estudio, me parece bien. Estoy en mi cuarta clase, en cinco minutos podemos salir al receso. El estómago me gruñe y todo por culpa de Jake y Alejandro.

El timbre suena y todos comienzan a salir despavoridos. Guardo mis cosas y me levanto con mochila en mano. Me despido del profesor y me dirijo a la entrada. Antes de salir una mano toca mi hombro, es Drew. Oh no ¿Qué hice ahora?

-Se te quedo esto- su tono de molestia lo tiene hace mucho, desde el día en que hablamos en el hospital, no sé por qué es y no quiero preguntar. Tomo el libro y le agradezco silenciosamente. Hace un gesto de desilusión y me aparta bruscamente para salir. ¿Qué tendrá?

Entro a la cafetería y busco con la mirada a Ann, está sentada en una mesa aparte hablando con ¿Drew? Sigo derecho y cojo una bandeja donde dejo una dona con azúcar en polvo y un refresco de cola. Miro de nuevo a la mesa y Drew parece triste. Me acerco a la mesa con pasos lentos y pongo la bandeja llamando su atención.

-Ho~Hola-digo y bajo la cabeza

-Yo me largo- sisea Drew y se va de nuestro lado. Ann suspira y me mira con la misma cara con la que todos me han mirado.

-¿Pasa algo?- cuestiono y me siento en la silla que está al frente. Ella niega y me mira directamente- ¿Qué?

-¿Uke-chan?- pregunta con voz aguda, como si estuviera a punto de romper a llorar

-¿Qué?, ¿De que hablas?- contesto divertido. Ella niega y baja la cabeza.

-Yo me tengo que ir, nos vemos-se retira rápido dejándome aturdido. Le restó importancia y sigo comiendo solo hasta que el sonido de mi celular me interrumpe. Un mensaje de texto:

A nadie le ha gustado lo que paso, están tristes. Pero alégrate a mí sí me encanto

¿Quién será?, ¿Quién será?. Debe ser una persona que me conoce bien...No, nadie sabe de mí, soy un bicho raro. Debe ser una broma, si eso es. Tratando de confundirme. Bufo y me levanto de la mesa dejando la bandeja vacía, tomo mi refresco y salgo de la cafetería. No tengo clase estas dos últimas horas, asi que podría hacer algo productivo.

Entrenamiento y ultimas inscripciones al equipo de fútbol. Hoy después de las 11:30 en el polideportivo.

Bien poder hacer algo. Salgo del edificio y me guió por los letreros hasta que llego a la entrada del gran polideportivo. Una puerta transparente que conduce al pasillo. En ella están dos habitaciones, una del equipo y una de las porristas. Al final otra puerta transparente, separa el gran terreno de pasto sintético. Salgo por ella y paso por la primera grada que se me hace muy familiar, nunca he estado aquí así que no entiendo él porque de esa sensación.

Me siento en un extremo de las gradas, en la parte más alta. Casi no hay gente, están solo las porristas y el equipo de fútbol en medio de la cancha, una que otra persona. Saco mis audífonos y me los coloco reproduciendo la música que hay en mi celular. Los minutos pasan y el entrenamiento comienza, todos comienzan a correr por la cancha mientras que las porristas bailan...¿a eso se le llama bailar? Más bien es algo excéntrico para chicas como ellas. Aparto la mirada y al hacerlo me encuentro con una figura algo extraña, esta está debajo de un árbol, mirando fijamente el partido con pose de desinterés. La mirada del sujeto se conecta con la mía lo cual me hace pasar un escalofrió. De inmediato comienza a caminar, sin saber porque o como bajo las gradas y salgo corriendo en busca del sujeto. Lo conozco y sé muy bien de quien se trata, esa mirada fría y retadora que hace que tu cuerpo tiemble la conozco bien, desde el primer día se quedó grabada en mi memoria.

Mi inocencia es tuyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora