Andrés
La irá invadía mi cuerpo, me sienta inútil, despreciable, un simple juguete del que todos abusaban. Estoy consciente de que soy un niñato pero nunca aprendí a ser algo más o eso pretendo.
—¿Quieres ser mi amigo?—su voz era débil. Cada vez sin menos energía y eso me desesperaba.
—Ya lo somos—dije y el sonrió—Ahora abre—Me obedeció y con delicadeza deje la gratificante pero asquerosa comida que con esfuerzo conseguí.
—Prometo sacarte de aquí
—No—susurre y el bajo la cabeza— Tu saldrás de aquí
La fuerza que alguna vez tuve, la valentía y el deseo por sobrevivir que alguna vez invadió este cuerpo desaparecieron solo cuando se fue. Solo con él podía ser el guerrero que ahora busco ser. Dicen que busque felicidad en la ingenuidad de una vida amarga, marginada y estúpida. Lo creí por un tiempo pero en realidad solo la perdí porque se la llevó consigo.
Dolía mucho. No se por qué opte por creerle a un sujeto el cual me desprecia, no soy nada para él, nunca lo seré solo busca distracción. Tan solo debo terminar lo que empecé y dejarlo, solo eso me une a Drew. Cuando todo ya está volveré a ser el marginado y el seguirá siendo el mujeriego que es.
— ¡Ninja!— al escuchar su voz mi cuerpo se congela a medio camino. No había podido ni llegar al siguiente piso. ¿Qué hacia acá?, no puede ser que él sepa donde duermo, nunca se lo mostré o algo por el estilo. ¿Se habrá dado cuenta de lo que paso con Drew? Peor aun. ¿Drew se habar dado cuenta de él?
— ¿Qué haces acá?— digo y giro mi cuerpo con la cabeza gacha
— Tan solo venía a buscarte para ir por algo de tomar
— No gracias— digo seco y alzo la mirada. En su rostro hay una sonrisa egocéntrica y malévola. Mi cuerpo tiembla, retrocedo pero un grave error hace que termine rodando por las escaleras y lo último que veo es su sonrisa malévola.
Drew
No es posible, no puede estar acá. ¡Está muerto!. Uno no sobrevive en un accidente aéreo. No porque me alegre escucharlo sino porque mi cuerpo tiembla, me quiere matar, me matara y ese siempre fue su destino o lo que él se propuso.Sacudo la cabeza y lo que escucho es silencio, suspiro. Debió ser mi imaginación, si en verdad estuviera vivo yo no tendría ni dos segundos para contarla.
Me adentro en el cuarto y me asqueo de la escena. Todo alborotado, mi cama deshecha y el incesante olor a sexo fresco. Amaba ese olor, me hacia sentir satisfecho pero ahora solo asquea invadía mi ser. Me acerco a la venta y la abro dejando que el frío se apoderara de la habitación. Mi cuerpo reacciona así que saco una sudadera y me la coloco para luego comenzar a organizar el desorden. Ni mas de cinco minutos han pasado y un estruendoso sonido me alerta. Salgo despavorido por el terror ya que me cogió desprevenido, busco el sonido y lo que encuentro es la silueta de un sujeto alto, vestido con ropa negra que le da un toque siniestro. Su cuerpo mira hacia las escaleras.
Me acerco a él con lentitud, con temor al sentir su aura tan oscura. Al llegar a su lado el suspira y me da una palmada en la espalda para que siga avanzando. La escalera se divide en dos secciones, en una parte es lisa para poder descansar o algo por el estilo. Al llegar a esa parte giro mi cabeza para ver al sujeto pero este ya no estaba, fue como si se lo hubiera tragado la tierra. Ni lo escuche alejarse o algo. Miro hacia el siguiente piso.
— ¡Andrés!— grito y me lanzo hacia el cuerpo inconsciente de Andrés. Su cuerpo esta boca abajo, sus ojos cerrados y sus extremidades ubicadas de tal manera que de tan escalofrió. De su cabeza, casi en su frente, sale sangre descontroladamente— ¡Ayuda!— grito desesperado al verlo quieto. Sin más siento como la calidez de las lágrimas acarician mis mejillas.
Lloro, lloro con temor, con rabia y con impotencia. Lagrimas saladas que escapan de mí ser. Sangro dolor. Las lágrimas son la sangre más pura del cuerpo, la sangre del alma. Y yo dejo que mi alma llore como nunca lo hizo.
***
No sentía nada, nada en mi pecho, mi mente estaba en blanco al igual que aquella sala donde me encontraba. Soledad era mi acompañante y desespero mi consuelo.
Llegamos hace una hora, los paramédicos lo auxiliaron de inmediato dejándome a mí con un dolor en el pecho y solo, en la gran y perturbarte sala de espera. Nadie venia, no tenía ni fuerzas para llamar a Jake o a su amiga loca. No sabía si tenía familiares, nada de nada sabía sobre el pobre chico rubio que seguía en el área que decía emergencia.
— ¡Señor cálmese!— la voz seca de una enfermera hace que suba la mirada. Ella junto con un hombre de más de cuarenta años, su cabello es color ceniza, sus ojos oscuros y su cuerpo es regordete.
— ¡Es mi hijo!, ¿Dónde está?, ¿Quién lo trajo?— dijo desesperado. La enfermera asustada grita a los de seguridad que sacan al sujeto a rastras. Bajo la mirada y juego con mis manos.
— ¿Familiares del señor Barrera?— la voz del doctor me alerta. Me levanto y me mira de pies a cabeza— ¿No llamo a nadie?
— No conozco a nadie— miento. El asiente y mira su tableta
— Esta estable no fue tan grave, perdió una cantidad de sangre mínima
— ¿Puedo verlo?— cuestiono y el asiente señalándome donde está.¿Que debería decirle?. Ya en la puerta en la puerta suspiro, tomo el pomo de la puerta y lo giro...
Continuara.
Malditos capítulos tan cortos. Hasta yo misma me genero intriga.
En verdad se nota la diferencia, este texto es un básico a los otros trabajos que he realizado...Pero nada ¡Me encanta esto! y se que a ustedes también
Los amo
V.D
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Mi inocencia es tuya
RandomLas miradas lo dicen todo, y con tal solo el contacto de ambos se decían hasta lo que no estaba escrito. El oji-verde tenia miedo, mostraba una debilidad excitante y encantadora mientras que el de ojos grises mostraba fuerza, determinación y ausenci...