Capitulo 6

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 Jake

¡Ese maldito de Drew!, ¿Qué carajos hacia ahí?, ¿Cómo es que se aventó así en ese instante?, aparte de que ya me caía mal ahora ya lo odio, me interrumpe en ese momento en el que iba a probar los labios del mocoso, no sé qué sienta por él, pero sí quiero que sea mío.

Estaba molesto, no podía ocultarlo, me enojaba más el hecho de que hablaran con normalidad después de rodar colina abajo, simplemente se olvido de mi y me remplazo por el maldito egocentrico de Drew. La rabia me invadió y lo único que hice fue salir del lugar y comenzar a caminar sin rumbo fijo. Maldecía por no haberle hecho caso a Ann, sabia perfectamente que si desaprovechaba esa oportunidad lo perdería pero simplemente quise esperar para no incomodarlo, y ahora estoy caminando solo.Todo mi mundo esta nublado y no coordinaba mis movimientos, estaba tan ido que no note que me choque con un sujeto rubio, lo note cuando dejo de gritarme y toco mi hombro. 

— ¿Estas bien?—dijo y en ese momento desperté, asentí y me agaché a recogerle lo que le tumba— No parece, ¿Por qué estas triste?—Me sorprendi

—Yo no estoy triste—digo con ferocidad, el ríe y toma sus cosas antes de articular una palabra

—Se te nota, tu mirada y tu actitud— me cruzo de brazos—¿Quieres ir por algo de tomar?—dice y lo miro con desconfianza—¡Vamos!, de alguna forma tendrás que conseguir que te perdone—sonríe, sin más que decir comienzo a caminar a donde señalo. No sé a dónde vamos, pero cuando entra en una cafetería lo sigo y nos sentamos antes de que llegue una rubia a pedir el pedido.

—Capuchino—decimos a unísono y el chico me sonríe, agacho la mirada avergonzado ya que cuando sus ojos me alcanzaron pude ver la mezcla de colores. Unos ojos azules electrizados que combinaban con su cabello, su sonrisa que dejaba ver lo despreocupado que era y sin mencionar que era del tipo de chico que se podría llamar guapo.

—¿Alguna chica te hizo sufrir?—dice y yo levanto mi mirada, niego y el ladea la cabeza—¿Entonces?

—Primero dime tu nombre—digo y pongo mis manos sobre la mesa

— A sí, Alejandro Castellanos—dice y me extiende la mano para estrecharla suavemente.

—Jake Robinson

—¿Quién trae así? —dice y yo rio—Si no es chica es...

 —Soy gay—digo y espero la peor reaccione su parte, pero lo que consigo es que una sonrisa y una mirada de amistad, me sorprendo y no hago nada para ocultarlo.

—¿Pensabas que iba a desplantarte o a tratarte de otra forma?— yo asiento—Seria mentir, porque yo también soy gay—dice y yo ensancho mis ojos.Llega nuestro pedido y le sonrió a la muchacha en signo de gracias antes de volver mi mirada a Alejandro. —Desde que tengo memoria me han gustado los hombres, se las preguntas que tienes y te las responderé solo debes decirme ¿quién es ese chico?

—Llego hace dos días a mi escuela, es mi compañero de cuarto—digo y rasco mi nuca con desconfianza— Hoy había una feria y pues lo invite, cuando estaban en los fuegos artificiales le iba a besar, pero...

—Pero dijo que no era gay, te entiendo—dice y yo niego

—Llego otro tipo y lo tiro colina abajo

—Bien, bien, me perdí—dice y mueve sus manos con gracia. Este chico me genera una gran confianza. Seguimos así durante toda la noche, hasta que nos dijeron que teníamos que desalojar, ya conocía más del chico a quien le tumbe los libros, tiene 17, estaba en la universidad y que vivía solo desde los 15, sus padres no lo aceptaron como el esperaba y pues se escapó.

—¿Alguien más sabe que te gustan los chicos?—dice y pateo una piedra del camino

—Solo mi amiga Ann—digo y el asiente—Creo que perderé toda esperanza con ese chico

—¡Claro que no!—dice y me detiene— ¡Haz el intento!, y si alguna vez quieres volver a tumbarme los libros, llame— me da un papelito antes de que se marche. Sonrió y sigo mi camino directo al internado, se supone que no debemos salir así que estaré en grabes problemas. Apretujo el pequeño papel que me dio el oji-azul y sonrió

Cuando llegue a mi cuarto vi que Andrés no estaba, así que podría ahorran la discusión sobre el casi beso, Pero, ¿dónde estaba?, ¿estaría con Drew? O ¿No querría verme? .Me tumbo en la cama y acomodo mis ideas con respecto a Andrés, no aguanto y tomo mi teléfono. Macro y al tercer tono me contestan con pesadez

—Puedes venir—digo cuando contestan, asiente y me cuelga. Cuando llega Ann con cara de pocos amigos se adentra y me empieza a hacer miles de preguntas de Andrés, no le digo nada en cambio le cuento todo de Alejandro, de cómo es, su forma de ser, sus ojos, eso ojos que mostraban más de lo que expresaba. Ella no dejaba de dar saltitos y cuando le dije que me dio su número se tapó la cara con mi almohada y ahogo un grito, cuando se la quieto pude notar un leve rojizo desde su nariz

—¿Estas sangrando?

—¿Qué?—dice y toca su nariz—Oh hace mucho que no me pasaba— sonríe— ¿Así que Alejandro?—mueve las cejas de arriba abajo y yo solo sonrío con nervios, antes de que conteste se escucha un golpe en el pasillo y un grito:

—¡No eres quien para mandarme!

—¡Madura!—dice otro grito y luego se abre la puerta dejando ver a un Andrés, sudado y con cortes en su cara

— ¿¡Qué!?—dice y sigue directo al baño, mira su cara y luego sale diciendo maldiciones en voz baja, lo único que alcanzo a escuchar él es nombre menos deseado y hay mi instinto se activa. Las va a pagar

Mi inocencia es tuyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora