Capitulo 20

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Cuando la enferma dice que puedo irme no dudo ni un segundo en ir a buscar a Drew, todos se molestan al ver a donde voy pero los ignoro y sigo corriendo. Mi cuerpo tiembla, no sé lo que paso, lo único que recuerdo es el mensaje. No se cómo termine en la enfermería, solo sé que estaba con Drew pero ahora ¿Dónde está? Desapareció así sin más, nadie sabe de él, ni siquiera Ann. Tengo miedo de que esa persona que me sigue le hubiera hecho daño.

Cuando llego a su piso,corro hasta divisar la mitad del pasillo. Pero me detengo cuando a pocos pasos la puerta se abre con lentitud. Mi corazón se acelera y siento como mi frágil cuerpo pierde fuerza. De la habitación que conozco de pies a cabeza sale una rubia: Amber, esa rubia. Sale con una sonrisa, con una manta en su cuerpo y su cabello alborotado.

Me escondo detrás de una biga y observo como la rubia sale con normalidad. Como que si lo que vio o lo que disfruto haya dentro no le hubiera dejado una gratificante felicidad. Me muerdo el labio, y siento como un nudo se me forma en mi garganta.

No esto no es así. ¡Soy tan idiota!

Drew

Amber abre la puerta y sale con normalidad mientras que yo me coloco los bóxer junto con un pantalón negro ajustado para acompañarla a la única entrada y la única salida que ahí. Me asomo por la puerta y la veo como se pone su short.

—Deberíamos vernos más seguido—dice y se coloca su camiseta fingiendo que nada paso. La sonrisa en su rostro es amplia, pero para mí no fue nada.

—Eso lo veremos Amber,ahora largo si no quieres que te manden de nuevo a detención—digo frió y ella asiente feliz para irse dando saltitos. La veo desaparecer y suelto un largo suspiro. Me dejo recostar contra el marco de la puerta.—¿Cómo pude hacerlo?—me digo a mí mismo. 

No lo tenía planeado, no lo quería hacer. Un impulso de rabia me invadió y lo único que encontré para desquitarme fue ella. Ya no es lo mismo, ya no me da ninguna satisfacción, un pasatiempo que con el tiempo forma problemas. Tenía que desahogarme, verlo en una camilla me dejo en shock. Me sentía molesto conmigo mismo por haberlo dejado así, no sabía lo que le pasaba y sé que por mi actitud no iba a contarme, no confía en mí.

Él no sabe nada de lo que hago cuando desaparezco. Mi tiempo libre me la paso buscando la respuesta a sus palabras. "él volvió", ¿Quién es él?. La vez que ese hombre vino pude verlo más vulnerable de lo que es, podría ser él el que volvió, le temía, no lo quería pero por ese temor lo seguía. 

En simples días él se convirtió en alguien importante para mí. Adoraba verlo temer de mí, ¿Por qué?, porque todos me temen, todos me respetan y por ello se aleja. Pero él no se fue, aun con el temor en sus ojos se quedó a mi lado para buscar su lado fuerte. Y no importa lo que pase yo estaré ahí para verlo crecer.

—Drew—la voz cortada de mi mascota me alcanza. Me giro y lo puedo ver con ojos llorosos salir de su escondite. Su cuerpo tiembla pero no por miedo sino por rabia.

Oh no, vio todo el espectáculo.

— Andrés yo te lo puedo explicar 

¿Por qué le daba explicaciones?. Fue porque  en uno de nuestros tantos entrenamientos le prometí que cambiaría. No pude resistirme al ver su cara, me lo pedía con tanta inocencia como que si yo no fuera el tipo que fingía ser malo. Como si fuera lo único que tiene, lo único que tendrá.

— No me expliques nada— dice y baja la mirada— Solo venía a saber si estabas bien, pero por lo visto estas mejor que nunca

— Andrés yo lo siento. Yo no quería

— ¡Cállate!— grita con tanto odio que me hace retroceder los pasos que avance para poder apreciarlo mejor— ¡Deja esto así!, ¡No hay que explicar nada!, ¡No soy nadie para que vengas a pedir clemencia de tus actos!

— Andrés— murmuro sorprendido pero él no me escucha. Su cuerpo muestra rabia, sus ojos son llorosos pero reprime las lágrimas que no se si son de rabia o de desilusión. Dios que sea la primera.

— ¡Esto nunca paso!, ¡Si quieres seguir así hazlo!, ¡No soy nadie!— grita pero al decir eso baja la mirada— Nadie

— No, Andrés

— Seguiremos con nuestras vidas, entrenaremos como si nada. Después de todo tu y to no  somos nada—No dice nada más y se gira ignorando mis llamados, quiero seguirlo pero se que no es la manera, esta molesto y no puedo ir a enojarme con él. Alguno de los dos tiene que estar bien.

Sentía una opresión en el pecho ante sus palabras. ¿No somos nada?, entonces ¿todo este tiempo forjamos una amistad que es mentira?

 ¡No!, nunca fuimos nada.

 Una relación entre amo y mascota. No pretendía nada con él y nunca va ser así. Solo quiero que sea fuerte por razones desconocidas...Y como él dijo, todo seguirá normal, el con su vida y yo con la mía.

Me doy vuelta para adentrarme en la habitación pero una voz me interrumpe, una melodiosa voz que hace que mis recuerdos vuelven en par para llevarme a un profundo poso.

¡Papá!,mira lo que hizo— gritoó desesperado al ver al sujeto que más aprecio romper uno de mis juguetes con tanto odio. Lloro y lloro porque a esta edad es lo único que se hacer.

¿Qué pasa acá?dice mi padre y el niño suelta el carro con nervios al ver el gran sujeto.

¡Papá!lloro y me aferro a su piernaÉl me odia

  — ¡Si! ¡Yo te odio! ¡Mucho!  

¡Basta!-grita mi padreTe vas a tu cuarto, esto tiene que parar. Más de siete años en esto, no pude seguir así

—¡No es mi culpa!, Fue la de él por haber llegado a esta casadice molesto y sale corriendo dejándome con un nudo en la garganta.

Es imposible, no puede ser verdad. Él no puede estar aquí, no puede...¡Esta muerto!

  — Pobre chico, en verdad te quiere...  




Mi inocencia es tuyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora